Tom Hiddleston

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Hoy era un gran día, iría a dar un discurso a una universidad sobre cultura inglesa en Cambridge, estaba emocionado y a la vez nervioso.

Llegué al colegio con una sonrisa, saludé a todos los que pasaban por mi lado. Llegué al salón con unos nervios increíbles, por más que tenía todo planeado. Cuando entré miré a todos y cada uno de los alumnos, era el último año.

Me presenté e hice que todos se presentaran. Empecé preguntando por atrás y cuando llegué a los de abajo noté un movimiento extraño debajo de las mesas.

—Chicos, sus nombres —dije mirando a la chica de pelo lacio algo marrón y al chico a su lado el cual movía su mano en la pierna de ella.

—Julieta —dijo ella.

—John.

Asentí con mi cabeza, vi como la mano de John pasaba a la cintura de ella. No dije nada, después de todo, tal vez eran novios.

Daba mi discurso sin poder evitar mirar a esos dos de la primera fila, él la tocaba, metía su mano por dentro de la pollera de ella a quien no parecía importarle. Por otro lado, a mi me estaba por dar un ataque, no tenía derecho a tocarla así, menos en clase y ella no debía dejarse. Cuando noté como él metía la mano por debajo de la pollera y le daba unos pequeños azotes no pude contenerme.

—John, podrías dejar de tocar a tu compañera.

Él rápidamente sacó la mano del cuerpo de la chica, la cual estaba estática.

—Entiendo que tal vez sea tu novia pero no es correcta tu actitud en este momento.

—No es mi novio, somos amigos —dijo ella.

No lo podía creer.

—Da igual, basta.

Luego de eso no la tocó más y yo terminé mi discurso. Tocó la campana que indicaba el fin del horario escolar y todos juntaron sus cosas para irse, al igual que yo. Salí por los pasillos rumbo a la salida pero choqué con alguien. Era Julieta.

—Lo siento, no te vi —susurró nerviosa.

—Está bien, no te preocupes, yo tampoco te vi venir —dije con una sonrisa.

Ella me sonrió levemente y se me quedó mirando.

—Tengo que irme, me encantó su discurso señor Hiddleston.

—Solo Tom, y gracias.

Volvió a sonreírme y agachó su cabeza para pasar por mi lado. Iba a dejarla ir pero me mató la curiosidad.

—Ese chico... ¿Te estaba acosando o algo? —pregunté volteándome.

Se dio vuelta ella también para quedar viéndome.

—No, siempre lo hace... No me molesta.

Me acerqué a ella a paso lento.

—No debes dejar que te haga eso... ¿Por qué lo dejaste?

—Como dije, no me molesta —negó.

Rodé los ojos.

—Un alumno de Cambridge no debería tener esas actitudes —negué.

Ella se rio.

—¿Y se supone que debe haber caballeros? Hoy en día no hay de esos.

"Claro que sí... Déjame mostrarte"

—¿Por qué dices eso?

—Veo la realidad... ¿Nunca te cansas de las preguntas? Estoy llegando tarde a una clase.

Marvel One-ShootsWhere stories live. Discover now