7•

4.9K 475 33
                                    

Las cosas en el castillo se volvieron incómodas, exasperantes y sutiles.  El simple hecho de enterarse que Keith, el piloto del león rojo, compañero y amigo de los demás paladines y Kórann. Era hijo de un Galra, hacia las cosas singulares.

No fue el hecho de saber que la sangre Galra corría por sus venas, era el sabor de la desconfianza. Keith demostró que no confiaba lo suficiente en su equipo para decirles tal información.

Ahora era más notorio el cambio, su piel pálida se convirtió en morada. Sus ojos dejaron de tener iris y pupila  para solo dejar el color amarillo llenando todo el contorno.

La primera en demostrar su dolor fue Allura, tal vez no fue la mejor manera de hacerlo, estaba dolida y que fuera de aquella raza destructora no ayudaba.

El demás equipo se mostró imparcial, no importaba que Keith fuera mitad Galra. Para ellos seguía siendo un miembro más de su familia.

Keith no lo vio así.

Su mente le estaba haciendo una mala jugada, viendo gestos de desprecio donde no los hay, cuchicheos, alejamiento y miedo.

Esas y otras tantas razones le hacen dudar de su existencia en el equipo, y es por eso que ahora en su habitación se escuchan sus sollozos.

Estando sentado en el suelo y con la cabeza entre las piernas, con sus brazos abrazando sus extremidades. Sabe lo que es ser miserable una vez más.

¿Por que dejó que aquellos extraños se acercarán tanto a su vida?

Si bien, no los conocía y solo estaba con ellos por que los leones los escogieron para proteger el universo. Hubo algo más que lo hizo vulnerable.

Tal vez fue la sensación cálida de saber que ahora tenía amigos.

Tal vez fue la aceptación indigente que hicieron.

Tal vez fue el cariño con el que se apoyaban.

O tal vez fue que el quería una familia.

Cualquiera que sea la causa, lo llevo a estar llorando por su descuido.

Suaves toques en su puesta lo sacan de su sufrimiento, muerde su labio inferior intentando callar su llanto. Espera a que la persona que se encuentra afuera de su habitación hable, no se mueve de su posición lastimosa.

— Keith, compañero. ¿Puedo pasar? — Su compañero de sentimientos iguales de abandono toco la puerta. 

Por supuesto, se viene a burlar de el por lo débil que se debe ver.

— Lárgate. Estoy bien. — Su voz no sale tan segura como espera. Y ruega por que Lance no sé de cuenta.

— Ambos sabemos que no es cierto, pasaré de todos modos.

Y ahora maldice internamente la poca seguridad que hay en las habitaciones del castillo, Lance entra a su habitación y se queda a unos pocos pasos de el. No alza la cabeza, no tiene el coraje ni la valentía para hacerlo.

— Keith, amigo. Mírame — Lance se arrodilla e intenta acercarse a Keith sin asustarlo — ¿Por que estás así?

Keith suelta una risa seca, la voz se amortigua por el espacio pequeño que tiene entre sus piernas.

¿Por que estoy así?, No se Lance. ¿Tal vez por que la sangre del enemigo se encuentra en mi sistema? Puede que sea eso, o tal vez el hecho de que ustedes me tienen miedo.

— Eso no cambia el hecho de que eres parte del equipo y nuestra familia, siempre serás Keith. — Intenta consolar el moreno, sabiendo muy bien lo poco que importa.

— ¿Por cuánto tiempo? Seamos realistas Lance, Allura no me quiere aquí. Y ustedes se alejarán de mi eventualmente. Dime, ¿Por cuánto tiempo me tengo que tragar tu mentira?

El problema realmente es que, Lance no esperaba esa respuesta. Y si la espero no pensó que le enojara tanto el que Keith dudará así de sus lazos.

— Hasta que dejes de comportarte como un idiota, tu solo te estás lastimando. Te alejas de nosotros como si te quisiéramos lastimar, y duele. Duele que dudes así de nosotros, como si el tiempo que estuvimos juntos no fuera nada. — Toma una bocanada de aire. Sabe que a este paso terminará llorando o enojandose con Keith, lo que venga primero. — Así que recapacita lo que estás haciendo, el único que está haciendo daño y destruyendo todo eres tú.

Keith no sabe en qué momento las lágrimas salen a montón, le importa poco. Solo quiere que Lance se quede con el. No quiere quedarse solo de nuevo.

— ¿Por que estás aquí? — su voz sale aún más rota, el nudo en su garganta es insoportable. Alza su cabeza y sus ojos se clavan en los de Lance. Azules, un azul tan bonito como turbio.

— Por que necesitas saber que no estás solo en este momento — La mirada de Lance vuela a otra parte de la habitación. No quiere darle la cara a Keith, espero que no incomodar a su contrario.

Gracias.

Keith gatea hasta donde está Lance y lo abraza. Sin miedo, sin remordimientos. Solo quiere estar con la calidez que desprende el cuerpo del cubano, y agradece internamente que Lance no lo intente apartar.

— Para eso están los compañeros, mullet.

Y Keith se siente feliz.









Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.


Time  [ KLance ]  || Laith ||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt