[17] Cabeza.

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Sin editar.

Isabella.

Las lágrimas se hacen presentes, Cierro mis ojos para tratar de evitarlas. Los abro esperando que él habrá esa puerta y me abracé, pero no sucede. Me dejo caer en la cama echa un ovillo, en mi mente se repite una y otra vez la escena en que admite que se arrepiente de lo sucedido...de lo más hermosamente placentero que he hecho hasta ahora.

»tienes que irte de aquí»

Cierro mis ojos y asiento a lo que la vocecita dentro de mi cabeza dice.

No puedo quedarme aquí después de lo sucedido, Donde quedaría mi dignidad y mi amor propio, si lo hago.

Me siento en el borde de la cama al querer ponerme en pie puedo sentir la molestia en mi entrepierna. Veo como el semen de Drew se resbala por mis piernas al caminar, veo hacia otro lado no por asco, sino por que es la prueba de lo que compartí con él y le importo una mierda. Decido lavarme antes de marcharme, entro al baño y tomo una ducha, las lágrimas aparecen nuevamente y estás se mezclan con el agua. No sé cuántos minutos paso bajo el agua, tomo una profunda respiración y cierro la llave.

Busco un albornoz pero no lo encuentro, voy hasta el armario del final de baño y ahí encuentro toallas tomo dos, procedo a secar mi cuerpo. Tomo la manecilla de la puerta con mucha fuerza, en lo más profundo de mi corazón deseo que él me este esperando para hablar, pero la decepción baña mi rostro cuando abro la puerta y no hay nadie tras está.

Obviamente mi ropa interior está sucia y no pienso usarla así. En mi campo de visión esta el clóset y una idea cruza mi mente. Se supone que aún sigo teniendo una relación con él, no creo que se enoje que tome prestados unos boxer y me lleve la ropa que me prestó para dormir.

Contengo otro sollozo y camino hasta la sala.

Lo encuentro con los brazos sobre sus rodillas, las manos en la cabeza y sus hombros caídos, signo de derrota. Cuando salió del cuarto lo hizo desnudo ahora tiene la sábana que me arropó horas atrás a mí, esta que ahora tiene el deber de cubrir la parte inferior de su cuerpo.

Como si notará mi presencia levanta la vista de sus pies y me ve directo a los ojos. Contengo la respiración al ver lo rojos que estos están. Puedo ver una botella de licor en la mesa del centro, esa botella que cuando estaba limpiando la casa estaba completamente llena y hoy está a la mitad.

-Me odias. ¿cierto? -Niego, por que en verdad que no lo hago. Estoy triste que es diferente. -¡Dios! Eres tan tan buena. No debí de hacerte eso...abuse de tu confianza y ni siquiera me gritas.

En verdad él piensa que abuso. Eso es completamente mentira, inconsciente o no yo lo deseaba y me encantó.

-Soy una porquería. -Se señala con el dedo. -Aparte de un mentiroso, pensé que con una ducha de agua fría se arreglaría. -Lo veo tomar la botella, camino hasta él para quitársela y la pongo lejos de su alcance.

-Andrew Rousey tú no has abusado de mí sácate eso de la cabeza. -Lo tomo del rostro para que me preste atención.

-Te penetre cuando estábamos dormidos no me lo perdono. Tú eres tan buena, dulce...tan perfecta. Y vengo yo y te trato de esta manera tan vil, siento que te obligue a entregarte a mí. Te mereces a alguien mejor que yo. -Guardo silencio no sé que decir. -Tampoco te mentiré diciendo que eres la primera mujer que voy en serio. No puedo esconderme detrás de una excusa tan pobre.

Siento como mi estómago se encoje. Muerdo mis labios para guardar silencio.

-No eres la primera mujer que le pido que sea mi novia, de hecho hasta estuve comprometido. -Esto me cae como un balde de agua fría. -Con ella no funciono la relación y hace dos años rompí el compromiso, no había tenido nada serio con nadie...Hasta que llegó una señorita de unos bellos ojos azules que me hipnotizaron desde la primera vez que la ví, y cada día me hipnotizan cada vez más. Me ha dejado prendido de su audacia, inocencia, voluntariosa, alegre, inteligente que es. Me cautivó como ninguna otra. -Me regala una sonrisa de lado que hace que mis piernas flaquean. -Indirectamente me ha obligado a trepar un árbol casi todas las noches solo para verla dormir. Ha despertado en mi una parte protectora, que hasta hace poco se me era desconocida. Una parte celosa, deseo que tus sonrisas sean solo para mí...Sabía que eras inexperta cuando te senté en mi regazo por eso te dije que solo quería probarte.

Un Vaquero Enamorado.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu