11. Trampa

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Trampa

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Ese fue el primer mensaje que recibí el lunes por la mañana

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Ese fue el primer mensaje que recibí el lunes por la mañana. Después de todo el entuerto que Luca y yo habíamos tenido el sábado a la noche, me hizo prometerle que no iba a hablarle a Nora aún cuando ella dijera que yo era una perra arrastrada. A regañadientes lo hice, pero tenía que conceder que sí era posible que fuese una treta suya y mejor valía ser prudentes.

Sin embargo, cuando llegué a la escuela y Caroline me interceptó antes de poder formarme con los demás, tuve ganas de romper mi promesa. Su efusividad por ir al choque se me contagió un poco.

—¿Por qué? ¿Es que en serio te da miedo? No me hablaste el resto del fin de semana. ¡Y vi la palomita azul! Me clavaste el visto —gruñó mi amiga, cuando la esquivé. Vi a Edén darse la vuelta en la fila, para observarnos con cara de pocos amigos. Más allá, en la formación de 5to C, Nora estaba de espaldas a nosotras, con sus siempre pulcros rizos.

—Cállate —le dije, dándole un codazo cuidado, entendiendo la expresión de Edén. Si ella podía escucharnos, Nora también.

—¿Qué me calle? Vamos, sé que eres cobarde para estas cosas —rezongó Caro, algo que no me ofendió en realidad—. Pero podría hacerte quedar mal con los profesores.

—Que Nora obtenga lo que quiere, molestándome y haciéndome rabiar e insultándola, me hará quedar mal con los profesores —retruqué, bajando la voz, mientras llegábamos a la fila de 5to B.

—Baja tu fucking voz —le dijo Edén a Caroline, entonces—. Te está escuchando todo el mundo.

—¿Y qué? —Caroline jamás se daba por vencida—. Si no vas tú, iré yo. Le diré a ese monigote lo equivocada que estuvo al meterse con mi amiga.

Fue en ese momento que Nora giró un poco la cabeza y nos miró por encima del hombro. Había escuchado lo último con toda seguridad y las tres le devolvimos la mirada sin miedo alguno. Caroline arqueó una ceja en su dirección, retándola a abrir la boca o a hacer algo. Mi amiga no tenía pelos en la lengua y por cómo recordaba haberle dado unas cuántas patadas a Alan en la primaria, no dudaba que fuese capaz de tumbar del cabello a Norita, la friki, si la molestaba mucho.

Suspiros Robados (Libro 1) [Disponible en librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora