CAPÍTULO 3

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Observaron a un grupo de niños jugar, correteando, riendo y gruñendo. Ellos, como la mayoría de las bestias, tenían cola y orejas de gato.

—Ow, míralos Narel, son muy tiernos.

—Yo lo único que veo, es la ropa sucia y gastada que tienen, sin contar que están descalzos. ¿Cuánto deben tener? ¿Entre cuatro y seis años?

—Tal vez —le dijo comenzando a caminar junto a la castaña—. En serio son muy lindos, nunca había visto niños Bestias.

—Shh, no hables de ellos así —le susurró Narel.

—Ey ¿qué hacen ustedes aquí? —preguntó serio un alto tipo de cabello negro.

—Hola, mi nombre es Narel Evans, trabajo en el ministerio de justicia y derechos humanos, y estoy aquí, porque me gustaría hacer un informe de la calidad de vida que tienen. No quiero molestarlos, sólo intentar demostrar las precarias condiciones en las que viven, para intentar buscar una solución.

El tipo frunció el ceño, luciendo realmente irritado.

—Los humanos saben perfectamente como vivimos, fueron ustedes que nos obligaron a vivir así.

—Comprendo su molestia, pero...

Camille ignoró completamente lo que su amiga seguía explicando, al ver que varios hombres más se acercaban a ella, y entre ellos, estaban aquel muchacho rubio que había conocido.

—Oh Dios —chilló bajo, tomando del brazo a Narel, para llamar su atención.

—¿Qué pasa?

—C-Creo que deberíamos irnos.

—Sí, pienso lo mismo —gruñó el tipo que las recibió.

—Camille —pronunció sorprendido el muchacho al verla—. ¿Qué haces aquí?

—H-Hola —murmuró mirando hacia abajo.

—¿La conoces, Onías?

—Sí, es la chica de las que les hablé. ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?

—A-Am sí, n-nosotras-

—Nosotras estamos aquí para intentar buscar una solución a su condición actual de vida —la interrumpió Narel—. No queremos molestarlos, solo evidenciar a través de videos e imágenes, su día a día.

—¿Y eso cómo nos ayudaría? —preguntó Onías.

—Sé que piensan que todos los humanos sabemos como viven, las condiciones a las que fueron obligados a estar, pero no es así. Muchos de nosotros no tenemos idea de lo que es vivir en un basural, de lo difícil que debe ser intentar conseguir comida para sus niños y mujeres.

—¿Crees que nos ayudarán si ustedes muestran eso?

—Quiero creerlo, aquí además tengo una copia del proyecto de ley que obligaremos a tratar lo antes posible, y la organización que queremos abrir a nombre de su especie, para mejorar su calidad de vida. Ya sea con alimentos, medicamentos, y ropa.

Onías observó a Camille, que aún seguía mirando hacia abajo.

—¿Tú quieres hacer esto por nosotros también? —le preguntó con una suave sonrisa.

—Sí.

El muchacho observó a Narel, y sonrió.

—De acuerdo, dime como puedo ayudarte.

***

—Wou, en serio ese tipo está enamorado de ti.

—No me lo recuerdes —le dijo cubriéndose el rostro con la almohada

DariemWhere stories live. Discover now