Cap. 42

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1000 i'wos después de la caída de Saturno

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1000 i'wos después de la caída de Saturno.

La Tierra. Ciudad de San Kara. 02:49 pm.

Recuerdo que Candase siempre decía lo mismo cuando quería excusar alguna de sus locuras humanas: vivimos solo una vez, así que no podemos desperdiciar nuestra vida en cosas banales. Tenemos que vivir cada momento como si fuera el ultimo. Recuerdo que me reía de ella, porque en el fondo sabía que lo decía para no olvidar que su vida era mucho más corta que la mía.

De pronto, un leve sonido se hace eco en mi mente. Es parecido al tronar de una bolsa de frituritas.

El aroma a cuero, limón y menta crea su camino a través de mis fosas nasales, provocando el repiquetear de mi energía.

-no creo que haya sido conveniente quedarnos aquí...

Siento el tacto, una muy leve sensación, de una mano sobre la mía.

- ¿Qué esperabas? Era demasiado peligroso llevarla a algún lugar estando manifestada como hibrida—explica, una segunda voz. Es dura y concisa. –o tu... bueno, lo que sea que eres ahora ¿crees que no llamaríamos la atención?

-tienes razón.—dice, la primera voz. Es suave y amable, incluso cuando la segunda voz le haya hablado tan despectivamente. –espero que la tengas con respecto a ella, también.

Es Ryker . es imposible no reconocer ese tono de voz.

-no proyectes tus esperanzas es mí, niño luz ...

Y ese es Thayer. ahora entiendo porque todo huele a él. Y porque mi hibridad se sentía tan a gusto.

-pensé que...

-no sé lo que te habrá dicho Zoee de mí, Ryker. –dice mi amigo oscuro. Se que está muy cerca mío, pero no logro sentir su cuerpo. –y si te dijo algo, pues no lo creas, porque no es cierto.

-me dijo que confiara en ti.—advierte entre dientes con enfado, Ryker . –siempre me lo dice. Y creo que es porque ella confía más en ti que en cualquier otro Sat en este planeta.

Thayer guarda silencio por más tiempo de lo que creí posible que pudiera callarse.

-no sé si ella pueda...

-no lo digas. –le dice Ryker. la mano que estaba posada sobre las mías, ahora se mueve hasta mi rostro. –ella va a despertar. Tiene que hacerlo.

Quiero hacer algo para informarle que estoy bien, que ahora lo estoy, que la mayya solo quería recordarme que aún no estoy lista. Quiero decirles que ya he vuelto de donde sea que haya estado antes, y que estoy bien. Pero mi cuerpo no responde a mis suplicas y mi cerebro está lejos de escucharme.

-esperemos que lo haga. —dice Thayer.

Ambos guardan silencio y el tronar de las frituritas desaparece, al igual que la mano posada en mi rostro. Pero el aroma característico de mi amigo oscuro se mantiene en el aire.

Crónicas Saturnianas I : Híbrida (No Editada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora