Capítulo IV

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De pronto la visión de mi pintura comienza a despixelarse y un intenso dolor invade mi cabeza. Retiro mis gafas para restregar mis ojos. Estoy aturdida, como si una granada acabara de explotar cerca mío y me encontrara bajo el efecto del impacto. Casi puedo sentir el torrente de sangre circulando por mi cuerpo a una temperatura fuera de lo normal. Solo cuando me toma del brazo me percato de su presencia -La prueba a finalizado. Puedes ponerte de pie para el examen genético-exhala casi sin mudar el gesto de su rostro.

Logro leer el cartelito que lleva prendido a la bata blanca <<Alessa>> .

Dejo las gafas a un costado y me incorporo lo más rápido que puedo, mientras la mujer aguarda en la puerta con los brazos entrecruzados y una carpeta llena de anotaciones. Me asalta la curiosidad por lo que me pongo levemente en puntitas de pie para intentar leer lo que está escrito. Si tan solo pudiera saber lo que escribieron sobre mí... Pero es imposible.

Mientras caminamos descubro la cicatriz que le surca el lado derecho de la mejilla, casi formando una media luna. Frunzo un poco la nariz al imaginar cuánto debió doler. Lleva hecho un rodete bien ajustado y los ojos azules le centellean entre los mechones rubios que caen sobre su frente.

-Debes quitarte toda la ropa y depositarla allí-señala con el dedo mientras me extiende una bata- Tienes que ingresar dentro del cubículo transparente y apoyar las manos sobre la cintura- si no la hubiese descubierto respirando, hubiera afirmado que se trataba de un robot hábilmente programado. Su tono monocorde era algo que encontraba en reiterados empleados.

No importa cuantas veces repitan que esto es por mi bien, no deja de parecerme ultrajante e innecesario. De igual manera lo hago. Lo hago y ruego a Dios que acabe pronto.

Después de extraerme sangre y guardar la muestra, Alessa me lleva directamente al cuarto donde Dorotty dará el resultado final y luego se marcha sin siquiera mirar atrás. Observo su silueta alejarse con tristeza, en una silenciosa plegaria que se desvanece al cerrarse la puerta.

Dorotty es una máquina con tecnología avanzada que determinará según los exámenes rendidos, cuál de todos los jóvenes oriundos de Mezzra, es mi pareja ideal. Luego en el plazo de un mes y ya una vez viviendo en el domicilio asignado, recibiría en mi dispositivo mi futuro trabajo y el estatus social con el que comenzaría mi familia.

Lo que Dorotty nunca podría lograr, es obligarme a amar ninguna de sus elecciones. Aunque el amor no sea de importancia para la S. O, no puedo erradicar de mis pensamientos su existencia.

Mi corazón se anuda en una agonía fulminante que no me deja respirar. Me paralizo ante la pantalla titilante. << ¡¡Que dé error!!>> vocifera la voz en mi interior, pero nadie parece notarlo. Lo repito para mis adentros una y otra vez. Comienzo a transpirar, ¿Será que subieron la calefacción? ¿O tendré fiebre? .

-Tranquila querida- me palmea en forma de consuelo la doctora que permanece a mi lado -Ten, bebe un poco. Suena amable pero miro el vaso lleno de agua con desconfianza. Temo que quieran drogarme, temo que intenten desaparecerme y en mi lugar solo quede una inteligencia artificial con mi mismo rostro. No obstante, doy un sorbo porque siento la garganta demasiado seca y áspera; noto cómo me tiemblan las manos, ¿Por qué diablos demora tanto en arrojar el resultado? Tal vez no haya ningún idóneo para mí. De hecho hay ciudadanos que debieron esperar hasta un próximo estudio para ser emparejados. El calor explotaba en mis mejillas, no sé cuánto más pueda fingir tranquilidad; el aire huye de mis pulmones a toda prisa y un intenso dolor en la boca del estómago me devuelve a la realidad.

MORAN BRENDAN aparece en la pantalla después de casi una eternidad.

La doctora sonríe y aprieta levemente mi brazo para confortarme.

-¡Haz encontrado a tu idóneo!. Te deseo mucha prosperidad y felicidad- dice mientras yo caigo de un precipicio que está a miles de metros de altura.

Estuve tan cerca de no ser emparejada... sino... sino ¿Por qué la estúpida máquina tardó tanto en dar el resultado?

¡¡Dios!! debieron subir la calefacción, indiscutiblemente hace mucho calor aquí adentro.

-No me siento bien- alcanzo a balbucear. Las náuseas cada vez se vuelven más intensas.

El escolta me guía al pequeño baño dentro de la habitación, una vez en el mismo, echo el cerrojo y me apoyo contra la puerta. Necesito encontrar alguna forma de escapar, pero por más que busco no veo ninguna posible salida. Estoy atrapada en un pequeño cuadrado blanco, una tonta caja diseñada para una rata de laboratorio como yo, como todos.

La voz de la doctora llega a mis oídos en forma de eco -Los jóvenes y sus crisis de nervios. Son totalmente normales después de un momento tan determinante para sus vidas. Creo que lo mejor será ayudarla para que pueda relajarse.

Escucho cómo el ayudante comienza a depositar elementos sobre la bandeja de plata que estaba en la mesa, mientras los manipula. El sonido aumenta mi ansiedad.

-¿Estas bien querida?-pregunta la Doctora y yo sólo quisiera poder gritarle que no.

Tal vez todo esto no sea más que el berrinche de una niña asustada, pero es imposible frenar el sentimiento que me instiga. No puedo permitir que me dominen. Al menos no sin antes haberlo intentado.

Tanteo las paredes con las palmas de las manos, muevo los muebles de forma desesperada. , Solo necesito irme a casa, descansar un poco... Si dejo que me mediquen será el fin.

-Si no abres voy a tirar la puerta abajo sesenta y tres- escupe el guardia rubio esta vez. Lo sé porque descubro su erguida figura a través de la cerradura.

Lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y no puedo detenerlas. Ruedan por mis mejillas calentando mi rostro.

<<Es Moran. Al menos es él>> trata ahora de convencerme la voz.

Pero muy en el fondo sé que el problema no es quién me tocó, sino la forma en que sucedió. Cuenta hasta tres y sé que estoy perdida. Un golpe en seco y la puerta se abre de par en par.

*Las estrellas brillan hasta en la noche más oscura*Deja tu comentario si te está gustando la historia. Me encantaría leer sus comentarios

Olvidarte (Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora