Our Love

21

Esos dias qué Caroline estuvo internada en la clinica, Klaus la había visitado todas las noches haciendo no sólo qué ella pudiera dormir bien, si no qué también soñara cosas del pasado qué ambos habían tenido, aunque el híbrido no lo supiera, pero aquello sólo duraría tres noches y después de esto había decidido irse de aquí para qué no le pasará nada más.

Una vez qué él híbrido había vuelto a su casa empezó a preparar  todo lo qué se iba a llevar para alejarse de Mysics Falls, aunque tanto él cómo sus hermanos sabía qué eso era imposible, eso hubiera funcionado si nunca se habían visto, ahora por más qué se alejara la vida de Caroline ya estaba en su etapa final o eso era lo qué ellos creían.

-No vas a hacer qué cambie de idea, Bekah.- Klaus dijo al sentir la mirada de su hermana.

-Créeme qué no estoy tratando de hacerlo.- Camino hacia la cama de su hermano y se sentó allí. -Se qué pronto volverás cómo lo hiciste muchas veces qué huidas de lo qué pasaba con mi amiga.-

Klaus  hizo todo lo posible para no contestarle a su hermana,  sabía que era algo que yo no entendería nunca, él había movido cielo y tierra para encontrar una solución, pero nunca lo habia logrado  y preferiría ser tomado como cobarde como seguramente la rubia estaba pensando en este momento,  antes que volver a sufrir la pérdida de su amada.

-Piensa lo qué quieras, Bekah. Pero ya he tomado mi desicion y la voy a cumplir.- Luego de decir aquello salió de su casa sin mirar atrás pero ya sabía qué su hermana tenía una mirada de desaprobación por lo qué estaba haciendo.

Mientras qué él híbrido se alejaba, la rubia movió la cabeza, ya había visto esto muchas veces y sabía qué al final terminaría por volver, eso siempre había pasado cada vez qué se encontraba con ella.

Mientras que aquellos sucedía en la casa de los Mikaelson,  en la clínica Caroline el final estaba siendo dado de alta,  la rubia ya no veía la hora de poder salir de allí y estar en su casa, odiaba estar internada y además quería que su madre descansar un poco de todo lo que había hecho.

Durante él viaje hacia su casa, su madre le hizo repasar todo lo qué le habia dicho el médico, ya qué si bien era cierto qué en los días posteriores al accidente los huesos habían recompuesto, aun tenía qué tener mucho cuidado.

Una vez qué estuvo en su casa lo primero qué hizo es ir a su habitación, acompañada de su madre, la mayor quería qué hiciera el menor esfuerzo posible por ahora.

-Estoy bien, mamá.- Le aseguró ella. -Sólo fueron unos cuantos huesos rotos y no fue nada importante.-

La idea de la menor era qué su madre se relajara un poco, pero no lo logró, su preocupación disminuyera.

-Tal vez no fuera muy importante para ti, pero  si para mí ya que tenía miedo de que te pasará algo más.- La menor se acercó a su madre y la abrazó odiaba verla así.

-Te prometo que me cuidaré  y haré lo que me dijo el médico.-

Una  pequeña sonrisa apareció en el rostro de Liz creyendo  en la palabra de su hija, la mayor besó la frente de la menor antes de ayudarla a acostarse y luego ir a comprar lo qué tenía qué tomar para el dolor.

Una vez qué la rubia estuvo sola, lo primero qué hizo fue avisarle a sus amigas qué ya estaba en su casa, a lo cual ellas respondieron qué irían a verla en un rato, luego de eso decidió preparar la bañera y relajarse un poco, antes qué viniera una de sus amigas o su madre, el médico dijo qué podía hacer las cosas mientras qué no haga movimientos bruscos.

La  rubia pensó que aquello sería sencillo, pero para su mala suerte eso no fue así, ya que en el momento que quiso sacarse la remera que tenía puesta sintió un fuerte ardor proveniente de su parte baja de la espalda, se frustró y fue al baño para cerrar todo antes de sentarse en su cama, al parecer iba a tener qué esperar a su madre para qué vuelva y esperaba qué lo hiciera pronto, lo qué ella no sabía qué aquél extraño ardor no tenía nada qué ver con el accidente y qué eso recién estaba por comenzar.

A/N: ¿Qué les parece? Espero qué les guste y me dejen su opinión.