CAPÍTULO 31

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—Cinco meses—

Estaba sentada en la banca de espera de la clínica, mientras esperaba su turno para que la atendieran. Y durante todo ese tiempo se había mantenido entretenida con su celular, hasta que una pareja llegó unos minutos después que ella.

Eran jóvenes, quizás alrededor de veinte años. Y ver al muchacho tan entusiasmado, acariciándole la panza a su pareja, sonriendo, diciéndole lo emocionado que estaba por conocer a su bebé, le causó cierta angustia.

Según había escuchado, ella se encontraba del mismo tiempo que Narel, sólo que su vientre se veía más grande. La castaña miró hacia abajo, y miró su pequeña pancita, con temor ¿sería posible que su bebé no estuviera creciendo adecuadamente?

—Evans Narel —llamó la obstetra.

Ella tomó su bolso, y la siguió hasta el consultorio.

—Hola cariño ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Bien, algo preocupada.

—¿Por qué? ¿Has notado algún cambio? ¿Tuviste pérdidas?

—No, no, no ha sido nada de eso. Es sólo que acabo de ver a una chica, de el mismo tiempo que yo, y su panza es más grande.

—No debes guiarte por el tamaño de la panza, Narel —sonrió—. Hay mujeres que se le notan más que a otras su estado, y no por eso su bebé es más grande o saludable. Es una cuestión fisiológica.

—Pero mi vientre es muy pequeño.

—Pero tu bebé se encuentra muy bien. No te preocupes, he visto la ecografía que te tomaron ésta mañana, y tu pequeño se encuentra en perfectas condiciones.

***

—Dar ¿Para quién es esto? —preguntó curiosa Luna, tomando un body para bebé, en color blanco con ositos verdes, que había dentro de una bolsa con dibujos infantiles.

—Lu ¿recuerdas cuándo te pregunté si querías tener un hermanito?

—Sí.

—Bueno, estaba esperando el momento adecuado para contártelo, y creo que ha llegado.

—¿T-Tendré un hermanito? —preguntó con confusión.

—Así es cariño —sonrió, tocándole el cabello—. Tendrás un hermanito que nacerá en unos meses.

—¿Por qué en unos meses, Dar? ¡Traelo ahora! ¡Ya quiero conocerlo! —exclamó con una gran sonrisa.

—Porque aún está dentro de la panza de su mamá —explicó con una suave sonrisa.

No había imaginado que Luna lo tomara tan natural.

—Dar ¿Cómo entra el bebé dentro de la panza de su mamá?

—Cuando seas más grande, te lo explicaré —sonrió divertido.

—Pero yo quiero saberlo ahora.

—Eres muy pequeña aún.

—¿Entonces yo también estuve en la panza de mi mamá muchos meses?

—Sí —sonrió con nostalgia—. Tu mamá tenía una panza muy pequeña y bonita, bien redonda. Y luego de nueve meses, nació una hermosa bebita.

—¿Y ella me puso Luna? —inquirió sentándose en los muslos de él, mientras lo miraba curiosa.

—No, yo te puse Luna —recordó en un tono bajo.

—¿Ella cómo quería que me llamara?

—Em... No lo recuerdo, pero de seguro era un nombre bonito también —fingió una sonrisa—. Ahora ¿qué te parece si tomamos un rico chocolate con galletas? Ya me dio hambre.

—¡Galletas con chips de chocolate!

—Claro, ven —le dijo bajándola al suelo, caminando ambos a la pequeña cocina.

—¿Puedo ayudarte, Dar?

—Por supuesto, tú pon el chocolate en las tazas.

—Está bien —sonrió mientras tomaba una cuchara, y esperaba que Dariem le abriera el frasco con cacao en polvo.

***

Estaba comiendo un tazón con frutas, cuando escuchó el timbre del departamento sonar. Miró curiosa la hora, y fue hasta la puerta, observando por la mirilla de quien se trataba.

—Mierda —jadeó al ver que eran sus padres.

—Nari, abre cariño —pronunció su madre del otro lado.

—U-Un segundo —le dijo caminando rápidamente hasta su habitación.

Tomó una bata, y se la colocó, atándola levemente por encima de su vientre. Se miró en el espejo, y su panza se notaba sobre la tela.

Respiró profundo, y cerró los ojos por un momento. Sabía que en algún momento debía contárselo a sus padres, pero aún no se sentía preparada para hacerlo.

Abrió la puerta, y fingió su mejor sonrisa, al verlos.

—Ma, pa ¿Cómo están?

—Preocupado por ti, querida —pronunció su madre, saludándola con dos besos en las mejillas—. Ya no nos llamas, hace meses no nos vemos ¿Qué es lo que pasa contigo, Narel?

Saludó a su papá, y luego observó confundida a su progenitora.

—Nada, solo he estado ocupada.

—¿Sigues con eso de las Bestias? Hija por el amor de Dios ¿Cuándo entenderás que nada bueno saldrá de esto?

—Mamá, si viniste a sermonearme, regresa luego. Estoy cansada, es tarde, lo que menos necesito, es que vengas a mi casa a cuestionarme, cuando ya soy una mujer. Parece que a veces se te olvida que no soy más una niña o adolescente.

—Mira Narel, yo no sé que te han hecho, pero éste año ha sido desastroso. ¿Denunciar al pobre de Orión? ¿A caso te volviste loca? ¡El muchacho estaba destrozado!

—Secuestró a una niña pequeña de tres años, casi la mata por darle sus pastillas ¿Y me dices semejante estupidez?

—Hija, pusiste a esa Bestia sobre la amistad de años que llevamos con sus padres —pronunció su papá con seriedad—. Estaban desechos, ellos te aman, jamás creyeron que serías capaz de hacer semejante atrocidad. Sabes que Orión tiene problemas, que te considera su mejor amiga, que está enamorado de ti. Hasta nos dijo que te perdonaba por lo que habías hecho.

Negó con la cabeza, sintiéndose enferma.

—No puedo creer que mis propios padres digan algo así. ¿Vieron a caso una foto de la niña? Porque es una niña ¡Una niña pequeña que su padre y yo buscamos desesperados! Ese maldito enfermo hijo de puta, irrumpió en mi casa, y se la llevó mientras dormía. Y si la vida de esa pequeña para ustedes no vale nada, sepan que intentó más de una vez proparse conmigo. ¡Siento asco de él! ¡¿Cómo diablos debo hacérselo entender?! ¡Lo odio!

—¿Asco? Asco es andar rodeada de esos animales, avergonzar a tu familia, negarnos ante la sociedad —le dijo su madre con angustia—. Es desesperante llegar a nuestra casa, para tener que ocultarnos de las malas lenguas, y ver como nos dejan mensajes de odio en las paredes, como te tratan a ti de-

—¡Me importa una mierda! —la interrumpió, comenzando a llorar—. Dejen de querer meterse en mi maldita vida, no soy como ustedes, estoy harta de todo esto. ¿Y saben qué? ¡Estoy embarazada!

Se abrió nerviosamente la bata, y le mostró su pequeño vientre, mientras lágrimas de rabia mojaban su rostro.

—Estoy de cinco meses, es un varón, y su padre es una "Bestia". Y jamás amé tanto a alguien como a éste bebé. Y no me importa si ustedes no lo aceptan, si no vuelvo a verlos. No me interesa, tengo a mi hijo, y con eso me es suficiente.

...

Una mamá fuerte, decidida y hermosa ♥️

DariemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora