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El pequeño castaño veía cómo el balón naranja era pasado entre los chicos, cómo lo rebotaban contra el suelo con una agilidad que él no creía era posible poseer y lo lanzaban hacia la canasta esperando anotar más de un punto.

Stiles sonreía como si estuviese viendo su película favorita y balanceaba sus pies de un lado a otro animado, estos apenas rozaban el suelo de las gradas del gimnasio y con sus ojitos seguía embobado a la razón por la que estaba ahí.

Todos los días, sin falta y sin tardanza; Stiles era el primero en las gradas del gimnasio (después de sus clases, obviamente, era un enamorado empedernido, no un irresponsable) para poder ver a Derek entrenar.

Derek Hale era el capitán del equipo de baloncesto, siempre entrenaba con una camisa peligrosamente abierta a los lados (que le dejaba ver a todos el abdomen por el que tanto trabajaba) y se veía en exceso guapo al jugar con tanto esmero.

El mayor amaba el deporte, y en serio ponía empeño para mejorar en cada entrenamiento. No sólo por la posibilidad de recibir una beca deportiva en alguna de sus universidades soñadas, para Derek era mucho más que eso.

Derek parecía transportarse a otro planeta cuando jugaba, como si aquella cancha fuese su lugar felíz y a Stiles le fascinaba ver al pelinegro sonreír de esa forma tan sincera cuando anotaba.

El castaño vio cómo Derek le pasaba el balón a un chico muy alto y fornido (se llamaba Vernon Boyd, lo sabía porque había escuchado el rumor de que Erica Reyes y él estaban en algo más que una "amistad" juntos), y el chico anotó con facilidad.

Sus ojos se iluminaron cuando Derek sonrió enormemente, chocó sus manos con las de un Boyd igualmente felíz y el entrenador Finstock dio por terminado el entrenamiento bastante complacido con el desempeño del equipo.

Stiles hizo un puchero, porque sintió que las horas se le pasaron volando viendo a Derek y no quería que terminaran.

Pero, la tristeza le duró poco cuando Derek volvió a la tierra, recordó la precensia del pecoso y le saludó agitando su mano hacia él. El mayor mantuvo su sonrisa y Stiles sintió cómo su corazón se saltó un latido.

Oh, Derek era tan perfecto en todos los sentidos que Stiles podía imaginar y también en los que su mente no podía alcanzar.

-¡Derek!-chilló Stiles como una quinceañera emocionada, bajando las escaleras de las gradas de dos en dos, tratando de no tirar ninguna de sus cosas y llegó hasta el mayor.

Derek se detuvo, tenía la intención de tomar su bolso del suelo e inmediatamente digirse a las duchas para poder quitar todo el asqueroso sudor de él. Pero escuchó la voz de Stiles y aunque estaba cansado, lo esperó.

Esa pequeña bola de energía que siempre estaba ahí para apoyarle y hacer coros de su nombre, aunque sólo fuese un simple entrenamiento y Stiles uno de los pocos que iban a verlos.

Derek quería y apreciaba mucho a Stiles, sólo que... no de la forma en la que sabía tanto anhelaba el castaño.

Pero prefería ignorar eso, porque el miedo de perder su amistad era más grande que cualquier incomodidad.

-Sti, no pensé que te quedarías hasta el final-dijo Derek, cuando el castaño llegó hasta él y parecía jadear un poco por el pequeño esfuerzo que acababa de hacer. El mayor no pudo evitar reír-¿Estás bien? Parece que esas gradas te causaron un ataque de asma-se burló.

Stiles se rió por lo que dijo Derek, aun jadeando un poco y lo miró.

-No, gracias, el pánico y ansiedad social es lo mío, le dejo el asma a Scotty-dijo Stiles, siguiendo la broma del otro y se sintió orgulloso cuando este también se rió.

𝐒𝐈𝐌𝐏𝐋𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐍𝐎 𝐓𝐄 𝐐𝐔𝐈𝐄𝐑𝐄 | 𝐒𝐓𝐄𝐑𝐄𝐊 (𝐏𝐀𝐔𝐒𝐀𝐃𝐀)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora