Capítulo 16

472 24 5
                                    

Amaia se separó de Miriam rápidamente e intentó no imaginarse quién era el que la había sorprendido. En su mente se repetía «Cualquiera menos Alfred, cualquiera menos Alfred». No quería ni mirar pero él se acercó a ella. Y miró su cara, su pelo largo. Era Alfred. No sabía dónde meterse, su cara se tornó de un color rojo muy intenso y Miriam le acariciaba el hombro como para decirle de una forma no verbal que se tranquilizase. Empezó a llorar, no porque no quisiese besar a Miriam, si joder, ella lo deseaba, o eso aparecía en su mente en esos momentos. Sino en haberle devuelto la jugada de esa manera. No quiere hacer lo que le duele, es demasiado empática y Alfred no se merece eso, piensa. Pero al mismo tiempo también piensa «Él y Roi hicieron lo mismo, se lo merece». A todo esto se quedó algunos minutos paralizado.

- No es lo que parece... Perdón Alfred, fui yo quien besó a Amaia. - Miriam dio la cara por ella. No quería que lo pasara mal, no quería que pasase por algo tan crudo. Incluso puso los intereses de Amaia por encima de los suyos. Tampoco quiere enemistarse con Alfred. Pero es necesario hacer que Amaia se salve de ese malentendido. Pero lo que más le molesta es que no es un malentendido, nadie estaba abusando de nadie. Ellas estaban haciendo lo que querían.

- Amaia, es cierto eso? Esta gilipollas te ha forzado? CUÉNTAMELO TODO. Yo quiero que seas feliz. Sea con quien sea. Pero las cosas se hablan... No voy a ser hipócrita.

- Alfred?? - Amaia se echó a llorar. Con toda la rabia que tenía acumulada. Estaba tan en shock porque Miriam la había salvado. Pero ella quería apechugar con las consecuencias. Quería que su chica tampoco pasase un mal momento. Que no era culpa de Miriam. Ella no era la mujer de Alfred, piensa. Da un paso adelante y entre lágrimas se atreve a hablar como nunca. A confesar todo. Porque quiere ser ella quien diga todo. - Miriam, buah. Aprecio que me hayas salvado de una gorda. Pero no, no acepto tu excusa. Sé que lo haces por mí y buah es que de ti estoy muy enamorada. Por ti daría todo. Y Alfred, lo siento. Nunca quise que fuese de esta manera. Pero buah, osea, tampoco sabía que vendrías y buah. No lo hice para joderte tampoco. Hasta aquí, quiero que acabemos de amigos. Porque sé que también tienes algo que contarme.

Alfred miró a Amaia con cara de sorpresa. No se esperaba en absoluto la sinceridad y menos que supiese más de la cuenta. En ese momento cayó. Roi no iba a ser. Él también está involucrado. Pero... Luis? En él nació una rabia hacia su amigo. Pero a la vez sabe que la culpa es sólo suya por haber hecho con Roi. Y no quiere pensar en ello, pero tiene que decírselo a Amaia. Miriam también mira atentamente a Alfred, mientras coge con una mano la mano de Amaia para mostrarle su apoyo. Alfred da un paso hacia adelante y con cara seria y muy desconcertante para ambas se dispone a explicarse.

- Amaia, estos años de matrimonio han sido increíbles. Yo estuve enamorado de ti mucho tiempo. Incluso compusimos esa canción tan bonita juntos, «Tu canción». Y soñamos con representar a España en Eurovisión. Y quedar mal, porque somos España, y reírnos, que tú digas que la posición es un poco mierda y tomárnoslo con humor. Para mí esos años fueron los mejores que podrían haberme pasado. Contigo siempre me sentí tan libre, tan yo... Recuerdo cada uno de los besos que nos dimos, cada una de las veces que lo hicimos... Porque para mí fuiste y eres especial. - Alfred empezó a llorar. Se secó las lágrimas y continuó explicando aquello que estaba por primera vez diciendo en público. - Toni para mí fue una bendición, nuestro pequeño... Pero joder. Escúchame. Esto no pienso repetirlo. Roi apareció de nuevo en mi vida. Al principio fue por el alcohol. Somos unos borrachos, me dejé llevar tanto que cada vez que nos íbamos de birras terminábamos follando. Y ahí está, Amaia. Yo también te he sido infiel. Con Roi. Con quien te ha dicho Luis. Y si alguien tiene que confesar algo soy yo. Porque he sido un hipócrita al no seguir adelante viendo esto sabiendo que yo hago lo mismo. Pero también lo has sido tú. Estoy enamorado de alguien. Y ese alguien no eres tú. Es Roi. Mi novio. Lo siento mucho, Amaia. Quiero que sigamos siendo amigos. Nada nos sacará lo que hemos vivido.

Amaia se acercó a Alfred y le dio un abrazo en muestra de amistad. Alfred le abrazó con fuerza, ambos eran libres. Siendo sinceros. Han acabado con una amistad, y preparados para tramitar el divorcio. Pero con una sonrisa en la cara porque ambos pueden irse con quien aman.

- Ah, y Amaia, porfi, no le digas nada a Ana de lo de Roi. Que sea él quien confiese. Aunque con el puterío que hay montado no me extrañaría que Ana se tirase a alguien también. - Lo que Alfred no sabía es que Ana estaba en el parque también. Y sentada con esa persona. Preparando una función con ganas de demostrarle a Roi un par de cosas. - Miriam, cúidame bien a Amaia. Es un sol de mujer. Le brillan los ojos al mirarte. Qué monas sois.

- No le diré nada, primo. - Respondió Amaia - no te preocupes tampoco. Miriam me va a tratar bien. Cuidar me cuido yo solita que tengo ya 31 años.

- Está bien, bueno, voy a ver a Roi. Vosotras disfrutad de vuestra relación. Te quiero, Amaia. No pensé que fuese todo tan fácil.

Alfred se volvió a montar en el coche, sonriendo y cantando Insurrección. No cambiará nunca, pensó Amaia. Y en todos sus pensamientos notó unos dedos acariciar sus manos. Miriam. Su enamorada.

- Miri.. Buah... No tenías que intervenir. Pero eso ha demostrado que me quieres... Me quieres, verdad?

- Que si te quiero? Ven para aquí. - Agarró a Amaia de la cintura con ambos brazos. Hizo cosquillas en su espalda, que hicieron que Amaia sonriese y Miriam se sonrojase al verla así. Amaia posó sus brazos alrededor del cuello de Miriam. Ésta acercó su cabeza al oído de Amaia y le dijo casi susurrando - Más que a mi puta vida. Tal y como oyes. Que te amo. Lo hice por ti. Pero más orgullosa me vuelve tu sinceridad y que fueses quien de decirle tus sentimientos por mí. Te admiro. Y mucho. Te amo. Te lo repetiré las veces que haga falta si así tú me crees. Déjame hacerte volar. Seré tus alas.

Y se besaron. Esta vez sin interrupciones, ni necesidad de secretismo. Ya era público. Dos mujeres separadas con hijos queriéndose. Amándose. Y aún tenían que contárselo a los pequeños. Pero tiempo al tiempo. Querían disfrutarse mutuamente. Hacer lo que en 13 años no habían hecho. Poder ser libres y volar.

En la mente de Amaia sonaba su canción anteriormente atribuída a Alfred, que reflejaba lo que ahora siente por Miriam. Se la empezó a cantar.

- Siento que bailo por primera vez
Eres el aire que endulza la piel
De mi mente viajera que sigue a tus pies
Siento que bailo por primera vez
Ya no puedo inventarlo...
Solo quiero...
Tu canción...

- Es hermosa, Amaia... Tenemos que cantarla juntas... Me recuerda tanto a ti, a lo que vivimos juntas. ¿La compusísteis Alfred y tú?

- Sí, en verdad nos ayudó un amigo, Raúl. Pero la idea fue nuestra. Y quiero que sea tuya también. Quiero soñar contigo.

- Ni lo dudes, amor. Junto a ti soñar es lo más común porque me tienes atontada. Me enseñas la letra y la cantamos en la función de Mimi y Ana. Así lo hacemos público también, vale?

- Vale. Me parece perfecto. Vente a casa, te ayudo. - Mirando a Ana, Mimi y Aitana - Venga, venid y ensayamos. Que hay mucho por delante.

Por su parte, Roi esperaba en un banco del parque la llegada de Alfred. Miraba a todos lados y no lo encontraba. No sabía donde se podía haber metido. Pero notó unas manos frías tapándole los ojos.

- Cariño, quien soy?? - Alfred echaba una risa juguetona mientras se abrazaba por detrás a Roi.

- El amor de mi vida quizá? - Roi se giró. Le dio un pequeño pico a Alfred y le hizo un gesto para sentarse a su lado - Qué llevamos al recital de Ana? Quiero hacerlo público.

- Amaia lo sabe ya. Solo falta Ana... Luis le dio ya el chivatazo a Amaia.

- No me jodas. Y entre tú y Amaia todo bien?

- La pillé besándose con Miriam y todo solucionado. Ellas dos juntas y yo contigo, mi amor.

- Pues a ver cómo se lo digo a Ana. Ella no es como Amaia. Igual me odia.

- O igual te pone también los cuernos. No sé. Existe la posibilidad.

- Y con quién si se puede saber? No sé, pura casualidad.

- Ella y Mimi son amiguísimas, quizá también...

- Me alegraría. ¿Te vienes a casa y nos probamos algún modelito guay? Y de paso descargamos nuestra ira... - Le dio un besito - Un polvito.. Uno solo...

- Está bien. Joder, cuando te pones terco no hay quien te aguante. Pero por eso te amo tanto.

La asociación de padres del instituto. | OT 2017 (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora