Ella ha caído en una trampa. Lo ha perdido todo.
Ella es la nueva.
Ella tiene un oscuro pasado.
Ella usa un revólver para defenderse de los muertos que ahora habitan en el mundo.
Ella es valiente, pero tiene miedo.
Ella es Negan.
❝El amor requi...
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-Mierda, lo hemos perdido de vista- dijo Daryl avanzando rápidamente entre los arbustos.
-No creo que vaya muy lejos- contestó Aaron-. Lo hemos visto rondando por aquí estos últimos tres días.
Daryl suspiró y paró para mirar a Aaron que andaba apresuradamente detrás de él.
-¿Y qué propones que hagamos?
-Descansemos. Mira -dijo agachándose-, la tierra está húmeda. Hay un río por aquí cerca. Tal vez allí podamos llenar de nuevo nuestras botellas de agua.
Daryl no estaba seguro de si lo mejor para ellos sería parar. Estaban cerca de aquel hombre de chaqueta roja que habían estado siguiendo. En lo único en que pensaba era en llegar de nuevo a Alexandria. No obstante, tenía que admitir que estaba sediento. Llevaban medio día sin beber.
-Está bien. Seguiremos más tarde.
Aaron empezó a andar esta vez delante de él. Guiándolo hacia el río. No estaba cerca porque no se escuchaba su cauce, pero sabía que tampoco estaba lejos. Después de andar durante quince minutos pudieron llegar y casi sin haberse tenido que enfrentar a ningún caminante.
Aaron sacó tres botellas de su mochila y un aparato que llevaba para poder purificar el agua. Hacerla potable. Mientras, Daryl, le clavó una flecha en la cabeza al único caminante que había cerca, el cual estaba atascado entre las ramas de un árbol caído.
-¿Crees que el tipo ese sabe que lo seguimos?- le preguntó Daryl.
-¿Por?
-Porque creo que se ha dado cuenta y huye de nosotros.
-Es posible- dijo filtrando el agua para la primera botella-. O tal vez nosotros estamos demasiado despistados.
Daryl no respondió. Puede que Aaron tuviese razón.
-Necesitamos descansar unas horas aunque sea. Lo sabes- empezó con la segunda botella.
-Tal vez.
Siguieron en silencio. Daryl vigilaba que no se acercara nadie ni nada mientras que Aaron terminaba de llenar la segunda botella con el agua filtrada y empezaba con la tercera, que era un poco más grande que las otras.
Ni siquiera pasaron diez minutos cuando escucharon una voz gritar. Una voz masculina, seguida de más gritos. Los dos se pusieron alerta y se miraron entre ellos. Era al otro lado del río, algo estaba ocurriendo y era más que obvio que no era bueno.
Aaron guardó las botellas lo más rápido que pudo y cogió su pistola. Daryl sujetó la ballesta con la mano, para tenerla preparada, no quería que lo que fuera aquello lo pillase desprevenido.
