Capítulo 2

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12 de enero del 2016, en algún país del sur de América.

—¿Terminaste de leer la creepypasta de invocación a Slenderman? —quien habla es Gabriel, un chico temerario y bastante freak de 16 años.

—Claro que sí —respondió Emilce, la mejor amiga de aquel sujeto, quien era todo lo contrario a este.

Ambos estaban en conversación telefónica, mientras Gabriel culminaba una partida en LoL y Emilce acababa de pintarse las uñas.

—¿Y qué te pareció la historia?

—Muy buena, pero no me dio miedo, ni un poco —respondió Emilce con ganas de presumir.

—Pff, seguro lo leíste a mediodía y de remate con las luces prendidas —se burló Gabriel, apenas terminó la oración porque no aguantó la risa de su propio chiste.

—¿Por quién me tomas? Pesado. Pero sabes, creo que me empiezan a gustar las historias de terror, osea, no me gusta leer mucho sabes, pero esto me atrae...

—¡Fantástico! —exclamó Gabriel alejándose victorioso del escritorio tras haber ganado la partida.

—Quiero leer más, quiero ver más... ¿Cuando vienes a casa a mostrarme otra de tus tantas películas de terror?

—¿Ah? Pues cuando quieras... Tengo 37 gb de películas en mi compu, las paso al pendrive y te la llevo.

—Me parece bien, mi madre dice que el viernes estará libre, puedes venir y te quedas a dormir.

—Ya, ya... Pero películas de terror... No me convence ¿Recuerdas nuestro reto no?

La razón por la cual Gabriel estaba enseñándole películas e historias de miedo a Emilce era porque desde niña la había molestado con que era una miedosa. Hace pocas semanas, la noche de Navidad, Gabriel se quedó a dormir en casa de Emilce, y para desgracia de esta, sus amplios temores quedaron evidenciados en un episodio un tanto traumático.

Pasadas las 2 am, Emilce, su madre, su hermano pequeño y Gabriel acababan de cenar. Emilce insistía con abrir los regalos ya, porque técnicamente ya era 25 de diciembre. A lo cual su madre se negaba, no se abrirán regalos hasta el amanecer, luego de dormir y despertar obviamente.

A Gabriel le tocó dormir en la sala como de costumbre cuando se quedaba a dormir en casa de la familia Flores. Emilce en su habitación con su hermano pequeño, y su madre tenía su propia habitación aparte.

Emilce era bastante caprichosa, poco paciente y un tanto desobediente. Las ansias aquella noche estaban a tope ya que esperaba con muchas ganas que su madre le haya comprado el set de maquillaje profesional que le había pedido noches antes. Antes de dormir había observado bajo el árbol de Navidad las 4 cajas de regalo, una era verde con cinta roja, rectangular y de tamaño mediano... Seguro era algún camioncito de juguete para su hermano menor.

La otra era delgada, púrpura de cinta blanca y pequeña, probablemente sea un juego de PS3 nuevo para Gabriel, quien no hace falta mencionarlo, pero era el consentido de su madre, casi como un hijo más en la casa.

La tercera caja aún más pequeña era cuadrada color dorado adornado con cinta blanca, era el regalo de mamá, un anillo de plata costoso que colaboraron para comprar entre Emilce y Gabriel.

Y por último, la caja celeste de cinta amarilla, rectangular y bastante grande... Si, no cabe duda que es un set de maquillaje profesional completo de esos que vienen con bases de 80 tonos, 50 brochas, espejo amplio y toda clase de herramienta.

La tentación es grande y Emilce es débil de corazón, no pasaron más de 30 minutos de dar vueltas incómoda en la cama hasta que se levantó y se decidió a ir y abrir esa caja, daba igual la molestia de su madre. Prefería pedir perdón antes que pedir permiso, aunque este ya le había sido negado.

HelenaWhere stories live. Discover now