Capítulo 5

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El rumor de que la casa abandonada estaba "embrujada" surgió ya hace más de 30 años, cuando todo el vecindario se enteró que la familia que allí habitaba decidió huir días después de haber encontrado a su hija muerta en su habitación. Se había suicidado cortándose el cuello con un trozo de cristal, no sin antes haberse hecho múltiples lesiones graves en todo el cuerpo.

Eran una familia adinerada, ella era hija única. La casa era grande y ostentosa.

La familia huyó tan solo días después de aquel trágico suceso, aterrorizados, dejando todas sus cosas intactas en la casa. Con el tiempo, como es de esperarse, los objetos de valor fueron saqueados por vándalos y solo quedaron muebles vacíos.

...

Emilce se hallaba totalmente absorta revisando aquella habitación, había un estante repleto de muñecas y osos de peluche desgastados, un escritorio aún con unos cuadernos, y una mochila vieja colgada de la silla. La cama desordenada, sucia, y al acercarse podía notar que despedía un ligero olor metálico desagradable.

Sacudió el polvo de la silla para sentarse un momento y observar bajo la luz de la linterna de su celular uno de esos cuadernos. Al tomarlo y abrirlo, una hoja suelta cayó al suelo. A diferencia de la escritura juvenil del resto del cuaderno, este tenía una caligrafía más madura. Emilce la recogió del suelo y comenzó a leer.

No entendía muy bien de qué trataba, era una mezcla de consejos e instrucciones, mencionaba mucho la fe y a Dios así que supuso que era algún texto religioso. Solo que una parte del texto parecía estar en otro idioma.

"Domine Deus forti, Mitte nuntius viderit. Si boni sumus, si non merentur, si fidem nostram pervenit, si requiratur, nos volentes te videre... Nos volo ut serve, tibi servi tui sumus ¡Galiel! Tolle uxorem meam, facere sanguinem meum, et vitae dare nobis..."

¿Qué demonios acababa de leer? Emilce no tenía idea, pero tampoco le dio miedo. En ese momento percibió un susurro desde la otra habitación, y un mensaje llegó a su celular.

  —"Emilce, donde estás? Encontraste algo?".

"Nada interesante, peluches, muñecos, cuadernos...".

"A ti te tocó el lado chido, por aquí solo hay camas sucias :(".

 —*mensaje de audio*

  —"Qué es? No escucho nada".

— *mensaje de audio*

"Que no escucho nadaaa".

"No eres tú?".

Qué cosa más rara está sucediendo, Emilce llamó, Gabriel contestó la llamada pero jamás emitió sonido. Sin embargo los susurros desde la habitación continuan.

  —"Me llamaste, pero no escuché nada".

"Gabriel, me hablaste durante la llamada?".

"Si, pero no te escuchaba".

"Yo tampoco te escuché, entonces no eres tú?".

"No soy yo el que qué?".

"El que habla, del otro lado".

"Al otro lado de qué?" .

  —"Ahora mismo estás hablando con alguien??".

"Claro que no, con quien hablaría?".

"No me asustes así, seguro eres tú... En serio no es gracioso, yo me voy" —escribió Emilce con los dedos temblorosos, envió, y comenzó a sentir nuevamente el terror que creyó haber superado.

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora