Capítulo 14.

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Entrar a este lugar me coloca nostálgica, una vez estuve en la posición de ellas y aprendí mucho de eso.

—¡Hola a todos! —saludo tan fuerte como puedo, las treinta personas que están aquí se voltean a mirarme con expresión sorprendida—. ¡Traje comida!

El ruido que hacían las máquinas de coser se detiene y abre paso a muchas exclamaciones y yo estoy realmente feliz. Muchas me sonríen, algunas hasta chocan las manos conmigo y otras simplemente se acercan un poco con timidez.

—Ya la extrañabamos por aquí —expresa Bety, esta mujer ya tiene más de diez años trabajando conmigo y ya está un poco viejita—. Algunos decían que se le subió la fama a la cabeza pero yo como la conozco sabía que no era así.

—He estado ocupada con algunos asuntos—digo sonriendo a medio lado, paso mi brazo izquierdo por sus hombros y le doy un beso en la frente—. Deberías descansar.

—Nada de eso, aún sirvo —dice y nos reimos.

—Bety, te voy a decir algo —le susurro, ella asiente seria  y me lleva a su maquina de coser que queda en el centro de todas.

Me la quedo mirando en silencio, ya esta empezando a tener canas y su estatura pequeña no ayuda mucho.

—Mi niña, dime, ¿que sucede? —me insiste y con ver su rostro se nota que está preocupada.

—Voy a tener... —dejo la oracion en el aire e intento que me salga la palabra, frunzo el ceño al notar que se me dificulta mas de lo que creí.

—¿Tendrás, qué?

—Una cita —digo y al final me sala una mueca, ella primero coloca una expresion de sorpresa y luego sonríe.

—¿En serio, señorita?—pregunta aún si poder creerselo y eso me hace sentir un poco incomoda.

—Si, no me hagas bullyng.

—Nunca, en mis tiempos eso estaba muy mal visto.

Tambien en estos tiempos, quiero decir  pero mejor me quedo callada.

—Y quiero dejarlo con la boca abierta —explico, ella sonríe.

—Creí que este día se demoraría más en llegar —dice con cariño, tanto que me noquea—. Me gustaría vestirte.

—De eso te quiero hablar, necesito una ropa que impacte y ya tengo unas ideas y... —comienzo a decir pero niega—. ¿Qué?

—Te llevaré a una parte —dice muy decida, me agarra la mano y me lleva a la habitacion que hay en la esquina, abre y lo que observo me deja totalmente asombrada, el cuarto tiene muchos jean con diferentes estilos, blusas hermosas y vestidos largos y otros cortos y pegados.

—¿Que es esto? —pregunto un poco temerosa, de repente suena un chirrido y luego sale una chica muy joven, miro a Bety.

—Sabía que se te había olvidado —comenta un poco pensativa.

—Bety —digo tensa.

—Usted es Ruth —dice la chica, tiene un jean desgastado y una blusa que creo que antes era blanca, su tez es blanca y su carita refleja mucha ternura—. Yo...

—Deja que yo le expliqué, nena—la detiene Bety—. Todos estos años has venido muchas veces aquí a trabajar con nosotras, terminas cogiendo una hoja y creando ropas hermosas que lastimosamente se te olvidan aquí y yo las he guardado todas. Luego llegó mi nieta Ángela, encontró tus hojas y empezó a sacarlas del papel así que esto que ves son más de tus creaciones.

—Señorita,  a usted yo la adoro —dice Ángela y noto un brillo en sus ojos—. Toda es tan hermosa que no me pude aguantar.

¿Yo la hice? paso tan ocupada que se me habían olvidado.

—No sé que decir—digo un poco tímida—. Gracias a las dos pero debieron decirme.

—Lo sé pero no viniste en mucho tiempo—se excusa Bety, asiento,  estoy un poco incomoda.

—Solo lo hizo ella—comenta, vuelvo mi vista hacia Ángela.

—No recuerdo haberte contratado y yo normalmente recuerdo a todos los que contrato.

—Ella no trabaja aquí—explica luego de un rato, frunzo el ceño—. Vivía en Venezuela así que le dije a mi hijo que me la mandara ya que él no se quiere venir porque su esposa tiene a toda la familia así que...

—Entiendo—la detengo.

—Disculpe.

—No te preocupes, ¿cuántos años tiene?—pregunto mientras voy caminando para apreciar la ropa, me detengo al ver un jean azul oscuro con un poco de brillantinas y lo agarro.

—Tiene 17 años—escucho que dice Bety, me volteo enseguida y la miro estupefacta.

—Tiene mucho talento pero sabes que aquí no pueden trabajar hasta los dieciocho—explico y hago una mueca.

—Ella no está trabajando, me está acompañando—miente y me guiña un ojo, bien, ya sabe qué hacer si preguntan.

—¿Nadie más ha visto esto?—pregunto frunciendo el ceño de nuevo, ellas niegan—. Ya sabes cómo es la gente.

—Lo sé.

—¿Cuando cumple los dieciocho?

—En un mes—responde Ángela.

—Me recuerdas que desde esa semana estarás en mi oficina como aprendiz—decido, ella se muestra muy asombrada y termina llorando, Bety la abraza—. Necesito que esto esté en buenas manos hasta que decida que hacer, cuídalo por mí.

Encuentro una blusa de tiritas de color vino tinto en tela gamusa y también la agarro.

Salgo de ese cuarto pero antes le sonrío a Ángela, al estar afuera se escucha muchos murmullos y luego queda un silencio al verme pero dura muy poco porque de repente todas se me vienen encima.

—¿Es verdad que irás a una cita?—preguntan todos a la vez y quedó en shock, veo a Ximena y ella mira a otro lado. Este día será muy largo. No tanto como ayer con la dicho cena que fue totalmente incomoda porque Barbara y yo nos ignoramos completamente — y como suponen— no nos arreglamos.

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Ya sé, duré mucho tiempo sin publicar nada u no vine con el capítulo donde pasa la cita. Lo siento, tuve inconvenientes relacionados con mi vida en sí. Pero, ¡ya volví!

Por cierto, síganme en mi Instagram que voy a dar un pequeño adelanto del próximo capítulo 7w7 y tal vez el significado del nombre de mi cuenta.

Instagram: lnightmarem

Pregunta: ¿Qué piensan que sucederá en la dichosa cita?

Pd: El viernes actualizaré.

Los quiero.

Sin ellos.Where stories live. Discover now