Roma
19 de septiembre de 2018
Córdoba, Argentina.
Ya habían pasado cinco años, cinco años en los que ya no estaba a mi lado y no lo iba a volver a recuperar, cinco años en los que mi papá había fallecido.
Guardé la última foto que me había sacado con el en la valija, fue el día que me saqué el carnet de conducir y me iba a independizar.
Una lágrima rodó por mis cachetes sin querer y rápidamente la saqué, estaba sola. Mi mamá nos había abandonado cuando yo tenía apenas 7 años y no había vuelto a saber nada de ella.
Bajé todas las valijas al living que ya estaba vacío, se habían llevado toda las cajas al contenedor. Estaba vacío como mi corazón.
Saqué las dos valijas de 23 kilos cada una más mi valija de mano afuera para después cerrar con llave.
Era definitivo, me iba a Italia aunque sea por un tiempo. Iba a abandonar Córdoba ya que después la muerte de mi progenitor nada estaba bien y me costó tomar la decisión, pero lo hice.
Me iba a vivir con mis abuelos a Italia, específicamente a Turín, había ido al país con mi papá pero fuimos a los lugares más típicos y conocidos mundialmente.
Ya había convivido con mis abuelos justamente después del abandonó de mi mamá ya que mi progenitor entró en una gran depresión y ellos se encargaron de cuidarme.
Obviamente ellos vivían en Córdoba pero tras la llegaba de mi papá, se fueron a vivir a Italia nuevamente.
Arranqué el auto con todas mis cosas y me encaminé para la inmobiliaria donde tenía que entregar las llaves de la casa donde prácticamente me había criado.
Nada más dejar las llaves y despedirme de la simpática inmobiliaria, me encaminé hacia el pequeño aeropuerto de Córdoba donde tenía que hacer escala con Buenos Aires y de ahí me iba directamente a Italia.
Saqué las cosas del auto y lo dejé en el renta car, había vendido mi auto hace dos semanas y andaba con los de préstamo desde entonces.
Busqué la mesita donde tenia que entregar todos los papeles y dejé mis dos valijas grandes allí, después de eso pasé por controles y finalmente esperé en los asientos hasta que abrieran la puerta de embarque.
Me esperaba un largo y cansino viaje por delante e iba preparada, me había comprado medio kilo de gomitas y dos Cocacolas para durar todo el viaje, obviamente también iba a dormir.
Después de 15 minutos avisaron que la puerta con destino a Buenos Aires ya estaba abierta. Me levanté y empecé a hacer la fila con el pasaporte y el ticket del viaje en la mano.
La azafata lo miró y arrancó una parte del ticket para después desarme un buen viaje cosa que agredecí, un poco más adelante había una cabina donde también había otra chica donde te sellaban el pasaporte.
Una vez pasado todo este proceso, empecé a caminar por el pasillo que llevaba al avión nuevamente me encontré con azafatas que entregaban periódicos y alguna que otra revista.
Gustosa agarré una y empecé a buscar el número de asiento que me había tocado 21A y para mí suerte era ventanilla.
Me senté, me puse los auriculares y empece a ojear la revista. Alrededor de unos 20 minutos ya estaban explicando las reglas de precaución mientras el avión andaba por la pista.
No le día bola porque ya me había comido esa charla mil veces, apagaron las luces para poder despegar tranquilos, ya eran las 8 de la noche y oscurecía.
Cuando estuvimos en el aire, dejé la revista a un lado y cerré los ojos para intentar descansar ya que tenía los oídos abombados por la presión y me esperaba un largo viaje hasta Italia.
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Como en todo los primeros capítulos que hago, quiero OPINIONES❤️.
