➡️Recopilación de historias cortas sobre la pareja conformada por Bakugou Katsuki y Kaminari Denki⬅️
▶️Los textos conformarán de 100 a 500 palabras (drabbles), de 600 a 900 ( viñetas) y también de más de 1000 (One-shots).
➡Libro 1 de mi colección de...
Bakugou Katsuki era un chico que vive en la ciudad. A los 17 años acostumbra a salir a fiestas y otras actividades que gente de su edad haría, pero no disfruta más que quedarse un rato en el parque. El cenizo pasa esos momentos de paz y tranquilidad, sintiendo la brisa y el sol; es en ese lugar tan agradable para él que, de un momento a otro apareció una chica que más temprano que tarde se convirtió en su crush.
Tal vez en un principio fue por mera curiosidad, la cual se convirtió en lo que ahora era un amor platónico por aquella menuda rubia de la cual no sabía su nombre. No ha tenido la voluntad de acercarse ni hablarle siquiera.
Puede que al final se convierta en aquellas personas que solo ves unas veces en tu vida y jamás vuelven a aparecer, o quizá eso pueda cambiar. Y también puede que no sea la única sorpresa que Bakugou podría tener.
◆ One-shot.
— A d v e r t e n c i a s —
◆ AU.
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Katsuki Bakugou era un chico de ciudad. Durante sus diecisiete años de vida se la ha pasado saliendo de noche, ya sea a fiestas o simples cosas mundanas para distraerse.
No es que fuera fanático de las diversiones de gente joven como él, en realidad le importaban muy poco. Lo interesante era salir de noche y ver cómo eran las cosas a su alrededor por esas horas.
Curiosamente, a pesar de lo intensa de su personalidad —heredado de su madre, claro está— le fascina ir a lugares donde puede estar tranquilo. Disfrutar de la serenidad ¿y por qué no? admirar las maravillas de la naturaleza.
Es por eso que va al parque de la ciudad. Ese que se aleja de todo el ruido del urbanismo; aquel pequeño paraíso al que sólo van ancianos y parejas jóvenes a pasar el rato, como alguna clase de cliché barato de romance. Y los niños, bueno, gracias a la tecnología muchos prefieren quedarse en casa jugando a estar corriendo y jugando.
Era un lugar muy callado, donde cada cuando se olían pajarillos cantar. Cerca de la entrada había una fuente, a veces gente tiraba monedas para pedir deseos —como si fuera posible que se hicieran realidad—. El clima era soportable, no hacía mucho calor y tampoco estaba muy húmedo, así que se podía estar sentado en una banca para pasar el rato.
Bakugou siempre se sentaba en un lugar lo bastante apartado de la gente. Su sitio predilecto era cerca de los árboles, donde veía a ardillas persiguiéndose por nueces o algún otro dátil que provea algún árbol en derredor.
Es ahí que en esa diaria actividad, Bakugou tuvo un crush. Sí, con una chica rubia que sólo veía a lo lejos.
En un principio sólo creyó que se le hacía interesante, por la forma en que ella jugaba con su perro, un corgi. La chica era menuda y usaba ropa que parecía ser un poco más grande que la de ella. Tenía un extraño rayo en su cabello, lo cual la hacía más intrigante. No sabía cómo se llamaba ella ni tampoco cómo era su voz. Lo poco que podía apreciar a través de la distancia eran sus ojos que parecían ser ámbar, bonito color.
