One-Shots Kuban, Hiroguel / Higuel Y Hijack / Frostcup

Otro día en la casa

La mañana era tranquila y relajada en la amplia construcción, primer domingo en el que no sonaba la radio latina por todo el edificio y todos estaban tranquilos.

-¡VUELVE ACÁ PRODIGIO DE CUARTA!-

.   .   .   .

Lo retiro.

-¡Tendrás que alcanzarme primero hermanito!- Exclamó la voz de cierto japonés mientras patinaba por el barandal de las escaleras siendo perseguido por un fastidiado vikingo de ojos esmeralda.

-¿Ahora qué pasó?- Preguntó un recién despierto Jackson a un confuso Miguel.

-No tengo idea- Confesó el latino sentado junto al japonés de cabello largo quien tan solo estaba en silencio saboreando sus pancakes.

Después de unos 10 minutos de persecución Hiccup pudo alcanzar a Hiro a lo que acabó lanzándose sobre él para acorralarlo quedando en una posición un tanto vergonzosa para lo que sería cómodo.

-¡Suéltala!- Gruñó fastidiado Hiccup intentando alcanzar a las hábiles manos de Hiro el cual lo lograba esquivar fácilmente con su parecido de pelo castaño sentado sobre su abdomen y aprisionando sus piernas.

-¡Toothless!- Llamó Hiro antes de lanzar al aire la pequeña caja morada la cual fue atrapada por el dragón de escamas negras.

-Apenas entré y ya están lloviendo los anillos de matrimonio- Comentó una séptima voz dejando ver a un joven moreno, castaño, de ojos ambarinos y similar a Miguel apoyado en su yo de la puerta.

-¡Marco!- Exclamó Leo con una sonrisa al encontrarse a la versión previa de Miguel.

-¡CHIMUELO TRAE ESA CAJA AHORA MISMO O CENAS ANGUILA!- Advirtió el fastidiado vikingo sobresaltando al dragón quien volteó a verle como diciendo "No lo harás" -Lagartija, tráeme esa caja, YA-

-No son anillos de matrimonio- Comentó Kubo a un lado -Ya están casados-

Hiro soltó una leve carcajada aún tirado en la alfombra aunque antes de levantarse pudo sentirse acorralado de nuevo pero por otra persona siendo el recién llegado.

-Mira nada más, y yo que desperté con hambre de chinito greñudo- Ronroneó el de ojos ambarinos acercándose peligrosamente al Hamada  como un depredador relamiéndose los labios ante su presa.

Al menos hasta que un zape en la nuca lo distrajo y Miguel lo levantó del cuello de la camisa notoriamente algo incómodo con la cercanía de su parecido con su pareja.

-¡Kyle controla a tu gata que está en celo!- Exclamó antes de que entrara un hombre joven de chaqueta de cuero y aretes en la oreja quien no hizo mas que suspirar con pesadez.

-¡¿Disculpa?! Yo soy un tigre! No una gata!- Recrimino fastidiado el de ojos ambarinos volteando a verle de reojo mientras gruñía en su lugar.