Capítulo XVI

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No comprendo por qué su cercanía me afecta tanto, por qué siento el impulso de correr a kilómetros de distancia de él.
Retrocedo ante su tacto —O el hombre de las estrellas, si es que así deseas llamarme.

Muero de vergüenza con tan solo imaginar lo ridícula que debió sonar esa confesión viniendo de una extraña.
Quisiera decir que lo confundí, que era alguien más, muy parecido a él... pero no es verdad.
Jamás podría olvidar ese rostro. Su rostro.

—¿Inmunes?— corto su risita automáticamente —Tengo tiempo de sobra para escuchar la versión completa.

Pasa la palma de su mano por la frente y la enreda en su cabello oscuro como anteriormente lo había hecho; no sé si estoy preparada para entender todo éste jodido caos. Sin embargono tengo otra opción más que intentar.

—No podemos confiar en ella— observo a Brenda lanzarme rayos de fuego con su mirada —Podría ser un plan..— Orión levanta una mano impidiéndole continuar y la fiera hace silencio al instante. De igual manera noto como deposita su veneno sobre mí, deseando en su fuero interno que en verdad fuese una espía o algo mucho peor.

El cazador avanza hasta quedar muy cerca mío, rompiendo el espacio vital que necesito entre nosotros. Puedo sentir su respiración sobre mi piel, haciéndola hormiguear deliberadamente.

Dos latidos muy pausados y su voz emerge como destellos invisibles en el aire. 

—¿Esto es un plan Olive? ¿Ellos te enviaron a destruirnos?— me resisto ante las caricias de su mano sobre mi cuello, mientras gira a mi alrededor sin dejar de tocarme. Suena extraña su pregunta, nadie en su sano juicio contestaría que sí.
—No— atino a decir.
Trato de no gesticular ninguna expresión, de parecer relajada, pero mi cuerpo me traiciona y comienzo a sudar nuevamente.
Treep se remueve de su posición; el peligro brillándole en las pupilas. Podría jurar que se le tensan los músculos, se le endurecen las facciones. Sin embargo es muy probable que no sea más que una injustificada sensación provocada por un simple deseo.                                                          ¿Saldría en mi defensa si lo necesitara? Sacudo la idea de mi mente. Ésta es su gente, y yo  una simple extraña a la que acaba de conocer. Enfrentarse a los suyos por mi causa sería una estupidez. Una imperdonable.

Orión ajusta su agarre —Hay algo que me hace confiar en ti Olive, llámalo fe ciega si quieres —sus labios se mueven más lento —Pero si nos traicionas, con gusto te mostraré lo frágil que puede ser para mí ésta parte de tu cuerpo.

Aunque ya no me está sujetando, puedo sentir el ardor en la piel y tengo muy en claro que no está jugando. Aquí fuera, nada es un juego, cada paso define por cuánto tiempo vas a seguir respirando o no.

Después de todo lo que había atravesado hasta el momento, tenía por demás sabido que dependía por completo de mi inclusión en este grupo. Sino.. podría tener un final igual de terrible que el de Alessa. 

—Titán— ordena con seriedad.

En menos de un abrir y cerrar de ojos me encuentro inmovilizada por una masa infalible de músculos.
—Yo lo haré— ronronea Brenda como si fuese un ratón al que quisiera cazar, rodando el cuchillo ágilmente entre sus dedos.
—No— determina el Líder —Seré yo quien lo haga.

Nadie lo cuestiona; me pregunto por qué ejercerá tanto poder sobre todos ellos, qué habrá hecho para que lo respetaran de ésta forma.

La joven lanza el cuchillo a toda velocidad y la mano de Orión lo intercepta con suma precisión, como si fuese algo habitué entre ellos. Lo que me hizo escocer la piel y las entrañas al mismo tiempo.

Una enorme curiosidad me invade, sin embargo no tengo miedo, al menos no con Treep tan cerca y con la bruja fuera de carrera.
—Voy a sacar el chip de rastreo que llevas en el brazo— me explica con la mirada clavada en la mía.
No me sorprende que la S.O nos estuviera vigilando, era lo que siempre le decía a Moran, nos convierten en marionetas manipulando cada centímetro de nuestra existencia. ¿Cómo no íbamos a ser rastreados las veinticuatro horas del día también?

«Moran» repica su nombre en mi cabeza. ¿Cómo estará en este momento? Debe buscarme como loco por cada rincón, culpándome por mi maldita rebeldía.

—Esto va a doler un poco— gesticula mientras vuelvo de mis pensamientos. 

Aprieto los ojos, nunca fui buena tolerando el dolor, pero al menos mi orgullo no me permite demostrarlo.
Remanga el suéter y siento el frío colarse en mi piel, advirtiéndome lo que se avecina.

—Tranquila— me susurra con un tono de voz muy diferente, hasta más dulce, quizás.

Entonces comienza a recorrerme un ardor insoportable y aunque no quiero me sacudo, muevo el brazo a sabiendas de que solo empeoro la situación.
«Ya detente» me exijo para mis adentros, no es bueno que sepan lo débil que puedo ser, lo tonta que me vuelvo en situaciones como ésta.
Sin embargo cuando el cuchillo rompe mi piel y atraviesa mi carne de un lado al otro en la búsqueda del bendito chip, comienzo a sentirme mareada y el estómago parece traicionarme una vez más.

Contengo las arcadas infringiéndome cual verdugo propio, un malestar continuo en el resto del cuerpo.
—Listo— lo escucho decir a lo lejos y ruego para que Titán no me suelte de su agarre y caiga desplomada sobre el suelo. Por mucho que me molestara en un inicio, ahora se siente vital su acción.

Lentamente abro los ojos, alguien me entrega un líquido para beber, mientras me seca la frente y  luego venda la zona resentida en mi brazo de manera firme, pero delicada al mismo tiempo.

Treep. Él y esos ojos verdes suyos que me dan seguridad, me inspiran confianza. Su silenciosa presencia es un antídoto para mi continua ansiedad.

Me guía hasta uno de los troncos donde me siento a observar cómo destruyen el chip. Un alivio me recorre la espina dorsal cuando concluyen el trabajo. Ahora no tendrían forma alguna de rastrearme y podría al fin saborear un poco de libertad.

 Una leve brisa se cuela por mis prendas brindándome una agradable sensación, a pesar de que todavía mi cabeza se siente embotada y el mareo reciente no me abandona del todo, el panorama va tornándose más alentador.

—Necesitas reponer fuerzas—argumenta mientras extiende una rama con un pedazo de carne asada.                                                                                                                                                                                Huele deliciosa y sabe mejor aún. Tanto, que la termino en unos pocos minutos a pesar de hacer un real esfuerzo por no parecer desesperada.

El resto del grupo está disperso, planificando cuestiones que aún no entiendo, mientras se dan un banquete como el nuestro a unos cuantos pasos.

Sentir cómo su brazo roza el mío me hace recordar la noche que pasamos juntos, el tibio calor de su cuerpo llenando todos mis sentidos.  Bajo la mirada sintiéndome avergonzada.

—Y pensar que casi te devora— dice entre bocado y bocado. 
—¿Qué? — le contesto automáticamente.
Cuando señala la carne caigo en cuenta de lo que trata de decirme y abro los ojos en señal de asombro.
—¡Diablos!— frunzo el seño mientras me limpio los labios —Tengo que admitir que sabe muy bien.

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⏰ Last updated: Mar 16 ⏰

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Olvidarte (Trilogía)Where stories live. Discover now