CAPÍTULO 12 (reescrito) + Fechas Ecuador y México

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—He suspendido latín.

Danielle mojó una patata frita en mi ketchup y la comió sin prestar mucha atención. Se chupó la sal de los dedos antes de contestar, mientras Jordan negaba con la cabeza. Se había sentado a nuestro lado en el almuerzo, esperando para que su hermana le prestase nuevamente algo de dinero para poder comer.

Llevaba más de quince minutos sin conseguir absolutamente nada.

—Acabas de salir del examen, es imposible que esté suspenso.

Negué con la cabeza.

—No, lo está. Entre lo que he dejado en blanco y lo que he contestado mal...

—No, te digo que es imposible porque si acabas de salir, el examen no estará corregido. Por lo tanto, ni aprobado ni suspenso. ¿Lo pillas?

Levanté la cabeza lo justo para ver cómo movía la mano, con una pequeña separación entre los dedos índice y pulgar, como si quisiera balancear mi cerebro entre ellas.

Jordan negó con la cabeza y yo suspiré. ¿Cómo iba a aprobar un examen de latín si...?

Uno, no me gustaba la asignatura.

Dos, nunca se me quedaba nada en la cabeza.

Tres, Keith era la única palabra que se paseaba por mi cerebro, y dudaba que fuese latín.

—Siempre podrías cambiarte a arte, solo tienes que

—Además, a ti te gustaba dibujar, ¿no? Y necesitamos más alumnos, apenas somos ocho personas... Y corre el rumor de que William Blake será expulsado por posesión de droga.

Jordan le dio un codazo.

—El año pasado corría el rumor de que tú estabas embarazada, no deberías alimentar los cotilleos.

Danielle pareció totalmente sorprendida, y así lo expresó, llevándose una mano al pecho y frunciendo las cejas en dirección a su hermano.

—¿Yo? ¿Embarazada? ¡Pero si soy más virgen que el aceite extra!

Suspiré y agarré una patata frita antes de que mi amiga se comiese todas. Quizás debería tomar su consejo y pasarme a arte, pero tenía miedo de cómo se lo tomasen mis padres. Según mi madre, si tengo talento, siempre puedo cultivarlo como hobby mientras ejerzo una profesión que me de para comer. Aunque un suspenso no me dejaría ir a la universidad, y entonces tal vez recapacitasen.

Iba mal en clase, pero no tanto como para suspender. Jamás había llevado una asignatura suspensa a casa, solo exámenes de vez en cuando. No quería saber qué me harían mis padres si eso sucedía.

Quizás me mandasen interna.

—¿Qué tal te encuentras del accidente?

Jordan interrumpió mi línea de pensamientos, en la que ya me encontraba en un internado oscuro y tenebroso, al otro lado de la ciudad, en el que Keith no alcanzaba a encontrarme.

—Bien... —murmuré—, perfectamente.

Le sonreí, porque era muy amable de su parte el preocuparse. Pero en mi interior me sentí muy mal, porque había sido Keith quien me había salvado y recibido la mayor parte del golpe en su lugar.

Todavía podía recordar perfectamente la forma de su cuerpo amoldándose al mío, el calor que desprendía, la forma en que sus labios rozaron mi oído, solamente unos segundos, para preguntarme si estaba bien nada más caer, su olor...

Me incorporé de golpe con el corazón latiendo a mil y el examen de latín suspenso completamente olvidado. De pronto hacía demasiado calor.

—¿Lauren? —Pregunto Dani confusa—. ¿Pasa algo?

El sexy chico invisible que duerme en mi cama  © | REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora