8. Donde quiera que estés

1.1K 126 15
                                    

Summary:


Katsuki rememora a cierta persona que ya no está en su vida; la recuerda y cada situación que hay en su vida, hace que esa persona venga a su mente una y otra vez.

Pensamientos amargos y una tristeza que cada vez le pesa más. Conforme pasa el tiempo las cosas no van mejor, y termina de nuevo pensando en quien perdió, adonde quiera que esté.

Viñeta.

— A d v e r t e n c i a s —

AU.

Angst.

Puedo escuchar tu voz tintineante incluso en el aire

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Puedo escuchar tu voz tintineante incluso en el aire. Susurrando, hablándome cuidadosamente al oído, como si me dijera un secreto.
Las mañanas no son lo mejor para mí, en realidad. Las cortinas que tú pusiste no he tenido la voluntad de quitarlas y tampoco de cambiar las cobijas, las cuales son las mismas en donde dormías.

No tengo ganas, ni fuerza. Demasiado irónico en mí.

Un chico fuerte, que no llora. Pero sí me quiebro, y he llorado hasta quedarme seco, hasta derramar la última gota; dejándome incapacitado para volver a llorar.

Las ventanas están empolvadas; tu solías limpiar la casa todos los domingos y para cuando yo regresara me saludabas con un pastel o alguna mierda cursi que sólo a ti se te ocurriría.

El jardín ni siquiera lo he tocado, porque sólo era algo en lo que tú tenías magia. Desde que no estás, todas las flores se han marchitado. La mala hierba ha crecido sin parar, como la amargura en mi interior.

Probablemente en unos años me termine convirtiendo en un cascarrabias, como me habías dicho que me volvería por mi actitud.

Cuando tú estabas yo era diferente y al irte, di un retroceso.

Mis prioridades se fueron al carajo cuando te desvaneciste a través de la lluvia y visitas enfermizas al hospital. No quisiste luchar, no querías ser egoísta, me dijiste.

No querías que me aferrara a ti, me habías dicho que querías que fuera libre y feliz. Que encontraría algo mejor, alguien que no me abandonara.

Había dicho que eras un maldito, que te odiaba por pensar en esas idioteces. No me respondiste pero sé que entendiste mi punto, aunque llegué tarde para despedirme.

La llovizna de Mayo no me trae más recuerdos que la tarde donde partiste.

Me gusta creer que te volviste parte de las flores del campo, o que acompañas a la luna en sus aventuras de la noche. Quisiera a veces pensar que puedes volar y visitar a tus padres, porque nunca pudiste hacerlo.

Quisiera tener la seguridad de que que nunca te fuiste y que despertaré y estarás a mi lado, fastidiándome; pidiéndome mimos y cariño como un niño pequeño. Quisiera pensar que definitivamente es una mala broma tuya y aparecerás en la cocina con un pastel pidiéndome una ridícula disculpa por tu ausencia en estos años.

Pero no.

Sé que no pasará.

Tu esencia en esta casa se evaporó como las gotas de rocío en el pasto del parque; pero, de mis recuerdos, de mi mente no te has ido.

Donde quiera que estés, quisiera decirte que me hiciste muy feliz, aunque fui muy estúpido para no habértelo dicho nunca.
En donde sea que te encuentres, espero que hayas ido al mar, que hayas sentido la arena en tus pies; espero que hayas ido a todas las partes que dijiste que irías cuando hablabas entre sueños; espero que hayas sentido el viento glaciar en aquel frío lugar donde querías esquiar conmigo pero adonde nunca fuimos.

Quiero pensar que, ojalá hayas podido cumplir todas esas metas y sueños que tenías y que a veces por mi maldito carácter no pudiste hacer.

Donde quiera que estés, espero y sonrías tan lindo como lo hacías y tus ojos brillen con esa misma emoción cuando veías a tus flores crecer.

Donde quiera que estés, quisiera que escucharas que aún te amo de la misma forma que el ayer y que mi sentimiento no se desvaneció como me dijeron que pasaría.

Que me sigue doliendo cada día más y que de ser por mí, ojalá hubiera sido el que hubiera sufrido y no tú.

Veo los rayos solares en las mañanas, y me recuerda a tu cabello. A veces puedo imaginar tu risa resonando en mis oídos, burlándose, diciéndome que es hora de despertar. Y eso que no solías ser madrugador, pero bien que lo hacías para fastidiarme.

Me levanté hoy, creyendo otra vez que me levantarías; que desayunaríamos juntos y que al regresar del trabajo tú estarías ahí, besándome y distrayéndome del maldito estrés que me causaba estar en la oficina.

Pero me volví a engañar. Como diariamente me suele suceder.

Donde quiera que estés, quisiera decirte que sin ti no soy nada. No estoy bien y desearía algún día no despertar.

No soy fuerte ni rudo como decías que yo era. Huyo de los problemas, huyo de la realidad.

Donde quiera que estés, es adonde yo quiero ir. Y no volverme a separar de ti.

About explosions and electricity || Bakukami / Kamibaku ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora