Capítulo once: Los sueños son lo más bello que tenemos

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Bajo del auto de Josh y éste me sigue, hace poco que dejamos a Ashley en casa de Atenea para hacer la tarea y quedamos con Juno casi a la noche en casa de nuestra queridísima Harley Quinn.

Estuvimos buscando a Kendall y Jennifer por todo el colegio y parece que faltaron a la mayoría de las clases.

La verdad es que ya estoy empezando a preocupar más por Ashley, no quiero que le pase nada.

La tengo que cuidar como si fuera mi hermana.

Porque siento como si lo fuera, al igual que Josh, somos una diminuta familia que está en peligro de romperse.

—Oye, Batman, ¿Juno no te habló más sobre esto de los Arus? —Interroga el castaño mientras cierra la puerta del auto color plateado y me sigue hasta la puerta de la casa.

Pero ya mi mente está vagando por otro tema.

—Los quiero tanto —Suelto de la nada.

—¿Eh?

—Si algo le pasa a Ash estaré deprimido por meses, lo digo en serio.

—Yo igual, ¿Recuerdas cómo la conocimos? —Una sonrisa se pinta en su rostro y me siento al pie de la pequeña escalinata que hay frente a mi puerta.

—Tan bien como recuerdo como conocí a Ruff, santo Jesucristo, qué bochorno —Suelto una pequeña carcajada negando con la cabeza.

—Mala mi suerte por no estar ese día en tu casa, hubiera sido muy divertido ver tu cara cuando esa pequeña niña de cuatro de años besó a un Nath de la misma edad por accidente —El condenado ríe mientras se sienta junto a mí apoyando los codos en sus rodillas.

—Salió corriendo colina abajo y yo solo me tuve que ir a mi habitación.

—Si vivía en la parte baja de Shaftesbury no le quedaba de otra —Comenta.

—¿A Ashley fue porque se cayó de las escaleras, cierto? —Una sonrisa idiota se pinta en mi rostro al recordar ese día.

Al recordarlo todo.

El beso accidental de Ruff cuando teníamos cuatro porque sus padres habían venido a mi casa por el simple hecho de que mi mamá los invitó a cenar dado a que eran recién llegados en el pueblo.

La caída por las escaleras de Ashley cuando teníamos cuatro años.

A Joshua lo conozco desde que tengo memoria dado a que nuestros padres fueron compañeros de universidad, y casualmente se reencontraron al mudarse al mismo pueblo.

—No se cayó, unas mocosas la empujaron, si mal no recuerdo —Empieza—, bueno, fue desde los últimos cinco escalones y para su suerte no fue un daño mayor.

—Pero gracias a esas mocosas estúpidas conocimos a la que es nuestra hermana sin parentesco consanguíneo.

—Sí —Sonríe y logro notar la nostalgia en su mirada—, extraño a Ruff, de veras, y a Hayley... oye, a Hayley la conocimos gracias a ti.

—¿A mí? La que inició la apuesta fue Ashley, y la que impuso el castigo para el que perdía fue nuestra Supergirl —Por primera vez en días logro sonreír con sinceridad.

Ruff, Hayley y Ashley.

Ellas son las únicas chicas que logran sacarme una sonrisa sin siquiera estar frente a mí.

Quisiera volver a ver a Ruff bailar, escuchar las ideas de diseño de moda de Hayley.

Si mal no recuerdo, Ruff quería ser instructora de baile, pero también una bailarina de ballet profesional.

Te escribo desde mi tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora