Capítulo 6.

427 73 16
                                    

La he llamado siete veces y no me contesta, y ha pasado exactamente 10 minutos desde que llegué a este restaurante y el supuesto chico-perfecto no ha llegado. Siento que estoy siendo plantada y me parece una falta de respeto siendo que yo desde el principio no quería esto. ¡Hasta me dijo de último momento que me colocara un poco elegante!

—Escucha Barbara, después de esto te juro que no volveré a aceptar salir con otro chico por ti—digo al buzón de voz.

—No deberías culparla—escucho que alguien me dice, alzó la vista y me encuentro con un chico totalmente corriente, por este punto está bien—. ¿Puedo aún sentarme y no morir en el proceso?

Dejo el celular en la mesa y él se siente al frente mío, probablemente tengo cara de enojada pero ni modo, es su culpa, hasta ya me había propuesto ser buena está  vez. Y lo peor, es que estoy en uno de mis restaurantes favoritos, venden toda clase de pastas y al frente mío ahora está un chico trigueño, ojos cafés, cabello liso y negro, hasta ahí vamos normal, luego me fijo en su ropa y todo se fue de nuevo a la basura. ¡Tiene puesto un suéter que tiene un estampado de algún juego! no tengo nada en contra de los juegos, pero es una cita no un encuentro de frikis.

—Comencemos la cita—dice y asiente, ¿qué? ¿acaso estamos comenzando una partida de cualquier juego?—. Lo siento por llegar unos minutos tarde, mi hermano mayor no me dejaba de insistir en que lo ayudara a ganar una partida.

Debo tener una expresión rara porque él se ríe incómodo al no recibir ni siquiera una respuesta de mi en todo este tiempo. Intento sonreírle.

—No te preocupes.

—Así son los hermanos—comenta riéndose, todos cometemos ese error alguna vez, porque la mayoría o tu vida es de alguna manera no significa que absolutamente todas sean así.

—No, la verdad no logro entender completamente, mi hermana nunca vivió conmigo—digo, él asiente avergonzado, no entiendo, ¿estoy siendo mala?—. ¿Qué es eso lo que tienes en la camisa?

—League of legends—dice el nombre del juego y supone que yo debería saber de qué trata eso, espera una respuesta de mi parte pero sigo sin decir nada—. Es muy conocido, es divertido, se juega en computador, es de batallas. Alguna vez tuviste que jugarlo.

—No.

El se rasca la cabeza y no puedo evitar pensar en la posibilidad de que él tenga piojos.

—Dime algo, ¿qué haces aquí?—hablo de nuevo, él se queda en silencio—. ¿Afán de tener novia? ¿desamor? ¿un clavo saca otro clavo?

Lo miro fijamente.

—No sé porqué estoy aquí—admite—. Creo que porque tengo la esperanza de que esta vez salga bien, aunque no haya existido alguien antes demasiado importante como para…

Deja la palabra en el aire.

—Como para marcarte—la termino por el, él asiente y yo me siento mal.

—Deberíamos presentarnos—dice riéndose.

—Me llamo Ruth, soy diseñadora de moda y no sé qué más decirte.

—Soy Felipe y solo juego.

Lo miro confusa, ¿acaso eso es un trabajo? me hubiesen dicho eso antes y en vez de ser diseñadora de moda, ahora estaría jugando fornite—si, también tengo la fiebre de ese juego—.

—¿Cómo así?

—Aun no he terminado la carrera—explica—. Muy pronto seré un ingeniero de sistema.

Alza las cejas repetitivamente. Estoy con un completo friki.

—¿Ya van a pedir?—pregunta apareciendo de repente el mesero que es muy viejo y que debería estar con sus nietos.

—Pastas de la casa—pido yo.

—¿Me prestas la carta?—le pregunta Felipe al mesero, este se dispone a dársela pero lo detengo.

—¿Me permites recomendarte algo?—le pregunto a Felipe, él asiente y vuelvo a dirigirme hacía el mesero—. Lo mismo.

El señor se va y vuelvo a quedarme a solas con este friki.

—¿Haces algo más que jugar?

—La verdad no.

—¿Sales?—pregunto temiendo la respuesta.

—No—dice serio pero luego se ríe—. Obvio que si.

—¿A dónde?

—A participar en eventos, al cine, a la casa de mis padres, donde mis amigos—me cuenta, asiento—. ¿Y tú? cuéntame de tu trabajo.

—Pues diseño ropa, interiores, entre otras cosas.

—¿Cómo se llama tu local?

¿Local?

—Tengo mi propia empresa y mis locales están en ciudad como Barranquilla, Montería, Bogotá, Pereira, Manizales y aquí—le digo, él me mira asombrado—. Ruth M.

—Que genial, desde ahora compraré ahí—promete. Apenas nos estamos conociendo y ya prometiendo cosas, va tan mal.

—Aquí tienen—nos dice el mesero, por esto también me gusta este restaurante, todo lo hace rapido—. Pastas y pechuga bañada en salsa de chamel.

Se retira y los dos comenzamos a devorar nuestra comida. Es deliciosa. La mía demoro más en colocarmela en la mesa que ahí.

—No quiero más—dice Felipe, miro su plato y no hay nada ahí, ¿debo reírme? no sé pero le sonrio y parece satisfecho.

—Te gustó.

Un celular suena y espero que realmente no sea el de él porque daría pena, pero si es.

—¿Si?—dice el al contestarle a alguien—. Si, llegué un poco tarde pero estoy con ella.

Entonces es la estúpida que me hizo esto.

—¿Dónde? ¿la discote que queda cerca? está bien.

—No, no iré a ningún lado—digo enseguida que cuelga.

—Ella dijo que te dijera que allá está Javier con Carolina discutiendo—me informa.

Y ya tengo un plan.

Plan joderle la existencia a mi ex con Felipe.

-*-

¡Hola!
Lo siento por no actualizar, he estado demasiado ocupada.




Sin ellos.Where stories live. Discover now