Capítulo 9

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20 de julio del 2017.

Camila es una joven estudiante de preparatoria, de atractivo promedio, perfil bajo y buenas calificaciones. Su tez morena clara y su cabello oscuro hacen perfecto juego con sus enormes ojos negros escondidos detrás de sus lentes; un rostro bastante cálido que irradia alegría y positivismo son parte de su encanto.

Ella era por naturaleza muy curiosa, desde pequeña no dejaba de preguntar a su padre todo aquello que descubría y no entendía. Desde preguntas tan básicas como: ¿Por qué el cielo es azul? Hasta preguntas tan difíciles que ponían en aprietos a su padre como: ¿Si Dios existe y es tan bueno por qué la gente sufre? Perseguía a los insectos sin miedo para ver qué hacían o adonde iban, abría los objetos para ver qué contenían dentro, no dejaba de preguntar como funcionaban los aviones, los televisores, los ventiladores...

Últimamente ha comenzado a sentir curiosidad por un chico llamado Raúl. Este chico no tenía amigos muy cercanos, tampoco era muy conversador ni amigable, pero no se veía malo. Tampoco se veía triste por ello, de hecho muy al contrario, parecía que hasta evitaba a las personas por gusto. Siempre salía temprano del colegio, apenas sonaba el timbre ya tenía su mochila cargada y era el primero en salir, apresurado e indetenible. Rechazaba invitaciones a fiestas y cumpleaños, faltaba a clases durante las actividades que él consideraba innecesarias, solo hacía trabajos en grupo si eran obligatorios pero callado y serio. A pesar de todo era un compañero amable, educado y respetuoso... No caía mal a nadie, no pertenecía a ningún grupo, no se sabía nada de él más allá de su nombre.

Muy interesante su caso, ella pasaba muchas clases observándolo, a veces Raúl se daba cuenta y bajaba la mirada tímido. De ello se dio cuenta César, un amigo de Camila.

—Así que te gusta el raro ¿Verdad?—interrumpió acercándose sinuosamente por detrás de su pupitre, estaban en hora de clases.

—¿Celoso? —soltó una risa burlona antes de continuar—. La verdad no me gusta, pero es raro.

—Demasiado raro.

—Siempre sale temprano de clases, antes que oscurezca... Parece que algo oculta, y sabes lo curiosa que soy.

—Si te fijas tiene esas cicatrices raras en su brazo, y a veces trae nuevas—agregó César en tono misterioso. 

—César...

—¿Sí?

—Deberíamos ser sus amigos. 

—Ay no molestes, es imposible ser su amigo.

—¿Y como lo sabes? ¿Acaso ya lo intentaste?

—Sí. 

—Oh —exclamó realmente sorprendida—, y... ¿Como fue?

—Nunca podíamos salir a ningún lado, no tenía permiso o no quería. No podía quedarse hasta tarde fuera de su casa porque decía que era peligroso, y volvía corriendo a su casa. Y no puedes hablar mucho con él, se queda sin palabras, suelta una risa nerviosa y luego... se va.

—Seguro es un poco tímido, vamos, hay que darle otra oportunidad... Me da pena que esté solo, voy a hablarle, saqué su número del grupo de whatsapp del colegio así que le escribiré esta noche.

—¿Y por qué no vas y le hablas ahora?

—Eso sería incómodo, vamos de a poco... De a poco —finalizó ella, momento en el cual sonó el timbre de salida y como de costumbre pudieron observar cómo Raúl ya tenía su mochila lista de antemano para salir.

...

"Oyeee, Raúl" —escribió Camila al fin luego de dar vueltas en la cama pensando con qué excusa escribirle. 

HelenaWhere stories live. Discover now