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Dudas.

Surgía una nueva cada día, conforme pasaba el tiempo crecían y se reproducían.

¿Qué era un tonto por seguir intentando?

Si lo era, y lo tenía muy claro. Cuando sus amigos le dijeron su verdad fue demasiado tarde, el ya la sabía y seguía en trance de no querer asimilarla.

¿Por que lo seguía intentando?

Keith le quería o eso aparentaba cuando estaba con el. Cuando Lance le daba la espalda esto cambiaba.

Shiro sabía que le hacia daño a su persona, aun así siguió con este juego.

Suspiro una vez más, su vida se estaba yendo al carajo solo porque no tiene el coraje suficiente para acabar esto. El león rojo ronronea en su mente, muy suave, como si quisiera dormirlo. Lo más seguro es que si rojo sigue así lo haga.

— ­¡Lance, reacciona!

Sus instintos le obligan a abrir de golpe los ojos, sus oídos se bloquean, sigue escuchando voces o eso es lo que él cree. Es una sensación familiar, como si estuviera en la Tierra, en el mar. El cálido mar que lo vio crecer.

Se está ahogando, se siente ligero, pero a la vez pesado ¿Eso tiene sentido?

— ¡Lance! ¡Por favor!

Sus ojos se quieren cerrar, se achican de forma extraña. Puede ver el vidrio del panel de su león, rojo también está hundiéndose.

Lo sabe en el momento en que enfoca mejor su vista.

Azul.

Lo ve, tan claro y familiar. Quiere llorar, esto le recuerda a la Tierra.

— ¡Lance, escúchame! ¡Tienes que salir de ahí!

Sigue escuchando una voz, lo marea. Quiero seguir ahí donde está, con rojo ronroneando en su cabeza y sintiendo un calor familiar.

­ "Debemos irnos"

Su leona se comunica con él, no quiere salir de donde está. Aunque ni él sabe dónde se encuentra.

— ¡Lance!

El panel de su león empieza a emitir una luz, esta le deslumbra. Se siente más ligero, como si flotara. "Te esperan" escucha en su cabeza y todo se desvanece a su alrededor.

El león rojo se distingue a lo lejos, alivio se apodera de él y ahora puede dejar entrar el aire con normalidad. Sus manos dejan de apretar con fuerza los controles del león negro, no sabe en qué momento la misión que el considero fácil se complicó tanto. Busca con la mirada una superficie plana, el planeta en donde están parece estar compuesto solo de agua, frunce el ceño molesto.

"Regresa, castillo"

Haciendo caso a su león empuja los controles, voltea un momento para cerciorarse que el león rojo lo siga.

La leona sube a su lado y espera que se siga moviendo. Vuelve a girar al león y lo impulsa para llegar al castillo.

Al llegar al castillo, cada león se coloca en su hangar. Pero surgieron dos inconvenientes, el primero fue que Lance no bajo del león rojo y el segundo fue que el león rojo activo la barrera de partículas que los dividía de la realidad.

— Déjame entrar por él. — El león sigue con la barrera en alto y n parece querer ceder ante su antiguo paladín. — Vamos, Lance no se puede quedar contigo para siempre.

O tal vez sí.

Es su primer pensamiento después de algunos quintates, el moreno aun no salía de su león, eso le preocupo.

Así que volvió a retomar el camino al hangar del león rojo, mientras caminaba y sus pasos resonaban por los pasillos del castillo, se vio envuelto en una duda; ¿Todavía podía considerarse novio del moreno?

Bien, no podía reclamar nada cuando él ha tenido encuentros con Shiro, la situación era como un ciclo de nunca acabar. O eso era lo que quería creer, sabia de sobra que el poseía el poder suficiente para acabar con ese problema.

— Hola chica – Coloca su mano derecha en la defensa del león, su frente también aterriza en el escudo — ha pasado un tiempo desde que vi a Lance ¿Me concederías el honor de volverlo a ver?

Nada.

— Vamos, quiero verlo. — Sin señales — Sé que posiblemente estés — los ojos de rojo brillan — perdón estén, enojados conmigo. Y no tengo realmente una excusa válida para esto, pero en serio, necesito verlo.

La boca del león se abre y baja su hocico hasta que toca el suelo, poco a poco Keith logra ver la figura de Lance. Aún lleva el traje de paladín, se ve sucio, la cara de Lance y también su cabello se ven grasosos.  El moreno no alza la vista, ni siquiera se digna a acercarse más a él, todavía tienen entre ellos un escudo. La leona protege demasiado a Lance.

— ¿Qué quieres Keith? — La voz de Lance sale cortada, probablemente por el hecho de que no ha probado alimento o agua en quintats — ¿Y bien?

— Lance — Sus manos se aprietan en puños — ¿Por qué haces esto?

— ¿De qué hablas?

-—¿De qué hablo? ¡¿De qué hablo?! No sé, tal vez del jodido hecho de que te encerraste en tu león como un jodido cobarde, ¿Sabes lo preocupados que están todos por ti? ¡No! ¡No lo sabes! ¡Por qué solo te preocupaste por ti mismo!

— ¡No tienes derecho a reclamarme algo! ¡Suena hipócrita viniendo de tu boca!

— ¡Yo no importo en este momento! Deja de ser tan Lance y enfrenta las cosas.

— ¡¿A qué te refieres ser tan yo?!

— ¡A esto! Dices ser la séptima rueda, dices ser el mejor francotirador. Un don juan y mil cosas más. Pero no puedes con este problema. Quieres que todos te demos atención, cariño. ¿Te la has ganado? ¡No! ¡Por qué solo quieres tener las cosas sin esfuerzo!

— Basta, deja de hablar de mi como si me conocieras.

— Si te digo esto es porque te conozco, no le hagas esto a los demás. Todos están preocupados por ti, pero ¿Te importo? No, claro que no. Solo te hundiste en tu miseria.

— ¿Sabes cuál es mi problema? Mi problema es que mi GRAN novio me engaña con su casi hermano, jodido ¿Cierto? Me ignora, me trata como si fuera un amigo, un objeto que puede utilizar un día y al otro tirarlo. Pero no quiere terminar conmigo, y yo no tengo el coraje suficiente para hacerlo, Pero ¿sabes qué? He acabado, ya no puedo seguir con esto.

Keith tenía un nudo en la garganta, no esperaba que Lance lo dejara. Eso definitivamente no estaba en sus planes.

— Bien Keith, puedes estar con Shiro sin miedo a que te vean, Lance McClain le deja libre el paso, sean felices.

Lance alzo su cabeza, Keith se congelo al ver las lágrimas saladas recorrer las mejillas del cubano, sus ojos transmitían su dolor. Keith se sintió enfermo al ver aquella imagen.

Dio varios pasos hasta salir del escudo, siguió avanzando hasta pasar a un costado de Keith. Y siguió su camino.

Keith bajo la cabeza ante el sentimiento de rendición. Sus ojos escocían, empezó a llorar.

Esto acabo mal todas las formas posibles.






Lo prometido es deuda (?

Time  [ KLance ]  || Laith ||Where stories live. Discover now