Capitulo 23

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Les recomiendo leer el capitulo anterior (o leerse toda la novela de nuevo xd) para ubicarse nuevamente en la historia. ~




El viento me trajo a la realidad, impactando en mi rostro por la velocidad en la que conducía Ian. Mi corazón palpita constantemente por los posibles escenarios en los que mi madre se puede ver envuelta, que no me tomo el peso a estar, literal, pegada a la espalda del chico que me atrae.

Ian respira con fuerza al tener que detenerse obligadamente en el semáforo rojo, viendo como los otros autos interrumpen en su camino, y yo solo muerdo mis labios con nerviosismo.

Mis pensamientos vuelven a la realidad con el andar de la moto nuevamente, y me concentro en las calles de la ciudad. No estuve el tiempo suficiente para saber en dónde estoy ahora mismo, lo que me hace pensar que mi vida tuvo un gran cambio en cuanto trate de vivir una vida normal.

La idea de una vida normal me parece inalcanzable y algo irónica. Ni si quiera se con certeza el concepto de "vida normal". Claramente, la mía está lejos de serla.

Mi sentido de ubicación al fin se activa, y reconozco las calles cerca de mi casa. En cuanto Ian dobla en mi calle luego de que yo le indicara, mis ojos van directo a la casa de dos pisos. No la dejo de mirar, hasta que Ian aparca frente a esta. Mi casa.

Me bajo rápidamente y corro hasta mi puerta, deteniéndome abruptamente al ver la perilla de esta rota. Maldición, yo sabía que algo estaba mal.

La abro sin pensármelo dos veces, y mi corazón se detiene. Y mi rostro de desconcierto se hace presente. ¿Qué diablos...?

Todo está en total orden. Lo que hace que mis pensamientos se detengan abruptamente. ¿Entonces por qué la perilla...? ¿Mi madre hablando de...? ¿Su suplica en la voz..?

-Leah. -La voz de Ian me llama la atención. Y dirijo mis desorbitados ojos hasta los suyos, que se encuentran con una capa de preocupación. –Busquemos a tu madre.

Parpadeo, aún algo distraída, y asiento finalmente.

A medida que buscamos en la casa, me doy cuenta que nada calza con exactitud. La perilla rota y la desesperación en la voz de mi madre, no encuentra lógica alguna con el orden en que se encuentra la casa.

Todo está en perfecto estado. Ni un cuadro, cojín o adorno fuera de lugar. Lo cual me desconcierta aún más. Pero sin duda, la ausencia de mi madre.

No hay rastro de ella, o algo que indique que hubo alguna clase de conflicto aquí. Lo que uno se puede llegar a imaginar. Tal vez como un ladrón, secuestro u ataque. Pero ningun signo de que algo así, que pudiera haber sucedido en estas paredes.

-No entiendo.. –murmuro aún en el cuarto de mamá, con la mano en la frente mientras mi mirada se pasea por el cuarto en perfecto estado. Ni si quiera una arruga en la cama que indique un reciente peso en ella. Nada.

-Es obvio que si se la llevaron, no fue en contra de su voluntad. –habla Ian.

Mi mirada se posa en él rápidamente. ¿Qué quiere decir? Sin embargo no tengo tiempo a decir algo, cuando el celular fijo de la casa comienza a sonar en la primera planta. Mi expresión se frunce, y soy yo la primera en salir de la habitación rápidamente para alcanzar el teléfono.

Pero mis pensamientos no van con mis actos, y me quedo frente al molesto ruido. Sintiendo como los pasos de Ian se posan tras de mí. Estoy indecisa, es obvio.

-¿Contesto yo? –pregunta él tras de mí.

Me giro a mirarlo, y muerdo mis labios, negando. Fijo mi mirada nuevamente en el teléfono, y lo tomo rápidamente. Sin agregarle más suspenso a la situación, y pongo el aparato en mi oreja.

-Leah, esta al revés. –dice Ian ante mi rostro de desconcierto al no escuchar nada.

Suelto un suspiro nervioso, dándole una corta mirada de agradecimiento. Y sintiéndome tonta, arreglo la posición del teléfono.

-¿Hola? –pregunto finalmente. Escucho una respiración, lo que me pone aún más ansiosa. -¿Quién es? –insisto, pero nada.

Y no tardo en escuchar el pitido que marca el fin de la llamada. Dejo el teléfono en su lugar, con el ceño fruncido a más no poder por la confusión, y miro a Ian.

No hace faltan palabras para que entienda mi expresión, y solo pasea su mirada por el salón sin saber que decir o hacer. Estoy igual que él. En blanco.

No hay algún indicio o pista de lo que pudo pasar aquí. Pero si de algo si estoy segura, es que todo es obra de Theo MacAdams, alias el "buen señor".

(...)

Sorbo del café, mirando la fogata frente a mí. Hace media hora llegamos a la casa del familiar de Park, y todos estamos reunidos en frente de la fogata. Ya todos saben de lo ocurrido (a excepción de los dos niños que están durmiendo) y están igual que nosotros. Sin tener alguna idea de lo ocurrido.

-¿De qué les sirve tener a tu madre? –pregunta Evan al aire, con la vista pegada en la fogata.

-Que tienen a una extinta menos. –dice Derek sin titubear.

Yo trago saliva, sabiendo que es verdad lo que dice. Pero aún así, me niego a aceptarlo. Aún no cabe en mi cabeza el hecho de que ellos la tengan, y que esa casa este en perfectas condiciones, lo que da a concluir que mi madre no forcejeo o intento impedirlo.

-Tal vez no son ellos quienes la tienen. –Edik parece leer mis pensamientos ante su comentario, y ese mismo parece sucumbir en los pensamientos de todos. Quienes muestran confusión en sus rostros.

-¿Unos aliados? –pregunta Evan, con confusión.

-No podemos estar seguros, pero no es una opción a descartar. –habla Edik.

Todos se sumen en un silencio, siendo las ramas consumidas por el fuero el único ruido

-Maldición, esto cada vez se vuelve más extraño. –espeta Stephen.

Y que lo digas vampirito. 







Okey, lo sé. RE corto este "capitulo" pero queria darles un pequeño adelanto para lo que viene. Y sí, también se que he demorado una eternidad en subir algo desde que dije que retomaría nuevamente la novela. Pero sucede que he estado muy ocupada, asi de simple :/(

¡Gracias para todas las personas que siguen leyendo esta novela!! TIENEN TODO MI AMOR, MIL GRACIAS. y espero que les haya gustado este capitulo ;)

© Extintos.Where stories live. Discover now