Capítulo 23

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Daniel quedó asombrado, eso sí que no se lo esperaba ¿En serio aquel hombre con el que había estado hablando era hermano de Helena? ¿Su cuñado?

—No te puedo creer —confesó incrédulo.

Su sorpresa se hizo aún mayor cuando haciendo un recuento mental rápido pudo apreciar que todo lo que Jeremías le había contado hasta el momento encajaba, las fechas, los motivos, los hechos, sus confesiones...

—Seguro, eres el primero en saber de esto en literalmente muchos años.

—¿Qué haremos para salvar a Helena? —preguntó sin perder más tiempo, debido a la emoción que le causaba el sentir que al fin su búsqueda cobraba sentido.

—Debo pensarlo, no sé —admitió un poco avergonzado Jeremías.

—¿No sabes? ¿Entonces para que le diste tu número a la señora Alpízar?  Quiero recuperar a mi novia, y... ¡Es tu hermana! ¿No vamos a hacer nada? —Daniel respondió alterado.

—¡Pero cálmate! Claro que vamos a hacer algo, pero hay que pensar muy bien qué hacer, esto no es un juego de niños ¿Entiendes?

—¿Podemos ir a la USC y sacarla?

—No, si vas pueden atraparte, lavarte el cerebro y hacer que te olvides de Helena.

—¿Entonces que podemos hacer?

—No sé como se manejan las cosas ahora, pero supongo que la mejor opción sería atraparla afuera... Para que tengas una idea, el local de la Universidad no es tan grande, está en la Capital, es solo un edificio de 4 o 5 pisos con patio interior, y un salón principal al frente, está en una zona comercial. Nada llamativo, y no tiene habitaciones para sus estudiantes, no hay un "campus" allí. El edificio de apartamentos donde se hospedan los estudiantes está ubicado 500 metros al sur, es discreto, nada grande, no necesita serlo ya que no cuentan con demasiados estudiantes...

—¿Atraparla? ¿A qué te refieres con ese término?

—Atraparla antes de que llegue a clases, en el camino... Y aunque no quiera volver obviamente, hay que secuestrarla —finalizó seriamente.

—¿Y tú qué vas a hacer? —cuestionó Daniel un tanto desconfiado.

—Yo te ayudaría pero estoy en Marruecos, muy lejos... Y no tengo tanto dinero como para ir y venir ahora mismo. Tampoco tiempo para que me crea que soy su hermano y que ese lugar es malo. Ve tú y adviértele de lo que le va a suceder para que huya. La USC la va a perseguir quizá pero si hay problemas yo la espero aquí en Marruecos —se excusó.

—Bueno, tienes razón. Pero yo ni siquiera tengo la dirección de la Universidad mucho menos de su edificio de apartamentos.

Daniel tomó asiento en el suelo de su habitación un poco decepcionado.

—Pues yo si recuerdo donde quedaba ese edificio donde nos hospedábamos en esa época, te puedo dar la dirección, y la verdad no sé si siguen hospedándose allí pero al menos es un comienzo para tu búsqueda —el hombre hizo una pausa tratando de hacer memoria.

—Bien, iré con una amiga de Helena, se llama Dayana, de seguro me ayudará...

—Tienes que hacerlo antes de que sea tarde.

—¿Cuando es tarde? ¿Antes que qué?

—Antes de la tercera semana, antes del bautizo, antes de que le laven el cerebro pues.

Daniel guardó un silencio repentino, se mordió los labios antes de confesarle que Helena ya llevaba casi tres meses allí. 

—¡¿Qué?! ¡Hubieras comenzado por allí, hombre! Ya es tarde —sentenció alterado.

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora