Sebastian Stan 3

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En la última clase nuestra representante se levantó de su asiento y todos la miramos fijo.

—Muy bien, como ya saben se acerca el baile de graduación y aquí tengo la fecha —dijo sonriendo.

Octavia y yo nos miramos felices y enlazamos nuestras manos, las sonrisas no cabían en nuestros rostros.

—¡El quince de este mes! —gritó emocionada.

Todos se pusieron locos mientas que a Octavia y a mí se nos borraron las sonrisas. Ese día empezaban las olimpiadas y ella debía competir, no podía faltar.

Nos fuimos a mi casa, ambos muy tristes, subimos a mi habitación y yo me senté con mis piernas estiradas y ella sobre ellas.

—Sebastian —susurró mirándome con lágrimas en sus ojos.

La abracé fuertemente pegado mi espalda contra su pecho, besé su mejilla con suavidad y la vi vuelta para quedar frente a frente, intenté secar sus lágrimas, pero fue imposible, se acurrucó en mi pecho y lloró por casi media hora.

—Nena... Escucha si tu no vas a ir yo tampoco iré, no mereces perderte esto y yo no iré sin mi princesa a uno de los bailes más importantes de mi vida, me quedaré viendo tu debut por la tele.

Ella negó con su cabeza.

—Ve, no es nada que te incumba y no mereces perderte esto por mi culpa... Sebastian, ve.

Volvió a ponerse contra mi pecho y yo hundí mis dedos en su cabello para acariciarlo.

—no sin ti, no sin mi princesa —susurré y besé su cabeza.

Fueron días duros, en especial para ella, Habló con su mamá la cual se alegró por la decisión de su hija sobre que iría a las olimpiadas y no a lo que ella misma apodo "Estúpido baile". Eso me enojó más. Que mujer más horrenda, que persona más maléfica. Sus entrenos no le permitían pasar mucho tiempo tranquila ni tampoco había sonreído ni una sola vez y eso me estaba matando tanto como a ella.

Hoy la acompañé a su anteúltimo entrenamiento hasta el día de su debut. La veía entrenar mientras que su profesor la miraba serio, la retaba varias veces a los gritos y yo quería matarlo cuando la vi sollozar y empezar a llorar, vino hacía mi con sus ojos rojos y enojada. yo me la quedé mirando.

—Sebastian, nos vamos —dijo mientras acomodaba todo en su mochila.

—Pero todavía no acabó la clase —murmuré.

—Dije que nos vamos —sentenció.

Se cambió y salimos corriendo con los gritos de su entrenador de fondo. La llevé a una plaza y allí nos sentamos, ella empezó a llorar y yo la abracé.

—No mereces esto, no te lo mereces.

Sus lágrimas empapaban mi camiseta, pero no me importaba en absoluto. Iba a quedarme así con ella hasta que estuviera bien.

—Octavia... Mírame.

Levantó su cabeza y me miró, le sequé las lágrimas que caían por sus mejillas y besé su frente.

—¿Tu en serio quieres ir a los juegos? Respóndeme la verdad, por favor.

Negó con su cabeza y su llanto volvió intensificado, volví a abrazarla y besé su cabeza.

—No tienes que ir si no quieres...Haremos algo —dije sonriendo por la idea que se formulaba en mi mente. —Hoy vas a disfrutar de muchas cosas, mañana es sábado y no tienes que llegar a casa.

Me miró interesada y asintió frenéticamente.

—Iremos a comer comida chatarra, beberemos e iremos a bailar... No puedes perderte todo en esta vida y yo no voy a dejar que te lo pierdas.

Marvel One-ShootsTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang