16: Invitación

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—¡Harry! ¡Laila! ¿Funcionó?
Nick Casi Decapitado salió de un aula deslizándose. Tras él, pude ver los restos de un armario grande, de color negro y dorado, que parecía haber caído de una gran altura.
—Convencí a Peeves para que lo estrellara justo encima de la conserjería de Filch —dijo Nick emocionado—; pensé que eso le podría distraer.
—¿Ha sido usted? —dijo Harry, agradecido—. Claro que funcionó, ni siquiera nos van a castigar.
—¡Gracias, Nick!—dije
Fuimos andando juntos por el corredor. Nick Casi Decapitado, según notó Harry, sostenía aún la carta con la negativa de sir Patrick.
—Me gustaría poder hacer algo para ayudarle en el asunto del club —dijo Harry.
Nick Casi Decapitado se detuvo sobre sus huellas, y Harry pasó a través de él. Lamentó haberlo hecho; fue como pasar por debajo de una ducha de agua fría.
—Pero hay algo que podríais hacer por mí —dijo Nick emocionado—. Harry, Laila ¿sería mucho pedir...? No, no vais a querer...
—¿Qué es? —preguntó Harry.
—Bueno, el próximo día de Todos los Santos se cumplen quinientos años de mi muerte —dijo Nick Casi Decapitado, irguiéndose y poniendo aspecto de importancia.
—¡Ah! —exclamó Harry,que me miró a mi, no sabía si alegrarse o entristecerse—. ¡Bueno!
—Voy a dar una fiesta en una de las mazmorras mas amplias. Vendrán amigos míos de todas partes del país. Para mí sería un gran honor que vosotros pudierais asistir. Naturalmente, el señor Weasley y la señorita Granger también están invitados. Pero me imagino que preferiréis ir a la fiesta del colegio. —dijo mirándonos con inquietud.
—No —dijo Harry enseguida, al ver la mirada del fantasma y como yo comenzaba a sonreír ¿estar invitados a una fiesta de fantasmas? Asombroso—, iremos...
—¡Mi estimado muchacho y Laila! ¡Harry Potter y Laila Scamander en mi cumpleaños de muerte! Y.. —dudó, emocionado—. ¿Tal vez podríais mencionarle a sir Patrick lo horrible y espantoso que os resulto?
—Por supuesto —contestó Harry.
—Usted es increíblemente horripilante—afirmé.
Nick Casi Decapitado nos dirigió una sonrisa.

🐍

—¿Un cumpleaños de muerte? —dijo Hermione entusiasmada, cuando Harry se hubo cambiado de ropa y reunido con ella y Ron en la sala común—. Estoy segura de que hay muy poca gente que pueda presumir de haber estado en una fiesta como ésta. ¡Será fascinante!
—¿Para qué quiere uno celebrar el día en que ha muerto? —dijo Ron, que iba por la mitad de su deberes de Pociones y estaba de mal humor—. Me suena a aburrimiento mortal.
—Será divertido-insistí.
La lluvia seguía azotando las ventanas, que se veían oscuras, aunque dentro todo parecía brillante y alegre. La luz de la chimenea iluminaba las mullidas butacas en que los estudiantes se sentaban a leer, a hablar, a hacer los deberes o, en el caso de Fred y George Weasley, a intentar averiguar qué es lo que sucede si se le da de comer a una salamandra una bengala del doctor Filibuster. Fred había «rescatado» aquel lagarto de color naranja, espíritu del fuego, de una clase de Cuidado de Criaturas Mágicas y ahora ardía lentamente sobre una mesa, rodeado de un corro de curiosos.
Harry estaba a punto de comentar a Ron y Hermione el caso de Filch y el curso Embrujorrápid, cuando de pronto la salamandra pasó por el aire zumbando, arrojando chispas y produciendo estallidos mientras daba vueltas por la sala. La imagen de Percy riñendo a Fred y George hasta enronquecer, la espectacular exhibición de chispas de color naranja que salían de la boca de la salamandra, con acompañamiento de explosiones, hicieron que olvidara por completo a Filch y el curso Embrujorrápid. Levante rápidamente mi varita y la salamandra dejo de escupir chispas haciendo que todos se quejaran, mientras lleve la salamandra flotando hasta mi mano y vi con enojo a los gemelos.
—¡Fred y George Weasley!-grite.
Pude ver como el color de la cara de los gemelos se iba y estaban más blancos que el papel, poco les había importado el regalo de Percy, pero oh, el mío...
—¿Que les he dicho siempre?-chille mientras guardaba la salamandra en mi nolsilllo.
—Con animales no-dijeron a la vez.
—Exacto, con animales no, pueden hasta hacerlo con todo Slytherin escupiendo chispas pero no con esta inocente salamandra. ¿Me entendieron? No más con animales.
—Lo prometemos, rubia—dijo George poniéndose una mano en el corazón como Fred.
—Juramos a nuestra pequeña, rubia e increíble amiga Laila Elizabeth Scamander jamás volver a utilizar a un animal.
Sabia que eso era mentira, no tenía que leerles la mente para saber que lo volverían a hacer.

🐍

Cuando llegó Halloween, Harry ya estaba arrepentido de haberse comprometido a ir a la fiesta de cumpleaños de muerte. Pero le dije que habíamos hecho un compromiso y teníamos que ir. El resto del colegio estaba preparando la fiesta de Halloween; habían decorado el Gran Comedor con los murciélagos vivos de costumbre; las enormes calabazas de Hagrid habían sido convertidas en lámparas tan grandes que tres hombres habrían podido sentarse dentro, y corrían rumores de que Dumbledore había contratado una compañía de esqueletos bailarines para el espectáculo.
—Lo prometido es deuda —recordó Hermione a Harry en tono autoritario— . Y tú le prometiste ir a su fiesta de cumpleaños de muerte.
—Hermione, tiene razón.-agregué.
Así que a las siete en punto, Harry, Ron, Hermione y yo atravesamos el Gran Comedor, que estaba lleno a rebosar y donde brillaban tentadoramente los platos dorados y las velas, nos dirigimos hacia las mazmorras.
También estaba iluminado con hileras de velas el pasadizo que conducía a la fiesta de Nick Casi Decapitado, aunque el efecto que producían no era alegre en absoluto, porque eran velas largas y delgadas, de color negro azabache como el pelo de Harry, con una llama azul brillante que arrojaba una luz oscura y fantasmal incluso al iluminar las caras de los vivos. La temperatura descendía a cada paso que daban. Al tiempo que se ajustaba la túnica, pude sentir como si mil uñas arañasen una pizarra.
—¿A esto le llaman música? —se quejó Ron. Al doblar una esquina del pasadizo, nos encontramos a Nick Casi Decapitado ante una puerta con colgaduras negras.
—Queridos amigos —dijo con profunda tristeza—, bienvenidos, bienvenidos... Os agradezco que hayáis venido...
Hizo una floritura con su sombrero de plumas y una reverencia señalando hacia el interior.
Abrí la boca en una gran O. La mazmorra estaba llena de cientos de personas transparentes, de color blanco perla. La mayoría se movían sin ánimo por una sala de baile abarrotada, bailando el vals al horrible y trémulo son de las treinta sierras de una orquesta instalada sobre un escenario vestido de tela negra. Del techo colgaba una lámpara que daba una luz azul medianoche. Al respirar les salía humo de la boca; aquello era como estar en un frigorífico.
—¿Damos una vuelta? —propuso Harry, con la intención de calentarse los pies.
—Cuidado no vayas a atravesar a nadie —advirtió Ron, algo nervioso, mientras empezábamos a bordear la sala de baile. Pasamos por delante de un grupo de monjas fúnebres, de una figura harapienta que arrastraba cadenas y del Fraile Gordo, el alegre fantasma de Hufflepuff que hablaba con un caballero que tenía clavada una flecha en la frente.También estaba el barón sanguinario que todos evitaban.
—Oh, no —dijo Hermione, parándose de repente—. Volvamos, volvamos, no quiero hablar con Myrtle la Llorona.
—¿Myrtle?-dije alerta. Por favor Myrtle no, Myrtle no.
—¿Con quién? —preguntó Harry, retrocediendo rápidamente.
—Oh no, no te alarmes, Myrtle no es peligrosa pero...
—Ronda siempre los lavabos de chicas del segundo piso —dijo Hermione.
—¿Los lavabos?
—Sí. No los hemos podido utilizar en todo el curso porque siempre le dan tales llantinas que lo deja todo inundado. De todas maneras, nunca entro en ellos si puedo evitarlo, es horroroso ir al servicio mientras la oyes llorar.—dije pensando las mieles de creces que entre al baño solo para mojarme mis zapatos.
—¡Mira, comida! —dijo Ron.
—¡No!-trate de detenerlo, pero ya estaba yendo hacia la mesa-¡Ron! ¡Espera!

EL COLEGIO ME ESTÁ VIOLANDO Y EL TRIMESTRE ME ESTÁ GOLPEANDO EN LA TRIPA.

Laila Scamander y El Heredero de SlytherinWhere stories live. Discover now