Capítulo 26| Tártaro

1.6K 146 4
                                    

A I L E E N⚡️⚡️⚡️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A I L E E N
⚡️⚡️⚡️

Oscuridad me rodeaba, no podía ver más allá de mi nariz y caminando con miedo de caerme avance, no sabía donde me encontraba ni tampoco recordaba porque me encontraba allí. Las voces de mis primos y mis amigos se escuchaban como ecos lejanos, pero la voz que más me desconcertó escuchar fue la de Damián, sonaba triste, roto y melancólico. Hubiera creído que estaba muerta, pero es imposible, siendo una diosa no estaba muerta solo en estado de sueño profundo. ¿Me estaría volviendo loca? Una corriente eléctrica recorrió mi mano que estaba fría. Alguien me había tomado la mano. Esa voz otra vez rogando e implorando que regrese. El prometió aparecer si yo volvía a sus brazos.

Una luz comenzó a verse quebrantando el velo oscuro de aquel sitio y una gran puerta apareció a escasos metros delante de mí. Camine con cautela hasta aquella puerta enorme de madera, con dudas acerque mi mano apoyándola sobre la superficie oscura y esta se abrió. Una luz me cejo, tarde unos minutos en acostumbrarme al exceso de luz y contemple un enorme y hermoso jardín. Árboles gigantes, flores de muchos colores con aromas exquisitos estaban a mi paso, estaba maravillada por tanta belleza, pero al poner un paso dentro una voz en mi interior me dijeron que no lo hiciera. Gire para regresar a la oscuridad, pero una voz profunda y áspera me detuvo.

—¿Quién osa adentrarse a mis dominios? —aquella voz quebrantó el silencio mágico en aquel jardín, al girarme nuevamente vi a un enorme gigante, un titán con una corona de oro sobre su cabeza y una hoz en su mano, el dios del tiempo estaba frente a mí.

—Aileen, Aileen Ray —pronunció con firmeza.

—Hija de Zeus, ¿entonces tú eres mi nieta? —preguntó con tranquilidad mi abuelo, había escuchado tantas historias malas de él por parte de mi padre que no sabía si escapar o quedarme a escucharlo.

—Sí, pero no soy tu única nieta, tienes más. Somos una enorme familia y algo confusa de analizar — comenté mirando al gigante delante de mí. Jamás había visto de tan cerca a uno de los titanes.

—Tienes los mismos ojos de tu padre —se echó a reír. Se agachó a mi altura para luego decir algo —Yo sé cómo sacarte de aquí, ¿si quieres pequeña? —su mano la puso enfrente de mí. Era enorme, me subí a su mano y él me comenzó a elevar hasta que me dejó enfrente a una puerta.

—¿Si abro esa puerta volveré a casa? —pregunte con algo de dudas, mire la puerta para saber si de verdad abriendo esa puerta regresaría al mudo real. ¿Y si era una trampa?

—Tranquila princesa no es una trampa si la abres y te vas volverás a despertar —respondió con calma mi abuelo, me gire a verlo por un segundo viendo en sus ojos azules tranquilidad.

—¿Por qué me ayudas si odias a mi papá? —interrogue con dudas, mi padre siempre me contó historias malas acerca de mi abuelo y mis tíos solo confirmaban sus palabras.

La hija de Zeus y Hera [1.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora