Capitulo XIV : ¡Malditos secretos!

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Flashback

Me encontraba en mi recámara preparándome para dormir cuando escuché un ruido provenir del portón así que deje de hacer lo que hacía y salí a ver.

—¡C-camus! ¿Qué pasó? — pregunté al verlo empapado —  ¡cielos entremos ya!— dije mientras lo metía a la casa.

— M-milo lo siento — sollozó mientras temblaba y sus lágrimas caían.

Lo cubrí con la manta que estaba sobre el reposabrazos del sofá y lo llevé a mi habitación.
Se dió un largo baño de agua caliente, le ofrecí algo de mi ropa, se cambió y se recostó en la cama.  Sabía que no estaba bien, era obvio, así que decidí no preguntar nada y esperar a que él se sintiera mejor, con el ánimo y la calma para contarme que pasó. Me recosté a su lado a velar su sueño, porque al ver su estado yo no podría ni conciliarlo.

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— Camus — chilló al ver que serían las once y éste no se levantaba. — Amor arriba. 

— Hmmm — pereció aún con los ojos cerrados.

— Despierta, iremos a desayunar y luego a comprar algo de ropa — señaló pero este no reaccionaba — Cam — insistió sin respuesta alguna —  Maldita sea, ¡CAMUUSS! — gruñó tomándo el recipiente con agua y dejándolo ser sobre el rostro de su novio.

— AHH!! ¡M-milo! — gritó molesto — ¿A ti qué carajos te pasa?

— Aquí el molesto debería ser yo — demandó con el ceño fruncido — llevas dos días así; me voy a trabajar y quedás en cama, regreso y aún estas ahí, tirado como un ácaro .  Y en verdad es irritante así que te bañas rápido y bajas. — terminó y salió de la habitación. 
Camus estaba molesto por la reacción de Milo. Tiró el pichel al suelo y se levantó de inmediato, para luego azotar la puerta del baño con fuerza.

[ De regreso a casa]

— Milo, no te dije nada para no arruinar tu salida— indicó cuando éste parqueo el auto frente a ka casa — pero deberías disculparte ¿no crees?.

El rubio lo miró — Cam no me voy a disculpar — aclaró con una sonrisa ilusa — sí escuchaste lo que te dije luego de bañarte ¿no?, te das cuenta de como me siento al verte así, me preocupas.

— Milo tú tampoco sabes como me siento yo. Así que por favor, no me juzgues

Milo rió un poco — No te estoy juzgando cielo.  Sólo no me gusta verte así —

— Si me juzgaste y lo peor es que crees que lo sabes todo por eso lo haces.  Pero no es así — señaló bajando del auto algo enfadado por el comportamiento del rubio —  no tienes porqué actuar de tal forma. 

La sonrisa de su pareja despareció — Será porque no me lo dices, si hablaras conmigo no tendrías quejas — gruñó activando la alarma del vehículo — Deja ya el drama,  Camus. 

Camus abrió la boca y giró — Jódete —  le aventó las bolsas de ropa en la cara y entró a la casa. Milo se frotó la sien ahogándose en su propio coraje. ¿Qué le pasaba?  Llega pidiéndole disculpas, luego duerme días enteros,  salen y se molesta con él,  cuando lo único que le dijo era la verdad.

— No puedo con él — dijo pateando la bolsa y entrando al auto — no así.

[ En la noche]

En Tiempos De DivergenciaWhere stories live. Discover now