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Hace algunos años, si alguien le hubiera dicho que la mascota híbrido que adoptó se iba a adueñar de el. Tal vez hubiera pensado dos veces antes de adoptarlo.

Pero, es demasiado tarde para refutar su decisión. Ya sea por lo años o por el cariño que le tomó a su mascota.

— ¿Esto es realmente necesario Keith? — el moreno se sentó en su cama, su espalda permaneció recta y sus manos fueron a dar a sus muslo.

— Lo es — Murmuró entre dientes, Lance notaba que el menor estaba enojado. No sabía la razón del por qué estaba así.

Lance llegó de a la casa en su hora habitual, su trabajo como secretario del presidente de la empresa » Voltron « era agotador. Ordenar papeles, leerlos, firmarlos y corregir errores era la secuencia que cumplía cada día. Lo único bueno de su rutina era cuando llegaba a casa, Keith lo recibía con una emoción indescriptible. Siempre saludando y preguntando por su día, aún que, claro, no todo es perfecto.

— ¿Me podrías decir que harás? — A sus veintidós años de edad, Lance  no captaba las indirectas de Keith — esto me está comenzando a dar miedo.

Keith se quedó un momento pensando o eso pareció ante la vista del moreno, luego suspiró y se acercó a Lance. Mucho, demasiado. Sofocante.

— ¿Por que hueles diferente? — Preguntó directo, sus brazos cruzados en el pecho y frunciendo ligeramente el ceño.

— ¿A qué te refieres? — Lance se intentó separar del menor. Solo consiguiendo más cercanía. — No cambie de perfume.

— No me refiero a eso, hueles a otra persona— Lance se quedó tieso, Keith aprovecho y se sentó en las piernas del cubano, pasando sus brazos alrededor del cuello de su amo. Bajando la cabeza a su cuello para olerlo — Hueles diferente.

Lance entendió.

Colocó ambas manos en las caderas de Keith y cerró los ojos.

— Hoy llego una nueva compañera al trabajo, me encargaron su bienvenida. No me negué.— Keith gruñó en repuesta, su nariz hacia cosquillas, despertando cosas que no debía — Solo pasamos un rato juntos, tampoco tenía mucho tiempo para socializar con ella.

— Por lo que me dices es mujer, ¿Debería marcarte?

— ¿De que estás hablando? — Lance intento separarse. Intento que logró, solo poco. En el rostro de Keith se vislumbró la rabia, sus dientes estaban apretados y sus ojos se volvieron pequeños. — No te preocupes Keith.

Keith volvió a esconder su cabeza en el hombro de Lance, el moreno pensó que había tranquilizado al híbrido.

Error.

Eres mío.

Con su mano izquierda bajo un poco la camisa que portaba Lance. Dejando vista la curva del cuello que conectaba con el hombro. Mojo sus labios y abrió la boca.

Lance sintió dolor.

Keith le mordía. Salia sangre de la herida y posiblemente también en los dientes del menor, colocó su mano morena en la melena azabache del contrario, apretó el puño izquierdo en un intento de privar el dolor.

Dolía en demasía, cerro un ojo. El otro le lloraba y sus dientes se apretaron, sintió como los dientes de Keith se cerraban aún más sobre su carne. Rompiéndola, su lengua paseándose por la carne que estaba encerrada en su boca.

Ardía, ¿Que se supone que estaba haciendo Keith?

— Keith, — Su voz salió quebrada — duele. ¿Que estás haciendo?

La mandíbula del menor se separó de su cuerpo, su lengua seguía a fuera de la cavidad bucal. Limpiando los rastros de sangre de sus dientes.

— Te mordí. — Respondió con simpleza, restándole importancia — Te marque.

— Eso es imposible, no soy un animal con el que puedas congeniar — Lance palideció. Su mano se retiró de la cabeza de Keith e intento apartarlo — No soy un Omega.

Keith rió entre dientes, tal vez en un tiempo Lance lo entienda.

— No te marque por que fueras un Omega, de hecho. Los seres humanos no se clasifican por razas, solo. . . Quería tener la satisfacción de marcarte.

El cubano colocó su mano sobre la mordida, no sangraba como esperaba y al parecer dejaba de doler con cada momento que le daba aire.

— Ahora, una cosa. — Keith acercó su rostro al de Lance. — Tu eres mío, ¿Entendido?

Algo en Lance le hizo agachar la cabeza, odio ese algo.

— Si. . . Keith.

Keith sonrió, no fue tan difícil alterar las hormonas de Lance.





👑




— ¿Lance? ¿Seguro que estás bien? — Su compañera de cabello canoso no dejaba de insistir con lo mismo.

— Estoy bien Allura, no te preocupes — Intento sonreírle. La mordida dolía con cada gesto amable que intentaba hacer.

— Por cierto, ¿Cambiaste de loción? Hueles diferente.

Quedó en blanco, así empezó todo. Tenía que cambiar las cosas, no quería otra mordida. Tampoco quería a otro Keith molesto

— Si, es nueva loción.

— Me gusta que tengas buenos gustos en ese aspecto, huele muy bien.


👑



— Por fin estás en casa — Lo primero que vio al cruzar la puerta fue a un Keith cruzado de brazos esperándolo. — Acércate.

Obediente, se acercó a él. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Keith suspiró fuerte y deja salir un suspiro junto a una sonrisa.

— Hueles a mi, me encanta.

Lance suspiró, ¿Ya que podía hacer?

— ¿La mordida tardará en desaparecer?

— La mordida te acompañará toda tu vida. Es la marca de que me perteneces, ¿Te molesta?

Lance lo pensó, nadie lo conocía mejor que Keith, sabía los sentimientos que su híbrido tenía por el, ambos estaban pendientes del otro y si algo pasaba no dudaban en atacar para salvar a su contrario. Debería darse una oportunidad con su híbrido, después de todo. Nadie dijo que amar a su híbrido estaria mal.

— Para nada cariño.








Me gusta pensar que cuando Keith es un híbrido, marca a Lance para que nadie se acerque a el.

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