EPÍLOGO

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1001 i'wos después de la caída de Saturno

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1001 i'wos después de la caída de Saturno.

La Tierra. Ciudad de Nyx. 07:22 am.

-hoy es la ceremonia. –dice mi abuela desde el umbral de mi cuarto.

Yo no me volteo, solo miro por mi ventanal, hacia el crepúsculo del amanecer como lo he hecho durante los diez días posteriores al fatídico incidente en la ceremonia.

-sé que acabas de llegar a casa, Zoee. –añade ella con un tono de reproche.

Yo solo me encojo de hombros, aun de espaldas a ella, ocultando mis manos ensangrentadas, debido a la ardua noche que tuve a las afueras de Nyx.

-no puedes seguir haciéndote esto, querida.

Azul entra a mi habitación y siento como los resortes de mi cama rechinan ante el peso del cuerpo mi abuela.

No solo perdí a Xthina esa noche. No solo perdí a mi mayya. Perdí a Ryker. perdí la única razón que tenia en esta vida para ser feliz. Y mi abuela no puede aún entender eso. Nadie puede.

-debemos ir a presentar nuestros respetos. –insiste. –es una tradición de su legión, querida. Su padre ha pedido insistentemente tu presencia en ella...

Me volteo, pero no por completo. Admiro los primeros rayos de sol que se cuelan a mi habitación, iluminando la presencia de mi abuela y la mía al mismo tiempo.

Bufo mentalmente ante la imagen, porque desde hace diez días que ya no siento nada de luz en mi ser, ya ni siquiera sé quién soy.

-por favor...-me ruega mi abuela con su rostro derramado de tristeza. –hice todo lo que me pediste, Zoee. Le mentí a todos, inclusive a su padre, aun cuando sé que Mason se enterara de lo que en verdad paso esa noche. No puedo seguir respondiendo ante mi legión, cuando sé que tu estas haya afuera todas las noches haciendo cuanta cosa se te ocurra para aplacar el dolor.

-¿Qué quieres que haga?—pregunto con sarcasmo.

Ella suspira.

Esa frase es la primera que le digo en días.

-que asistas a la ceremonia. –dice cuidando de sus palabras.

Me volteo de nuevo hacia la ventana y gruño por lo bajo.

-llámala por lo que es. –digo, mientras vuelvo mi atención hacia ella. Esta vez por completo. –dime que quieres que vaya a su funeral, abuela.

Azul frunce su ceño y evita mi mirada.

-dilo. –le exijo.

Ella se levanta de mi cama y camina hacia mí.

-quiero que vayas a su funeral, Zoee. –responde, intentando tomar mis manos, pero yo la alejo con una mirada asesina, y las oculto en los bolsillos de mi abrigo.

Crónicas Saturnianas I : Híbrida (No Editada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora