[13] Testamento.

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Capítulo Trece: Testamento 

Isabella

Sabía que vendría a verme está noche, lo estaba esperando y no me decepcionó. 

Llevo mi mano a su pecho y tocó el lugar donde debería estar un botón. Levanta la vista hacia sus ojos y solo elevó una ceja a modo de una pregunta silenciosa. Él simplemente se encoje de hombros. 

—Ese Bendito árbol está acabando con todas mis camisas. 

—Imposible. —Digo. No quiero que me eche la culpa de su descuido. —Tu eres muy descuidado deberías de no usar tan ajustada la camisa. —Respondo en medio de una sonrisa. 

—¿Te molesta que la use solo un poco ajustada? —Niego por qué sé que solo lo hace para tomarme el pelo —Sabes las uso así para verme como todo un modelo. 

—¡Claro! como todo un vaquero sexi de revista del lejano oeste. 

—¡Exacto! Tú y yo estamos en sincronía reina 

—No creas esa gran mentirá. Más bien recomiendo que no la uses tan justa, para evitar que andes dejando los botones por cualquier lado. — Él simplemente me da una sonrisa de esas que hace que todo se me olvidé y mis piernas tiemblen. 

—¿Que tienes pensado hacer mañana? —Frunzo el ceño por que padre me pidió que lo esperara temprano, según lo que entendí necesita ponerme al tanto de las nuevas reformas del rancho, no sé cuanto tiempo tomará. 

—Papá quiere hablar conmigo, supongo que ha de ser por el tipo que se metió al rancho. 

—Isabella, no fue solo uno. Fueron al menos media docena de hombres armados, de lo contrario los dos trabajadores que salieron lastimados los hubieran atrapado. 

—¿Y tú como sabes eso? Si tu estabas en el pueblo. 

—Reina, tu padre tiene una gran amistad con mi pad... Patrón. Y esta tarde se reunieron para hablar sobre la seguridad de las yeguas purasangre que tu padre le compro al mío. 

—¿Al tuyo? —Pregunto en medio de una sonrisa que yo trate de disimular muy mal. 

—A mi patrón Isabella. Es que me confundo porque solo quiero darte información que no me comprometa, además se supondría que yo no debería de hablar de estos temas contigo. 

—Ok. Pero sigue hablando yo quiero tener aunque sea un poco de información de lo que está sucediendo aquí. 

—No, ya no diré nada. Tendrás que esperar hasta que tú padre decida que es lo mejor para tí. Si estar informada sobre lo sucedido o mantenerte al margen de la situación. —Retiro mi mano de su pecho y cruzo los brazos en modo de protesta y lo veo con mi peor cara. 

—Él no puede decidir por mi, yo soy una mujer hecha y derecha. Y tengo derecho de saber que es lo que está pasando. —Respondo molesta. 

—Bueno eso tendrás que repetirlo a tu padre.—Lo señaló con mi dedo índice. 

—Tu sabes algo y deberías de proporcionarme la información que necesito. —Niega. 

—Tu no necesitas nada reina, tú solo quieres saber lo que sucede. 

—Lo necesito. Esta tierra me pertenece y no quiero que unos vándalos ponga en peligro a mis trabajadores. ¿Y me has llamado cotilla? 

—Si le hablas de esa forma a tu padre no podrá negarte nada. 

—¿Tu creés? —Pregunto un tanto insegura y a la vez esperanzada. 

—Por supuesto inténtalo mañana. 

Un Vaquero Enamorado.Where stories live. Discover now