Capítulo 12

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Lauren supo en que momento exacto se despertó Camila.
La respiración de ella cambio de ritmo. Y al darse cuenta de donde estaba, su cuerpo se puso tenso. Abrió los ojos con algo parecido al horror.

-Se fue- comento Lauren, negándose a disculparse, a retirarse ni hacer ningún esfuerzo por desenredar las extremidades de ambas. Seguramente se arrepentiria más tarde, pero por el momento no. Y por el momento pensaba quedarse donde estaba.

-¿Gunnar? - Camila se movía ya, ponía espacio entre ellas.

Lauren no la detuvo. La dejo ir como si no le importara nada.

-¿Que hora es?- pregunto Camila. Se sentó en la cama y se paso los dedos por el pelo.

-Poco antes de las 8- Lauren señaló con la barbilla el reloj que había en la cómoda.

Camila lo miro como si la hubiera decepcionado.

-Yo tenia que despertarme durante la noche.

-Estabas cansada. Y debías de estar cómoda- insinuó Lauren.

Camila la miro de hito en hito. Sacudió la cabeza, como si intentara encontrar sentido a lo que había ocurrido. Se encogió de hombros y se cruzó de brazos. Gunnar llego y empujo a Lauren con el morro. Lauren lo rasco detrás de las orejas como hacia todas las mañanas.

-Gracias por marcharte anoche- le dijo al perro-. Muy agradecida- añadido, como si Gunnar lo hubiera hecho a drede.

Y probablemente era así, pues una vez que Lauren estuvo segura de que Camila se había dormido, se dedico a darle solecito al perro en la pata.
A Gunnar no le gustaba que le tocaran las patas, así que acabo por levantarse y tumbarte en la alfombra al lado de la cama. Luego, a menos que las costumbres de Camila hubieran cambiado, solo era cuestión de esperar.

Lauren había esperado.

Estaba acostumbrada a esperar. Con Camila tenia la sensación de haber esperado eternamente. De hecho, estaba tan cansada que se quedo dormida esperando.
Pero despertó en algún momento de la noche y descubrió que Camila estaba acurrucado contra ella. Se volvió instintivamente hacia ella. Y comal ella seguía dormida, le acarició el pelo, le beso la barbilla e incluso se permitió un beso lento en la frente.
¿Por qué no? La autoconservacion no era tan importante como se decía. Pero ahora se sentía frustrada pensando que más cosas le habria gustado hacer con ella. Salio de la cama y cruzo la habitación a la pata coja para buscar ropa interior limpia.
Vestirse fue una batalla. Pasar la camisa por la cabeza no fue fácil porque le dolía el hombro; pero la cabeza ya no parecía un yunque al que le dieran martillazos continuos y los moratones no estaban peor.

Aun así, cuando se abrochaba el pantalón, la cabeza le daba vueltas y, cuando entro en el baño a cepillarse,  acabo agarrandose a la encimera para no caer.
Abrió el grifo de agua caliente y empezó a enjuagarse.

-¿Que haces?- pregunto Camila a sus espaldas.

Lauren la miro en el espejo ya se había vestido.
Lauren acerco el cepillo a su cara.

-Adivina.

Camila apretó los labios como si pensara que Lauren hacia aquello para provocarla.

-Ten cuidado, no te caigas- se volvió hacia la cama-. Cuando termines, tendrás que volver a tumbarte.

A juzgar por el modo en que volvía el yunque al interior de su cabeza, Lauren no dudaba de que Camila tenia razón. Pero no le importaba.

-Tengo una clase anclas 11- dijo.

Camila se volvió y sus miradas se encontraron de nuevo en el espejo.

-¿Clase? No digas tonterías. Tienes que volver a la cama, no ir a clases.

Lauren sigo con su tarea sin contestar. Sus dedos no estaban muy firmes. La cabeza le daba vueltas y quería desesperadamente terminar y sentarse, pero no podía descansar con Camila mirándola. En vez de eso, apoyo su peso en el lavabo.

-¿Se va a parar el mundo porque no des tu clase?

-Es mi trabajo.

-Ah, si. Deber. Responsabilidad- Camila sintió el edredón en la cama. Sus ojos lanzaba chispas.

Lauren intento mantenerse ergida.

-¿Tu no crees eso?- pregunto.

-Pues claro que creo en eso. Pero también creo en la cordura y el sentido común. ¿Tu no?

Lauren empezó a apretar los dientes, pero eso había que le soliera la cabeza.

-Solo voy a dar una clase, no voy a conducir ganado, subir escaleras ni taladrar suelos.

-¿Y crees que es tan importante que vayas?- Camila la miro a los ojos.

-No seria el fin del mundo que no fuera, pero puedo ir y debería hacerlo. Es cuestión de dar ejemplo- explico Lauren.

Camila apretó los labios. Suspiro.

-Muy bien. Si no sales de aquí como un payaso antes de que sea hora de salir, tomaremos un taxi.

Lauren se detuvo con el maquillaje.

-¿Como que tomaremos?

-Si tu vas, yo voy contigo. Es mi trabajo.

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Camila no sabia nada del trabajo de Lauren.

Sabia que era profesora de física en la Universidad de Columbia. Su hermana le había dicho que había tenido muchas ofertas, pero había aceptado aquella dos años atrás, cuando termino su trabajo en Suecia.

-Supongo que tenia razón para volver a Nueva York- había dicho Taylor.

Pero a Camila no se le ocurrió ninguna aparte de que sus padres y su hermana estaban cerca. Desde luego, ella no lo estaba. Al terminar su matrimonio se había marchado de NY y Lauren no enseñaba física cuando estaban casadas.
Hacia algo relacionado con la física, pero ella no sabia que. Lauren no se lo había dicho.

Ari siempre había dicho que Lauren era muy inteligente. Camila sabia que tenia un doctorado y su familia decía que estaba muy solicitada. En la época de su matrimonio, Michael, el padre de Lauren, le había dicho que tenia una oferta en una universidad de Suecia y esperaba aceptarla unos meses después de la boda.

Camila había preguntado a Lauren, pero esta se había limitado a decir que no era nada importante.
Para ella si era importante. Y si Lauren se hubiera tomado en serio su matrimonio, habría compartido aquello con ella. Después de todo, era algo relacionado con su futuro.
Pero Lauren había esquivado sus preguntas, no solo sobre aquella oferta, sino también sobre lo que hacía, con lo cual Camila había acabado por sentirse mal preguntando, como si se entrometiera donde no tenia derecho a entrar.

Pero ese día iría a clase con ella, le gustara o no.

Dudas del pasado (Camren g!p )Where stories live. Discover now