Llegan los refuerzos.

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Alexander todavía no entiende muy bien cómo es que se encuentra en el aeropuerto con su hermana, apunto de tomar un avión y haciendo una video llamada con Jace y Clary, quienes decidieron quedarse en New York, solos. No lo entiende, porque no entiende como le han dado el caso.

Isabelle esta emocionada, Alec no sabe porque, los aeropuertos aterrorizan al chico, hay demasiada gente, y siente que no puede respirar con facilidad. Tampoco le gusta cargar con maletas, especialmente si 3 de las 4  maletas que tiene encima son de Izzy.

Casi sin darse cuenta esta ya en el avión, con su hermana a su lado retocándose algún imperceptible defecto en su maquillaje. 

Alec agradece a alguna divinidad que le haya dejado el lado de la... ¿ventanilla? (n/a: se llaman así lo de los aviones no?) por que la verdad, no soportaría tener que soportar a las azafatas, paseándose por el avión, todo el rato, pasando por su lado y ayudando a ancianas señoras a subir sus pesadas maletas a los andamios. Y no es que le molesten esos comportamientos en sí. Lo que en realidad le molesta son los insistentes coqueteos que recibe de ellas todo el rato.

¿Es que no entienden un no?

Porque la verdad, no le interesan. Ni ellas, ni ninguna otra chica. 

-Para de mirar por la ventana con esa cara de enfado con el mundo Alec. Disfruta del vuelo aunque sea.- Alec ríe por la bajo, y eso parece ser suficiente para su hermana que le lanza una deslumbrante sonrisa, de esas que si le diera la luz de frente dejaría a alguien ciego.

- ¿como crees que estarán Clary y Jace? - Alec obviamente esta preocupado por sus dos amigos

- no lo se, solo espero que después limpien. - Izzy bromea. Alec ,inocente ante todo, no lo pilla. 


Mientras en la otra oficina Magnus esta dando vueltas alrededor de su mesa.

Más irritable que de costumbre.

Primero Magnus había encendido y apagado el ordenador 5 veces, había movido todos sus papeles de mesa en mesa, había tomado su café, negro, algo extraño en el inspector, quien detestaba el sabor tan amargo que surgía de la cafetera de la oficina,  y por ultimo no había puesto ningún mote a nadie en todo el día.

- Tranquilo Magnus, todo ira bien, nadie te quitara tu preciada purpurina - intenta bromear el chico sentado en la silla, sonriendo.

-Fell...cállate.- 

Magnus le lanza su  mirada de : "no te mato porque es ilegal", y sigue dando vueltas alrededor de su mesa. ¿Cómo había dejado que esto ocurriera?                                                                                 Pedir ayuda al FBI, nunca en su vida habría pensado eso, los pocos agentes que había conocido eran engreídos, estúpidos y solían creerse mejor que cualquier otro poli del mundo entero. Realmente penso que no querrían ayudarlos, pero lo hicieron, y eso no le gustaba, no le gustaba para nada.

Ahora tiene que esperar a que Tessa regresara con un gordo y feo agente del FBI y su acompañante para tener que soportar a ese par durante, a saber cuanto tiempo, para poder, por fin, despedirse de ellos y volver a su amada y maravillosa rutina de día tras día.

Si estuviera solo podría por lo menos gritar y golpear cosas para luego echarle la culpa al gato. Pero tanto Fell como Catarina parecían tenérsela jugada y no dejan al moreno solo en un solo momento. En una inteligente jugada de previsión para que no cancele todo por alguna estúpida escusa que se le ocurriría. Si lo dejaran solo.

Aunque Ragnor estaba pensando seriamente en atar a su jefe a la silla, a ver si de esa manera, por lo menos no le provoca, o le reduce, su dolor de cabeza.        

Porque, hay que admitirlo, Magnus Bane, puede ser un toca pelotas de primera, y sus compañeros lo saben muy bien. De tantas veces que los ha obligado a seguir sus corazonadas, normalmente acertadas, pero oye. Eso no quita que sea irritante.

Cat observa por la ventana, esperando ver el coche de su compañera de trabajo, aunque sea tan solo para evitar que Magnus gaste el suelo de  la oficina de tanto pasar por encima de este o para que Magnus no llene de purpurina todo. 

Y casi se le escapa aun grito de alegría cuando ve a Tessa bajar de coche. Y avisa a sus dos compañeros. 

Ragnor se sienta recto en su silla y Magnus... Magnus sigue siendo, Magnus.


El vuelo fue insufrible, y Alec juro por el Angel que no volvería a viajar en su vida con su hermana, aunque tuviera que soportar a las muy molestas azafatas de vuelo. Con tal de no tener que oír a su Hermana hablar todo el rato de moda. No dejándole intervenir para nada. Eso era un suplicio que, ni por todo el dinero del mundo, volvería a sufrir.

Estaba sentado en la parte trasera del coche, sin prestar atención a lo que la chica que les había recogido le decía a el y a su hermana. Mirando por la ventana podía distraerse de la mayoría de las cosas, ojala lo hubiera sabido antes de bajar del vuelo.

La ciudad es impresionante, y casi le sorprende que en ese sitio viva un asesino en serie, pero en los pocos años que llevaba trabajando para el FBI, había aprendido a no fiarse de las apariencias. 

El viaje termina, y se encuentra parado enfrente un imponente edificio blanco, quien diría que downcity sería tan hermoso y peligroso a la vez. 

Izzy ya está en la puerta, y Alec todavía inmóvil frente a ese gran edificio. 

El chico agita su cabeza, volviendo a reaccionar, y sigue a su hermana escaleras arriba.               Por el piso 7 empieza a descubrir que se va ha hacer gran amigo de los ascensores a partir de ahora, y cuando lega al 10 sonríe agotado y se apoya en el marco de la puerta. 

Cerca suyo, en uno de los cubículos de cristal que ocupan la mitad del especio disponible, la voz de Isabelle suena divertida.









Caso Cerrado, Corazón Where stories live. Discover now