PROLOGO: "ANTES DE TODO"

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2000 i 'wos antes de la caída de Saturno

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2000 i 'wos antes de la caída de Saturno.

Saturno norte. Ciudad de Hakea.

Una guerra. Esa era la única palabra que podría resumir lo que le paso a Saturno en ese momento. Y fue culpa nuestra, por haber dejado que nuestros hijos infectaran a la raza que habíamos creado y cuidado con tanto esmero durante tanto tiempo, ocultándolos de razas más primitivas como la humana, que ahora era la única oportunidad que teníamos para salvar a nuestro planeta.

Todos sabemos que es lo que puede hacer una guerra con un país, o con una civilización entera. Ahora, una guerra en Saturno era algo literalmente de otro mundo, porque jamás pensamos que ocurriría.

Los Sat eran una raza pacifica, inteligente y la más avanzada de la vía láctea en tema de gobierno, sociedad, economía, tecnología y lo más importante, en mente. Por eso, una guerra en Saturno, creada por los mismos civiles, era conmoción en la ciudad de cristal, nuestra ciudad. La ciudad de los dioses.

Y como en toda guerra, hubo dos Sat que intentaron detener lo que era inevitable. Intentaron luchar contra el destino que tuvimos que imponer sobre nuestra raza para salvarlos de las garras de nuestros hijos.

La reina Casianna, gobernante de la legión de luz, y el rey Miller, gobernante de la legión de oscuridad intentaron con todas sus fuerzas frenar la rebelión, una rebelión que ambos sabían qué se avecinaba, pero a la que no quisieron prestarle atención desde un principio por no creer capaz a los Sat de hacer algo tan macabro como comenzar una guerra en contra de sus propios vecinos. El problema es que ellos no contaban con la idea de que aquellos rebeldes no habían nacido de la nada, sino que las ideas que los incentivaron a rebelarse contra las monarquías regentes fueron implantadas en sus mentes frágiles por aquellos seres despreciables, errores de los cinco dioses Saturniano: los Kigeni.

Quien hubiera creído que Mala, Castor, Yelwo, Dens y Hura, mi familia, mis adorados hermanos, tendrían hijos con mortales—mortales Sat—y luego estos se convertirían en su perdición, no solo para los dioses, sino que, para todo un pueblo, toda una raza, toda una nación, porque aquellos cinco bastardos divinos tenían planeado arrasar con Saturno, solo para vengarse de sus padres. Y vengarse de mí, por haberlos retenido durante tanto tiempo como prisioneros de lo divino.

Casianna ya no podía más. Su pueblo agonizaba y no podía rendirse ante las peticiones de los rebeldes, porque no era natural lo que pedían. Además, no podía hacerlo porque amaba a Miller.

-por venganza...-dijo el rey. –ellos manipulan a las cabezas de los rebeldes, por venganza, mi querida reina.

-pero...--ella miro hacia fuera, hacia su pobre y destruido reino. Camino hacia su trono y miro a su amado. A su oscuro rey amado. --¿no se dan cuenta de las consecuencias que traerá esta guerra?

Miller, el rey, se irguió para contemplar a la reina y suspiro.

-lo saben. -confirmo. Sus ojos azules, sin fondo y tan hechizantes se detuvieron en la reina. –y es exactamente lo que quieren.

Crónicas Saturnianas I : Híbrida (No Editada) Where stories live. Discover now