Creo que hago llorar a dos chicos grandes

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Bob Stars, mortal.

Mami y Papi dicen que ya no quieren estar juntos...

Mami y Papi son dos mentirosos que mienten mucho. Dicen que todavía se quieren mucho y que también me quieren mucho a mí, pero que ya no pueden estar juntos, que tienen que conocer nuevas personas. Mienten, porque si se quisieran mucho seguirían juntos y si me quisieran mucho entonces les alcanzaría con nosotros tres y no querrían conocer a nuevas personas.

No quiero que Papi tenga a otra Mami. ¿Por qué no le gusta la que tenemos? Es muy inteligente, tanto que conoce todas las historias de dragones del mundo y cada noche, antes de irme a dormir, me cuenta una. También hace el mejor pastel de chocolate con arándanos, y cuando termina de cocinarlo me deja lamer la cuchara. Y es muy graciosa, dice unos chistes diveridísimos que siempre me dejan con un pequeño dolor en la barriga.

Tampoco quiero que Mami tenga a otro Papi. ¿Por qué a ella ya no le gusta el que tenemos? Yo sé que no va a encontrar a otro Papi que toque la guitarra y que cante como el mío, él estaba en una banda cuando era más joven. Ni va a encontrar a un Papi que me lleve en sus hombros cuando estoy muy cansado. O que, cuando la maestra me felicite por mis calificaciones, me compre un helado de tres bochas y después me lleve al cine y compremos un montón de palomitas y dulces.

Si Mami y Papi ya no están juntos, ya no vamos a ver los tres juntos las caricaturas de los domingos, ni vamos a ir al parque y jugar al soccer, ni van a abrazarme cuando tenga una pesadilla.

Bueno, si Mami y Papi no quieren estar juntos, yo no quiero estar con ellos. Voy a buscar unos nuevos Papi y Mami, unos que siempre siempre vayan a estar juntos.

Me fui de casa sin que Ex-Mami y Ex-Papi se den cuenta, y corrí al parque al que solíamos ir juntos. Ya era de noche, pero yo no le tengo miedo a la oscuridad, soy un niño muy valiente. Cuando llegué me dio un poco de frío pero no me quejé, y es que no podía guardar un abrigo en mi mochila cuando la preparé, mi tepescopio ocupaba mucho espacio.

Por un momento pensé que estaba solo, o casi solo, las estrellas me hacían compañía. Siempre me gustaron las estrellas, eran muy brillantes y me divertía muchísimo encontrando las imágenes que formaban en el cielo.

Constestaciones...

Así es como las había llamado Ex-Mami cuando se las señalé, ella me dijo que narraban historias y también me contó cada una de ellas cuando nos acostábamos en el patio trasero para observarlas en las noches de verano.

Al final descubrí que no estaba solo. Me dí cuanta de eso cuando oí una risa muy bonita y muy ruidosa. Al parecer la risa era de una chica rubia, y el que la causó fue un chico pelinegro.

Estaban jugando...

Mi prima me había dicho una vez, cuando la invité a jugar conmigo, que los chicos grandes no hacían esas cosas, así que me pareció un poco extraño que ellos sí lo estén haciendo, tal vez Joanne estaba equivocada, no me sorprendería, es algo estúpida (no le digan a Ex-Mami que dije eso, me castigaría). Estaban en los columpios, para mi asombro el chico estaba parado en uno de ellos, me sentí un poco celoso, la última vez que intenté eso caí y me raspé el codo, tal vez podía pedirle al chico que me enseñe. La chica, en cambio, estaba sentada y lo miraba divertida, ella tenía un gran libro en su regazo, ¡era el libro más grande que había visto en mi vida! ¡Debía tener unas mil páginas llenas de palabras! Me preguntaba si tenía dibujos. Era obvio que se querían, se miraban con el mismo cariño con el que antes se miraban mis Ex-Papis, eso era bueno (no lo de que Ex-Mami y Ex-Papi ya no se quieren, sino lo otro), tal vez podía irme con ellos.

— ¡Vamos, listilla no seas amargada! ¡Inténtalo! —oí decir al chico mientras me acercaba.

—No soy amargada, sesos de algas. Pero no voy a tratar de pararme sobre un columpio con estos zapatos, podría arruinarlos.

Percabeth entre mortalesWhere stories live. Discover now