[18] Decisión

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Isabella

Siento como una mano esparce caricias desde mi hombro hasta mi cuello.

—Mmm...—Gimo de placer y apenas logro abrir un ojo, para guardar en mi memoria la imagen de un Drew somnoliento. Por que rayos tiene que ser tan atractivo.

—Buenos días hermosa.

—Buenos días guapo—. Quiero estirar mi cuerpo pero el espacio es limitado y no me lo permite, un bostezo hace que lleve la palma de la mano a mi boca. Menos que deseo es que Drew sienta mi aliento mañanero. Hasta ahora recuerdo que nos quedamos dormidos en el sofá—. ¿Que hora es?—. Pregunto aún un poco dormida.

—Las ocho de la mañana—. Muerdo mi labio inferior para tratar que la sonrisa que se está formando en mi boca no sea tan grande. Él se quedó aquí, conmigo. Según sé él siempre se levanta muy temprano TODOS los días sin excepción y hoy se quedó aquí conmigo, adoro ese pequeño gran detalle que tuvo conmigo—. Tengo hambre—. Él solo se limita a elevar una de sus cejas pobladas hacia mí y asiente.

Con mucho cuidado se sienta en el sofá y se frota el rostro con sus manos.

—Ok. Iré a mí habitación a vestirme y voy a la casa grande por comida.

—Yo podría cocinar...se me da muy bien.

—No—. Responde rápidamente.

—Juro que no quemó la casa—. Dejo mi mejilla en su espalda.

—No es eso—. Se nota un poco nervioso—. Hermosa, yo no como aquí, siempre lo hago en la cocina de la casa principal. Por eso aquí no hay despensa, el refrigerador está vacío. Tendré que ir por alimento ahí.

—Eres un trabajador muy apreciado para que tengas la confianza de comer ahí.

No dice nada y se pone en pie y camina hacia su habitación. Soy testigo de como los músculos de su espalda se contraen, mis ojos bajan hasta sus nalgas y por favor que alguien me vierta un poco de agua bendita para eliminar los pensamientos y acciones pecaminosas que a mi mente sucia llegan.

Sin pensarlo me pongo en pie y lo sigo, hago lo que he querido hacer desde que lo ví en el lago.

—Pero que mierd...— Se gira muy rápido—. ¿Isabella acabas de...de darme una nalgada?—. La cara de incredulidad están grande que solo hace que ría a carcajada limpia.

—Tu me lo pedías—. Bueno más bien fui yo la que quería hacerlo—. ¿En que momento lo hice?— Pregunta con desconcierto.

—En el momento que piensas que soy de piedra y te paseas desnudo mostrando el buen culo que posees...la carne es débil—. Me encojo de hombros.

Me señala con el dedo índice, lo sostiene en el aire y desiste. Da la vuelta, pero no sin antes regalarme una mirada que promete que muy pronto se cobrará lo que yo hice. Estaré alerta.

Drew no tardó ni quince minutos en regresar con una cesta llena de todo. Soy una persona de delgada y no es porque me ponga a dieta, sino porque tengo un metabolismo muy rápido.

—Veo que te gustó el desayuno hermosa—. Asiento a sus palabras.

—Realmente nunca había estado muy hambrienta. Podrías pasarme la mermelada.

El desayuno pasa con calma, definitivamente disfrutó de su compañía.

****

A lo lejos se puede distinguir los edificios principales del rancho. Estoy muy nerviosa, papá no sabe que voy para la casa y de seguro me espera una reprimenda del año. Aunque sé que como buen padre debe de estar preocupado por su única hija.

Un Vaquero Enamorado.Where stories live. Discover now