Ella ha caído en una trampa. Lo ha perdido todo.
Ella es la nueva.
Ella tiene un oscuro pasado.
Ella usa un revólver para defenderse de los muertos que ahora habitan en el mundo.
Ella es valiente, pero tiene miedo.
Ella es Negan.
❝El amor requi...
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Había pasado una semana y media desde su llegada. Las cosas no habían ido del todo como esperaba. La primera noche al despertar, buscó como una completa demente su revólver. Cuando bajó las escaleras resultó que Tara lo había cogido y se lo había dado a Deanna, la cual cosa molestó a la muchacha de pelo castaño. Sin embargo Tara se lo hizo entender. Aunque también le llamó la atención por la ropa e incluso se ofreció para lavársela, pero era cabezota y no quería.
Se dedicó esos días a ver el pueblo y a conocer a su gente desde la distancia. Sabiendo cómo era cada uno cuando estaban solos. No se acercó a nadie, aunque Rick estuvo todo el tiempo buscándola para presentarle a su hijo y sus amigos, la cual cosa no le hacía ni pizca de gracia. Lo que le faltaba era que la confundieran con una simple adolescente que no sabía pelear, como la mayoría de allí. No quería que la vieran como a una persona débil y tampoco quería serlo. Iba sola la mayoría de veces aunque de vez en cuando, Tara la buscaba para hacer algo juntas y que no se sintiera tan apartada. Intentó salir pero no la dejaron, o al menos no sin ir acompañada.
Seguía sin hablar mucho. Y si lo hacía, era con monosílabos.
Ese día estaba sentada en el porche de la que supuestamente era "su" casa, aburrida, tan solo pensando en cómo podía salir de allí de tanto en tanto sin que nadie tuviera que molestarla. Tenía un asunto pendiente.
Rick la vio allí sola y se acercó a Carl. Quería hablar con su hijo ya que no había tenido tiempo. Aunque no quería conversar precisamente sobre él.
-Ve y habla con ella- dijo Rick haciendo un gesto con la cabeza hacia la muchacha.
Pensó que tal vez ahora que ella formaría parte del grupo, su hijo tendría alguien con quien hablar y con quien divertirse, justo como los adolescentes tendrían que hacer. Le emocionaba la idea de saber que cabía la posibilidad de que su hijo fuera feliz. Y aquella joven necesitaba algo de compañía.
-Pero papá...
-Por favor, Carl.
Carl puso los ojos en blanco. Mostrando su desinterés en la situación. No estaba de humor y además era bastante tímido.
-No me apetece.
-Seguramente a ella tampoco le apetece estar sola y sin embargo, lo está.
-Hay más personas en el grupo.
-Y solo tú tienes su edad.
Carl suspiró. No quería hablar con aquella chica.
-Hazlo por mí. Es lo único que te pido.
-No ha dicho casi ni una palabra desde que vino, ¿cómo pretendes que hable con ella?
No estaban demasiado lejos de la muchacha. Ni siquiera sabían su nombre. Probablemente les estaba escuchando y aunque Rick intentaba hablar en voz baja a Carl parecía darle igual.
