Parte 31

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Tras una hora en la carretera el paisaje había cambiado por completo. El que les rodeaba era algo más escarpado y muchísimo más verde.

No había casi tráfico y tenían gasolina de sobra. Llegarían a Bilbao a la hora de comer.

Iker dormía con la boca abierta. Estaba sentado al fondo, al lado de Hugo. Germán y Martín también se habían quedado fritos. Valeria estaba muy concentrada en un juego para móvil.

Hugo se apoyó en la ventanilla y decidió dormir también un rato.

Estaba a punto de hacerlo cuando escuchó el motor de su furgoneta revolucionado. Otra vez se le había olvidado a Bea cambiar la marcha. Ya se daría cuenta. No le iba a decir nada, bastantes problemas tenía con ella.

Respiró profundamente tratando de ignorar el sonido, pero ahí seguía. No se podía creer que condujera tan mal. Abrió los ojos, molesto, y los volvió hacia Bea. Se asustó al ver que había movido el retrovisor y tenía sus preciosos ojos clavados en él. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que hacía rato que había quitado la música. En cuanto él se incorporó, ella metió la marcha correcta y se llevó un dedo a la boca, indicándole que no hiciera ruido. Hugo estaba confuso, esperaba que le insultara de alguna manera, pero la expresión de Bea era de preocupación. Notó que su móvil empezaba a vibrar, ella le estaba llamando. La miro de nuevo y vio que tenía un auricular puesto.

—Be, podemos hablar cuando lleguemos. No debes conducir con un auricular puesto.

—No seas gilipollas, esto no es por ti. Aunque no lo creas, no eres el centro de mi universo.

—Un poco sí.

—Me ha mandado Camino una nota de voz, alguien ha subido una story con —levantó la cara para que Hugo viera sus labios a través del retrovisor y estos pronunciaron "Paula" sin emitir sonido— y no creo que sea bueno que lo vea —señaló a Martín, que seguía durmiendo, con la cabeza.

—¿Quién?

—El buitre, pregunta a Iker.

Hugo le despertó con cuidado. Iker fue a decir algo, pero Hugo le tapó la boca y le indicó que no hiciera ruido.

—¿Qué pasa? —susurró Iker.

—No sé qué quiere Be, algo de unas story de un tal buitre con Paula.

—No me jodas. —Iker sacó corriendo su móvil—. Será hijo de puta...

—¿Qué pasa? —susurró Hugo.

—Lo sabía. Mierda. —Iker abrió Instagram en su móvil y empezó a revisar las stories—. El puto cabrón de Óscar, es un buitre.

Oscar era un amigo de Paula, siempre estaba con ella. Incluso se quedaba a dormir a veces en su casa. Estaba tan claro que Paula no tenía ningún interés romántico en él, como que él sí bebía los vientos por ella.

Oscar había actualizado su Instagram hacía veinte minutos subiendo una imagen. Era una foto de Paula, tenía las ojeras muy marcadas. Estaba sentada en una terraza, con una tapa delante y una cerveza acabada, leyendo el móvil. Sobre la foto había un texto que rezaba: "Primer día de terracitas con Paulita".

A Martín nunca le preocupó Oscar, porque era más que evidente que era muy poco para Paula. Pero en el estado emocional en el que se encontraba, ver esa imagen de la que había sido su chica, acompañada del tío que llevaba meses intentando quitársela, le podía destrozar.

—Doble diminutivo —gruñó Hugo en voz baja—, menudo hijo de puta.

—Hay que llamar a Paula —susurró Iker—. Ella no lo ha podido ver porque no tiene Instagram, pero no le gustaría nada. El cabrón este lo ha hecho para joder a Martín.

Si me dices que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora