°° 14 °°

1.4K 158 62
                                    

Seokjin se giró con una pequeña sonrisa, aún con las mejillas rojas además de su nariz. Se había puesto la capucha de su chaqueta invernal, haciéndole parecer un esquimal. 

      Un esquimal jodidamente atractivo.

      —¿Qué? — El mayor preguntó pasados unos segundos, curioso por lo que Yoongi estaría pensando mientras le miraba tan directamente. 

      Yoongi sacudió su cabeza y apartó la vista, mirando de nuevo al paisaje nevado. 

      —Ahm... Nada. Solo... Perdona. 

      —¿Por qué? — Seokjin rió. Yoongi casi pensó que lo hacía a propósito y solo para torturarle. 

      —Por... No importa. —El menor dudó un rato hasta poder recomponerse frente al pelirrosa y dio un paso atrás. —Dijiste que no podemos ir a trabajar ¿cierto? 

      Jin arqueó una ceja. 

      —Sí... ¿Por? 

      —Ahora me toca a mí enseñarte algo. Pero primero, tengo hambre. Vamos. — Yoongi dio media vuelta y comenzó a caminar, rezando por no resbalar con la fina capa de hielo sobre la acera y hacer el ridículo frente a la gente. O peor. Frente a Seokjin. 

      —¡Espera! 

      Seokjin acabó por alcanzarlo dando pasos caudalosos sobre el hielo y bajando el ritmo al llegar a su lado. 

      —¿A dónde vas? 

      —Acabo de decírtelo: tengo hambre. 

°°°

—Podías haberme dicho que tenías hambre en casa. 

      Yoongi tomó otro bocado del pequeño dulce caliente y negó. 

      —No te preocupes. Tampoco quiero empezar a robarte comida. 

      —Te he dicho que no me importa. 

      —Y yo a ti que a mí sí me importa. 

      Seokjin suspiró apoyando la espalda en la silla de plástico y metal con su té caliente en la mano. 

      Seokjin pensó en el hombre que había delante de él. De cómo interactuaban los primeros días y cómo lo hacían ahora. Todo había cambiado mucho en un mes. Eso me gusta

      —¿De qué te ríes? — Yoongi le preguntó al ver brotar una sonrisa distraída en sus labios mientras abría el vaso de papel y removía el líquido usando la etiqueta que colgaba del saco con las hierbas.

      —Nada, solo estaba pensando. 

      —¿En qué? — Yoongi frunció el ceño. Tenía una extraña sensación de que tenía que ver con él, y no sabía si eso era bueno o malo. 

      —En que parece que ya no me odias.— Seokjin cerró el vaso con la tapa y se lo acercó a la boca. 

      —Yo no te odiaba. 

      —Pero no te caía bien. 

      —Eso es diferente. 

      Seokjin rió ante la respuesta de Yoongi. 

      —¿Por qué te caía mal?

      —No lo sé. Tan solo fue una primera impresión. Se suele decir que no te fíes de ellas pero a mí me suelen funcionar. Excepto contigo, al parecer. 

Star °°Yoonjin°°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora