Capítulo 6

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"Yaa, me asusté".

"No te pasó nada?".

"Tuve que correr, esconderme... Gabriel, hay alguien dentro de esta casa, y no encuentro la salida! No debimos haber venido!".

"Tranquila, empiezo a creer lo mismo, pero segura que vas a poder salir?  Te sigo esperando o subo a buscarte?".

"No vengas, te vas a perder... Tengo miedo, y si morimos?".

"Emilce, no te pongas así! No vamos a morir! Qué fue lo que pasó que no respondías?  Donde estás ahora?".

"Estaba caminando por el pasillo más angosto, habían muchas puertas. No recuerdo haber pasado por ahí cuando entré... No sé dónde estoy! Y la perilla de la puerta se empezó a agitar... Y corrí, y grité. Ahora sí estoy perdida en serio, porque del miedo ni sé dónde o cómo llegué hasta aquí. Una sombra me perseguía, era todo muy raro. Por eso los audios... Aunque ya no los enviaré. No sirven. Creo que me estoy volviendo loca, las voces ya no salen del otro lado de las paredes... Ahora están en mi mente".

"Ay no jodas... Concéntrate, sé fuerte. No hay voces en ningún lado, ni sombras, todo es paz. Piensa en positivo, un lugar feliz :( Trata de ignorarlo todo, sí? Eso me ayuda cuando tengo miedo, pensar en otra cosa...".

La conversación se volvía intensa, Gabriel ya se estaba por acabar las uñas cuando notó que de nuevo Emilce se estaba tardando en responder. Insistió un par de mensajes más hasta que consiguió respuesta, aunque no era la respuesta que él esperaba...

Eran dos fotografías, muy oscuras en las cuales se podía observar una sombra blanca, una silueta humana pero totalmente desenfocada por el movimiento.

"Emilce, qué es eso? Qué carajos es esa sombra blanca?! Por Dios respóndeme algo!". 

"Yo no veo nada, pero la cámara sí. Yo solo siento una brisa fresca que pasa y pasa, me atraviesa... Los espíritus existen, y ahora qué hago? Estoy rezando y eso que nunca fui creyente"

"No sé... Emilce, en serio lo siento, no debí haberte traído... Perdón".

"No te pongas así, yo elegí este lugar, en todo caso es mi culpa... Encontré mi nombre en un cuaderno, y también en la pared, escrita con crayones. Tengo demasiado miedo, parece que ya me estaban esperando. Gabriel, qué harías en mi lugar?".

"Seguiría caminando, puede que no funcione, pero quedarme ahí  sentado... Eso seguro que no funciona! Así que... vas a seguir?".

Gabriel se sentía tan impotente en ese momento, por primera vez en su vida comenzó a sentir miedo real. Sus piernas temblaban y su transpiración se sentía áspera. Se puso a pensar en qué les diría a la mamá de Emilce,  y a sus propios padres, si es que algo malo pasaba allí ¿Por qué carajos escaparon a una casa abandonada en medio de la noche? ¿Qué esperaban conseguir? Esa casa que todo el mundo decía que estaba embrujada...

No podía más que pensar en todas aquellas películas de terror  que había visto en su vida, aquellas que trataban sobre casas encantadas. ¡En verdad existen! ¿Qué habían hecho sus protagonistas? Enfrentar sus miedos de frente y con valor... Pero eso parecía más una lección de vida que una opción práctica en una situación de peligro paranormal real. 

Por suerte estamos en pleno siglo XXI y todo lo que queramos saber está a un solo click de distancia, gracias a San Google. Mientras esperaba que Emilce responda se puso a buscar en Internet todo tipo de información sobre el tema... "Qué hacer si mi casa esta embrujada", "Como saber si un espíritu es bueno o malo", "Me perdí en una casa embrujada", "Como sobrevivir una noche en una casa embrujada", "Casas embrujadas experiencias reales", etc.

"Emilce tengo una idea!  Voy a gritar tu nombre y vas a seguir moviéndote en la casa hasta escucharme. Así te guías por mis gritos, está bien?".

"Perfecto, comienza, qué gritas? Hazlo más fuerte".

"Tu nombre, me escuchas? Solo sigue" —respondió Gabriel mientras a voz en cuello comenzó a gritar.

—¡Emilce! ¡Emilce! ¡EMILCEEEE! 

"Si... Creo que te escucho. Si! No dejes de gritar!".

"Sii, vamos a salir juntos! :'D Vamos a salir! Vamos, vamos!" —animaba Gabriel por mensajes.

"Solo no dejes de gritar, ya se va haciendo más claro... Esto es un laberinto! Hay más puertas de las que esperaba antes de entrar... Pero".

"Pero?? Yo no dejo de gritar, dale!".

"Ya voy... Debo probar distintos caminos para saber por donde te oyes más fuerte". 

 ¿Cómo fue que te perdiste en una casa? ¿Qué tan grande puede ser? Gabriel tiene mil preguntas en la cabeza que quiere hacérselas personalmente a Emilce apenas la vea. Y no puede evitar sentir deseos de subir a comprobar personalmente qué es lo que está pasando arriba. Aunque cree tener la respuesta...

Mientras leía resultados de Google se topó con uno que hablaba sobre espíritus cegadores, espíritus que en la antigüedad acechaban en los bosques a los cazadores y caminantes, los cegaban para que no vean el camino de regreso, los tenían cautivos dando vueltas en círculos hasta que se volvían locos y morían. ¿Podría haber uno de ellos en esta casa? Si es que sube ¿Podrá guiar a Emilce hasta la salida? ¿O caerá bajo los encantos de aquel espíritu y se perderá?

Mientras pensaba en todo esto se le ocurrió el nombre perfecto para un libro basado en su experiencia, se titularía "La casa sin fin". ¡Deben salir vivos para contar esta historia!

"Te oigo perfectamente! Estás del otro lado!" —respondió Emilce luego de un rato.

"En serio estás ahí? Bien! Vamos baja esas escaleras que estoy en la sala".

"Sii vamos a salir al fin!".

"Sii, libres al fin *-* Guardaremos las fotos para mostrarlo en todos lados. Las subiremos a las redes, escribiremos un libro, seremos famosos!" —escribía Gabriel super emocionado.

Pero Emilce no volvió a responder.

"Emilce, qué no estabas del otro lado?  Baja las escaleras ya! Oh... Ya sé, te estás ocultando para hacerla de emoción... Verdad?" —volvió a escribir Gabriel tratando de mantener la calma y el optimismo.

"A ver, tú subiste por aquí... Y no hay otra escalera en toda la casa, así que tienes que estar aquí arriba... Emilce, voy a subiiiir... Emilce, ni se te ocurra salirme de repente y asustarme porque en serio me cago".

Una vez que Gabriel subió las escalera solo pudo observar un pasillo estrecho totalmente oscuro y empolvado, pareciera que nunca nadie pasó por allí en meses... ¡Ni huellas! Apenas podía ver más allá de su mano porque la oscuridad era profunda y no se apreciaban ventanas, solo puertas a los costados...

"EMILCE RESPONDE! Todo iba tan bien! estabas siguiendo mi voz o no?" —escribió desesperado Gabriel.

No se podía explicar cómo Emilce, quien dijo que estaba siguiendo su voz y que la oía cada vez más cerca, no estuviera ahí arriba. Abrió las primeras dos puertas más cercanas a él y no halló nada más que cuartos vacíos, no se atrevió a dar un paso más, simplemente bajó las escaleras de nuevo asustado, y pensó: "Emilce ¿Donde estás? Dijiste que estabas siguiendo mi voz... Mi voz... ¿O no?".

HelenaWhere stories live. Discover now