Cap. 16

45 1 7
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


1000 i'wos después de la caída de Saturno.

La tierra. Ciudad de Nyx 01:34 am.

No puedo dormir. No puedo dejar de pensar en cómo un pequeño roce de Ryker me hizo perder el control. No puedo creer que haya destrozado parte de su pulcra cocina. Y no puedo creer que él no haya notado que todo fue porque no soy un Sat de luz.

¡Dioses de Saturno! Tampoco puedo dormir, pensando en lo que me dijo Thayer por mensaje de texto.

Me remuevo en mi lugar en el sofá, viendo como mi hermano suspira del otro extremo. Apoyo mi cabeza en el respaldo del sofá y suspiro igual que él. Me estoy asfixiando en este lugar, encerrada en esta sala con todos los presentes durmiendo con tanta calma, y yo sufriendo por dentro por no lograr conciliar el sueño. Así que tomó una decisión.

Necesito salir de aquí.

Me levanto, y abro el ventanal de comedor, que da al balcón del departamento de Ryker. Llevo una manta y me acurruco en una de las sillas de exterior, que adornan el lugar. Es bastante grande, tanto como todo lo demás en su departamento, y tiene una estupenda vista de casi todos Nyx.

Las luces de los rascacielos parecen decorar la ciudad como guirnaldas de navidad, las luces de los faros flotantes le dan un toque antiguo a esta, que te hace sentir un poco más en calma y la densa cantidad de árboles y domos te dejan pensando en cómo mi raza ha intentado por años hacer que la tierra se parezca a Saturno.

Creo que podría quedarme admirando este lugar por muchas horas y no me aburriría jamás.

-hola...

Su voz me hace dar un pequeño saltito en mi lugar y mis sentidos recobran su estado natural de alerta.

Ryker bosteza y sonríe hacia la inmensidad que muestran las calles húmedas de Nyx.

-hola.

- ¿Qué haces afuera? —pregunta entre bostezos. Camina en mi dirección y se sienta en la otra silla del balcón. —Hace mucho frio aquí. —añade, mientras se frota los brazos con las manos.

Yo le ofrezco parte de mi manta y la toma sonriendo. La estira sobre nuestros cuerpos, para que ambos quedemos igual de abrigados y su gesto me hace recordar todo lo que ha pasado esta noche entre nosotros.

-solo... no podía dormir—. respondo y luego añado-: ¿te he despertado?

-que va...--responde, acurrucándose en la silla como yo. –fui a beber un poco de bibrani y noté que no estabas, así que comencé a buscarte y supuse que podrías estar aquí...

- ¿Por qué?

-por la vista. —responde con un encogimiento de hombros. Hace un gesto hacia la calle- ¿es hermoso, ¿verdad?

Yo asiento sin creerle demasiado, pero quien soy yo para hablar sobre mentiras.

-cuando mi madre...-se calla y mira de nuevo hacia la ciudad. —cuando ella murió, yo siempre venia aquí, todas las noches. Por alguna extrañan razón, las luces y el ruido de las calles me traían aquella paz que tanto anhelaba.

Crónicas Saturnianas I : Híbrida (No Editada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora