TREINTA Y DOS

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Esa mañana desperte de la misma forma que lo habia echo los últimos dos dias. Con una terrible jaqueca.

Llevaba ya cuatro dias en Nueva York y habia faltado a la escuela el resto de la semana. Mi hermana habia logrado llamar al director y crear una excusa, haciendose pasar por mi madre para conseguir un permiso por todo este tiempo que e estado con mi familia.

Era Domingo y no se sentía como Domingo; solo era otro dia más, con jaqueca y las asquerosas ganas de vomitar lo poco que habia comido estos ultimos dos dias.

Aúnque mi estado físico a mejorado, despúes de aquella experíencia con mis hermanos viendome vaciar todos mis fluidos en mi habiatación, mi apariencia no habia mejorado tanto. Estaba mas palida de lo normal y tenia ojeras muy pronunciadas en mi rostro, esto gracias a mis pocas horas de sueño diarias. La fiebre se había ido hace mucho y el sudor exagerado tambien; las manos ya no me temblában violentamente y mi mandibula había vuelto a la normalidad. Lo único que había permanecído, eran las terribles nauseas y la perdida del apetito.

Estaba conciente que este no era mi mejor estado, pero tampóco el peor. Se suponía que mañana tendría que estar de vuelta en Miami para volver a clases pero honestamente, regresar a ese Estado, y especificamente, a esa Escuela, era lo último que quería en este momento.

Tanto el vómito como la jaqueca eran causadas por la falta de costumbre de mi cuerpo respecto a las drogas, pero el insomnio, eso era totalmente causado por la presencia de cierta chica de ojos marrón que aún no lograba sacar de mi cabeza.

En todo momento, ella estaba presente; y cuando intentaba dormir, solo volvían a mi cabeza aquellas palabras en el pátio de la Escuela.

Aún dolía como el primer dia, y aún me costaba creer que ella en verdad había acabado con todo.

Pase mis manos por mi cara, frotanto mis ojos intentando alejar esos pensamiento que me atormentaban tan temprano.

Resoplé con agotamiento sobre mi cama, pero sin ningún animo de volver a intentar dormir, pues sabía que no lo consiguiría sin tener que estar despierta de nuevo en el lapso de una hora.

Decidí levantarme y dirigirme al baño para tomar una ducha, e intentar relajarme, pero rapidamente me encontré corriendo a toda prisa para llegar a tiempo al inodoro cuando sentí aquellas nauseas de nuevo.

---Mierda--- me quejé junta al inodoro luego de haber expulsado lo que aún no comia--- cuanto tiempo mas durara esto?--- pregunté para mi misma, harta de esta cituación tan desagradable.

Haciendo una nota mental sobre jamas volver a ingerir drogas, me levante del piso y me meti en la ducha para estar ahí un largo tiempo y tratar de alejar toda la mierda que me estába rodeando.

***

---Bueno, parece que alguíen no durmió tan bien esta noche--- mi hermano dijo cuando me vió entrar a la cocína.

El estaba en la isleta del centro de la habitación, al parecer, terninando de tomar su desayuno, mientras yo apenas entraba por la puerta que llevaba desde el pasillo príncipal hasta la cocina.

---Buenos dias a tí tambien, Chris--- contesté sin muchos animos

---No parecen buenos para ti--- el ya no bromeaba, sino mas bien parecía preocupado por mi.

---Solo necesito algo de comer, es todo--- le contesté mientras abría el enorme refrigerador cromado

---Tu apetito mejoró?--- se volteó en mi dirección

Désde que había estado mal hace dos dias, mis hermanos habían sido muy atentos conmigo, se habían preocupado por mantenerme en mejores condiciónes y me habían cubrido con mis padres diciendoles que mi estado se deberia talvez por algo que comí en el restaurante, la noche del cumpleaños de mi padre.

Encuentro Inesperado (E1) --CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora