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Seokjin aprendía rápido, eso no lo ponía en duda. Pero al momento en el que quitó la partitura de su vista retrocedieron dos pasos. 

      —No sabré hacerlo para el día del concierto. —Se quejó Seokjin pulsando teclas del piano al azar. 

      —La idea aún no está aceptada. La pueden rechazar. Tú la puedes rechazar, Hyung. La verdad es que tenemos muy poco margen de tiempo. Entiendo cómo debes verme. Llegué a cinco semanas de que sacaras tu próximo álbum y ya estoy cambiando las canciones. —Murmuró triste por la cruda realidad. Faltaban casi tres semanas exactas para que el álbum se hiciera público y Seokjin saldría al escenario a cantar aquellas canciones. Si el ensayo de Epiphany no estaba totalmente pulido, a los altos cargos de la compañía no les quedaría más remedio que rechazar la idea de Yoongi. 

      —Vaya, esos han sido los mejores ánimos que jamás me han dado. —Siseó el artista con ironía. —¿Siempre eres así de negativo? —Bufó mirando al becario. 

      —La verdad es que sí. ¿Le molesta? 

      —¡Pues sí! —El pelirrosa rió por la indiferencia del más joven. —Vamos Min, lo conseguiremos. —Presionó las teclas con entusiasmo. 

      —¿Por qué haces eso? 

      —¿A qué te refieres? —El  mayor lo miró confuso con el ceño fruncido. 

      —Haces esto como si quisieras hacerlo más por mí que por ti. Podrías simplemente rechazar mi idea y ahora mismo estarías en tu casa... no sé ¿durmiendo? 

      —¿Qué? Espera, en primer lugar son las seis de la tarde. ¿Dormir? ¿En qué clase de mundo vives? 

      Yoongi rió divertido por la confusión instalada en el cantante. 

      —Y además. Si conseguimos que aprueben tu idea tu nombre saldrá en mi álbum, en una canción, eso te ayudaría mucho al acabar la universidad ¿cierto? 

      El azabache asintió aún esperando oír qué ganaba Seokjin a cambio. 

      —Pues entonces no me importa cambiar mis horas de aburrimiento y comida de lujo por aprender cincuenta segundos de mi canción en el piano, menos aún cuando eso podría ayudarte en tu carrera. —Seokjin sonrió tiernamente tocando lentamente las notas vagamente memorizadas.

      —No lo entiendo. ¿Qué ganas tú a cambio? 

      —¿Por qué tengo que querer algo a cambio? 

      —La gente siempre quiere algo a cambio. —Yoongi miró fijamente al mayor frente a él que lo observaba inocente. 

      —De verdad eres muy negativo. —Entrecerró los ojos preguntándose qué podía haber visto aquel joven en esta vida para desconfiar tanto de todo y de todos. —Si te sirve, gano una muy buena canción. Ciertamente suena bien con el piano. —Habló intentando volver a concentrarse en la melodía que sabía que tenía que estar guardado en su recuerdos recientes. En alguna parte.— Además. Si sale bien se convertirá en nuestra canción. —Rió pícaro mirando al azabache por el rabillo del ojo, provocando que se equivocara al pulsar las teclas. 

      —Eso...— El aprendiz se sonrojó inevitablemente y quedó estático, sin poder encontrar las palabras. —No importa. 

      —Como sea. —Suspiró el mayor, aún insistente en sí mismo sabiendo que él conocía la nota que venía ahora. 

      Pensar en la imagen que debía tener estando tan rojo le molestaba profundamente. Pensar en verse así delante de Seokjin solo lo ponía en ridículo. 

Star °°Yoonjin°°Where stories live. Discover now