ocho

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Del impacto que me había causado me quedé inmóvil dándole el placer de poder seguir besando mis labios, al par segundos reaccioné.

—Para que te calles—se apartó el cordobés mientras mantenía una sonrisa de oreja oreja.

—Hay otras formas—acoté sin ninguna expresión y el me miró entrecerrando los ojos.

—¿Me vas a decir que no te gusto?—alzó una ceja y sonrió divertido, negué—Mentirosa.

—Lo que vos digas, dame la valija. Tengo cosas que hacer—ignoré completamente su comentario.

—Igual no me puedo quejar porque besas muy bien—comentó con superioridad, se arrastró debajo de la cama para sacar la valija—Tomá.

—Gracias, chau—dije rápido para agarrar la manija de la puerta y abrirla. Bajé la escaleras nuevamente y me dirigí a la calle.

Una vez salí ya estaba atardeciendo y para colmo no conocía mucho el barrio donde vivía Paulo, conocía un poco el de mis abuelos y mucho era.

Empecé a caminar en la dirección en la que me había traído el compañero de futbolista horas antes.

Cada tanto iba parando a algún italiano para pedirle ayuda, me costaba bastante comunicarme y eso que estaba usando el traductor.

Me senté en el banco y apoye los codos sobre mis rodillas para ponerme las manos en la cara, estaba frustrada, no veía la hora de llegar a casa.

La bocina de un auto me hizo alzar la vista y me lo encontré con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Todavía estás por acá?—cuestionó y yo levanté la ceja—Mirá que tarde y no vas ni por la mitad.

—Voy a mi ritmo—solte con superioridad y me levanté para empezar a caminar devuelta.

—Dale, dejá de hacerte la linda y subite—informó el cordobés, lo mire y negué para seguir caminando—Dale, no me cuesta nada alcanzarte.

—¡Puedo sola!—chillé y lo mire directamente a los ojos, el los rodó y no acotó nada al respecto simplemente piso el embrague y aceleró. Tiré la valija sin razón—¡Dybala!

Ví como dió la vuelta y se puso a la par mía. Lo miré enojada, me había llenado de polvo.

—Dale enojona, subite—hizo una seña con su cabeza para que entrara, solté un suspiro y finalmente me acerqué. Abrí el baúl para poner mis pertenencias ahí y a continuación subí de lado del copiloto—Mirá como hace caso la nena.

Me limité a fulminarlo con la mirada pero no acote nada al respecto, el simplemente tenía una amplia sonrisa  haciendo que se le achinasen los ojitos.

—Relajate novia, te estoy jodiendo—palmeó mi pierna con gracia, sabía que lo hacía a propósito.

—Yo no soy tu novia Dybala—lo miré directamente a los ojos para después desviar la vista hacia la calle.

—Pero todos sabemos que detrás de esa carita de orto tan linda que tenés querés ser mi novia—contestó con autosuficiencia, lo mire con una ceja alzada y me acerqué a su oído.

—Lamentablemente sos futbolista lindo y no me copa volver a vivir lo mismo con las fans.

—¿Anduviste con un futbolista?—me miró incrédulo y reí al ver su cara.

—Sí, con Cristian Pavón.

• • •

Creo que no soy yo sino pongo a Pavón en las novelas de Paulo pero no lo hago a propósito ni mucho menos por fanatismo pero que se yo.

Un dataso que les tiro, tengo 31 borradores, público algo? Ahreeee

heal ; paulo dybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora