015 (2)

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Sus palabras cayeron como piedras en mi pecho aún si estas no tuvieron un fundamento total o alguna base que dictara a qué tipo de favor se refería. Pero fue mi mente la intrusa, que comenzó a idear de manera rápida las millones de alternativas y sinónimos que tenía y conllevaba la palabra "favor." Sin embargo, siendo una de las más probables (y problemáticas a la vez) caí en una opción específica, que fue confirmada con pesadumbre cuando los labios de Yoongi volvieron a abrirse para volver a hablar a consecuencia de cómo, seguramente, mi rostro se había vuelto pálido.

Aunque su explicación de gratificante no tuvo ni un ápice.

- Quiero que trabajes para mí -como un murmullo que se escuchó asemejado a un silbido lejano, volvió a echarse hacia atrás en la silla y, cuando mi mente empezó a formular (otra vez) pensamientos sarcásticos que, sabía, no podrían salir de mi boca, dado a que era obvio que ya trabajaba para él, consiguió hacerme tragar mis mundanas burlas y apretar mis labios cuando, con un tono que me hizo sentir como si estuviera leyéndome agregó:-. Exclusivamente.

Nada sinónimo de bueno cabía en mi mente, una nube de pensamientos sospechosos y nerviosos a causa de su oración comenzaba a des-programar mi cabeza a tal punto que no me dejó pensar en mi reacción y cuál sería la manera correcta para responderle, dejándome en un shock penoso que ocasionó mi balbuceo.

El término que usó consiguió llevarme a pensar lo más impuro que mi mente me dejó e hizo que, cuando sus cejas se levantaron en un gesto que no pude leer realmente, mis mejillas comenzaran a tornarse de un color carmesí y aunque no me estaba viendo a mí misma (ni a él) era bastante notable el hecho de que comenzaba a ponerme nerviosa en sobremanera: ¿Qué se suponía que debía decir?

Min Yoongi era mi jefe. Las órdenes que debía recibir de él sin reprochar eran lo que me hacía una empleada y me llevaba a tener que aceptarlas, aunque éstas no fuera por mí bien ni para mí beneficio (a medias).

Pero justo ahora, no sabía qué mierda decir.

- Estás pensando las cosas de más -en efecto, como si él pudiera leerme o como si estuviera acostumbrado a esto, habló con un dejo de abulia que me hizo fruncir el ceño así como decidí volver a mirarlo a causa de su frase-. ¿Me dejas explicarte, Byeol?

La pregunta me pareció, como menos, estúpida, dado el hecho de que (creía yo) mi cambio de cara y la manera en que me encontraba jugando con mis dedos en mi regazo, eran señales que ameritaban una explicación, de todos modos, mantuve esos pensamientos para mí misma a mi conveniencia y sólo asentí suavemente.

- Tengo una deuda con un viejo amigo -comenzó y me pareció un inicio bastante normal en el ámbito que nos encontrábamos por más que a él se le haya notado un poco nervioso el hablar-. En situaciones como estas el dinero lo resolvería todo, sin embargo, he sido embaucado no hace tanto por la misma persona y sigue insistiendo en que debo pagarle antes de que se termine el año... pero, ¿qué tengo yo, señorita Kang?

Elevó sus cejas hacia mí como si quisiera asegurarse de que estuviera entendiendo, y aunque me costaba mantenerle por mucho tiempo la mirada, me atreví a entreabrir los labios para pedirle el permiso de formular una de las preguntas que rondaban por mi cabeza, a lo que él respondió con un leve asentimiento.

- ¿El señor Kim no puede ayudarle-?

En mi genuino intento de buscar una solución, una pequeña risa que se asimiló más a un bufido salió de los labios del rubio, haciéndome detener mis palabras y desviar la mirada en una vergüenza más que obvia. ¿Quién era yo para opinar de aquella manera?

Pero también, ¿qué diablos tenía que ver conmigo estando aquí?

- No porque todas las manzanas crezcan del mismo árbol significa que tengan el mismo sabor.

NAKED | JEON JEONG GUKWhere stories live. Discover now