12. Pequeña sirena

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Summary:
Kaminari es una sirena de 16 años que después de conocer la superficie se encuentra a un príncipe que se hundía en el mar. No pudo evitar enamorarse y buscar la manera de estar a su lado, aún si las consecuencias podrían ser desastrosas.

Drabble / songfic.

Basado en la canción Little mermaid” de Megurine Luka, de Vocaloid.

—A d v e r t e n c i a s —

AU / Sirenas / DenkiFem!

“Aunque esté a punto de perder mi luz, todos mis recuerdos siempre permanecerán

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Aunque esté a punto de perder mi luz, todos mis recuerdos siempre permanecerán. Aún si estoy perdiéndome entre el mar y el cielo azul, te estaré mirando desde donde estoy”.

Cuando cumplí 16, pude subir a la superficie y conocer el mundo exterior. Pude ver cómo era arriba del mar.

Después de ello mi alma pedía que entre el cielo y el oceano vacío, llegara el día en que pudiese salir y vivir fuera del encierro de los mares; lo soñaba.

Bajo nubes de oscuro color, en medio de una gran tormenta entre todo el mar pude ver cómo te sumergías en las profundidades. Y mi cuerpo sólo estremeció, lo sentí; la tristeza inmensa sintió mi corazón.

Te rescaté de la segura muerte, y huí al ver que despertabas. Ahí fue donde conocí el amor.

Hice algo prohibido, una oscura transacción: a cambio de mi voz, tendría la forma de permanecer en la superficie y estar a tu lado.

Logré encontrarte, eras diferente a como te había visto en el océano: eras de un carácter más fuerte; más difícil. Aún así yo misma no pude dejar de estar enamorada de ti.

Me quedé en tu castillo, donde aún tu mal humor no cambiaba. Tu familia estaba sorprendida de tener una mujer comiendo en la mesa, a tu lado.

Tú simplemente comías en silencio, mientras la reina me preguntaba de dónde salió esa raya negra que se encontraba en el lado derecho de mi rubio cabello.

Me quedé unos días más, y fui invitada a un baile en el castillo. Si caminar era un martirio, el pensar en bailar era aún más doloroso.

Aunque mis piernas sientan todo el dolor, podré soportarlo si estás junto a mí. Muchas chicas bailaban complacidas contigo, entonces me miraste.

Por favor, no pidas que yo baile así como tú, sólo te miraré desde mi lugar.

Entonces, después de una ronda más de baile, te vi caer por alguien más: era linda, claro. Ella bailaba contigo; tenía una sonrisa resplandeciente y tú, tú no dejabas de mirarla.

De un momento a otro, mi presencia dejó de importar.

Ahora pude entenderlo, comprendí que resulta imposible que mi vida pueda unirse a la tuya.

Y aunque grite fuertemente, mi voz es muy débil y no podrás escucharme nunca.

Esa misma noche, desde el barco escuché en la lejanía unas voces que me resultaban familiares.

Mis hermanas salían, con sus bellos cabellos que habían sido cortados de forma burda. Ellas también hicieron un trato con la bruja del mar.

Me gritaban: “mátalo”.

Me dieron una daga para clavártela en el corazón y liberar mi alma de mi propia maldición. Pero, no pude hacerlo.

Sólo pude pensar en cantar y eso haré.

Cantaré, bajo el mar yo lo haré.

Cantaré, cantaré... Y mi corazón a ti, Katsuki, te daré.

Aunque ya nunca más me podrás escuchar, nunca dejaré de cantar yo para ti. Lo susurraré y el viento me ayudará a llegar a ti.

Rogaré por mi vida que logres oír: “mi corazón siempre te lo di”.

Aunque esté a punto de perder mi luz,
todos mis recuerdos siempre permanecerán.

Tengo la fe de que algún día se unen el cielo y el mar, así a mi lado tú estarás.

Finalmente sonreí, me lancé al océano y me uní a la espuma del mar.

Katsuki, mi corazón siempre te perteneció a ti.

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