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Seokjin no movía sus ojos castaños de la imagen de su teléfono a través de los cristales de sus gafas. Observaba la pantalla con el ceño fruncido y suspiraba. Una extraña tensión se acumulaba en su pecho con ansiedad y en la quietud, el aire parecía de cemento. 

      Cuando la pantalla se encendió y el móvil comenzó a sonar, la presión en su corazón lo estrujó con fuerza.

      Su mano se deslizó con dudas hasta tomar el aparato entre sus dedos y alumbrar su rostro con la foto de la mujer que sentía que en el fondo no conocía de nada. Presionó el botón verde y acercó el teléfono a su oreja. 

      —Hola, mamá. 

      —Ah, Seokjin. Ya pensé que no lo cogerías.

      —Apenas esperaste veinte segundos, mamá. 

      —Y más que suficiente ha sido. —Contestó y Seokjin pudo imaginar su postura decidida con la barbilla alta. 

      —¿Qué es lo que quieres? 

      —Disculpa, ¿no puedo llamar a mi hijo y preguntar cómo está? Tú nunca llamas de vuelta. 

      —Tú tampoco. ¿Qué es lo que quieres? —Repitió. 

      —¿Estás con Jungkook? 

      Seokjin se encogió en su lugar. Tampoco le sorprendía que ella llamase preguntando por su hermano, pero aún dolía. 

      —Él tiene un teléfono, ya sabes. 

      —Sí, pero ya sabes cómo es, si vuelvo a llamarle se quejará de que no paro de hacerlo. 

      ¿Si vuelves a llamarle? Disculpa, ¿hace cuánto que no hablabas conmigo? ¿Más de un mes? 

      —¿Y qué tengo yo que ver en eso? 

      —Bueno, ya sabes, podrías decirme cómo le va. Oh, pero no le digas que he preguntado por él. 

      Seokjin suspiró. 

      —Mamá voy a colgar. 

      —¿Qué? No, no, espera. 

      El pelirrosa volvió a llevar el teléfono a su oreja y se frotó los ojos con su mano libre por debajo de los cristales redondos. 

      —Está bien, ¿qué tal tu día? No deberías ponerte así, sabes que me preocupa Jungkook. Aún es un niño, Seokjin. 

      —No tienes que preguntarme si no quieres hacerlo, no voy a obligarte a actuar como una buena madre. Ambos sabemos que no es cierto. No conmigo. 

      La mujer al otro lado chasqueó la lengua. 

      —Seokjin, sé que nuestra relación no es la mejor, pero eso no significa que puedas tratarme así. Quieras o no soy tu madre. 

      El pelirrosa suspiró otra vez. 

      —Sé eso. 

      —Como sea. ¿Vas a decirme cómo te ha ido o vas a colgarme? 

      —¿Prefieres que cuelgue? 

      Un suspiro llegó a sus oídos a través de la línea. 

      —Creo que ya eres mayorcito, Seokjin. Puedes hacer lo que quieras. Yo al menos lo estoy intentando, pero no puedo obligarte si no quieres hablarme. 

Star °°Yoonjin°°Where stories live. Discover now